Noviembre caliente
Sarkozy se enfrenta a una serie de huelgas que ponen en jaque la credibilidad de sus reformas
A Nicolas Sarkozy le ha llegado la hora de la prueba de la calle. Las huelgas contra las reformas a las que se comprometi¨® en su campa?a electoral empiezan a acumularse. A la de estudiantes universitarios se suman desde anoche la de algunos transportes p¨²blicos, y de las empresas nacionales de electricidad y de gas. Se a?adir¨¢n el 20 de noviembre los funcionarios, que se oponen a que se reduzcan sus efectivos y prestaciones, y posteriormente jueces y empleados de magistratura e incluso las cantantes de ¨®pera y los bailarines y bailarinas.
El presidente franc¨¦s debe sopesar dos precedentes. El primero es el de Margaret Thatcher, que a principios de los ochenta se enfrent¨® a los mineros en huelga para romper el espinazo de los poderosos sindicatos brit¨¢nicos. Sarkozy ha elegido empezar la batalla por la eliminaci¨®n de los reg¨ªmenes especiales en las pensiones, pues si en general se exige 40 a?os de cotizaci¨®n para cobrar la prestaci¨®n m¨¢xima, varios de estos colectivos se quedan en 37,5 a?os o menos. Se enfrenta a algunas de las centrales m¨¢s fuertes, pero con un tono m¨¢s dialogante, aunque el di¨¢logo debi¨® comenzar mucho antes. De hecho, algo ha cedido ya ante los maquinistas y los pescadores.
El segundo referente le har¨¢ recordar que en 1995, ante la escalada y prolongaci¨®n de las huelgas, Chirac y Jupp¨¦ se vieron forzados a retirar sus reformas. Pero 12 a?os despu¨¦s, Sarkozy no s¨®lo est¨¢ cumpliendo su promesa, sino que cuenta con un apoyo mayoritario de los franceses para suprimir esos reg¨ªmenes especiales y avanzar hacia la renovaci¨®n de Francia. Pero si las huelgas tienen ¨¦xito y se alargan -esta vez la de transportes de Par¨ªs es indefinida-, el sentir ciudadano puede virar. Y hay reformas mucho m¨¢s impopulares que la de las pensiones, como la que afecta al n¨²mero de funcionarios, que Sarkozy quiere reducir en 23.000 el a?o que viene.
Sarkozy se ha implicado tan personalmente en este programa -habla de sus reformas y sus conflictos- que su primer ministro, Fran?ois Fillon, no le sirve de pararrayos. Sabe que no dispone de todo su quinquenio para demostrar su credibilidad. Tiene que haber ganado al menos esta ronda de reformas a tiempo para las municipales de marzo pr¨®ximo, que se convertir¨¢n en la primera prueba de su gesti¨®n.
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