La izquierda en desbandada / 2
Nos hemos quedado sin izquierda porque nos han malbaratado sus valores, sus temas, su proyecto. La despiadada desconstrucci¨®n de la ideolog¨ªa de progreso a manos de la revoluci¨®n conservadora en los a?os 70 que comienza oponi¨¦ndose a Mayo del 68 y se hincha en la d¨¦cada de los 80 con Reagan, Thatcher, la militancia evangelista y los think-tanks neocons sigue en marcha, imparable, ad majorem gloriam de la reacci¨®n y del capital. El s¨¢bado pasado comenc¨¦ a historiar su decurso franc¨¦s, con los dos grandes referentes que fueron Raymond Aron -antagonista permanente de su condisc¨ªpulo Sartre y de la Francia cr¨ªtica- y Fran?ois Furet -que arrebat¨® la Revoluci¨®n Francesa a las fuerzas populares y la atribuy¨® a las minor¨ªas ilustradas- autores que por cierto hicieron compatible su opci¨®n reaccionaria con una clara solidaridad con los estudiantes espa?oles antifranquistas exiliados en Francia de la que me benefici¨¦ notablemente. Pierre Rosanvallon, profesor en el Coll¨¨ge de France y director de estudios en la Escuela de Altos Estudios es un historiador de las ideas y de las formas pol¨ªticas que desde su temprano militantismo radical, con la incorporaci¨®n sindical a la CFDT, su teorizaci¨®n de la autogesti¨®n y sobre todo su acci¨®n en el Partido Socialista Unificado (PSU) hasta su participaci¨®n en la Fundaci¨®n San Simon con Fran?ois Furet, tiene uno de los m¨¢s brillantes y representativos itinerarios de los conversos adictos al poder intelectual en Francia. Hoy fundador y presidente de la Rep¨²blica de las Ideas, plataforma intelectual financiada por las grandes empresas -Air France, EDF, AGF, Altadis, Lafarge, etc¨¦tera-, editor de la Revista La Vie des Id¨¦es y de una colecci¨®n de libros en la editorial Le Seuil. Gran debelador del arqueorradicalismo, de la nostalgia revolucionaria as¨ª como promotor de una nueva cr¨ªtica social, ejercida de forma complementaria por y desde la sociedad civil, ha aportado a la nueva ideolog¨ªa de la moderaci¨®n metaideol¨®gica, hoy dominante, la impugnaci¨®n de las seducciones ut¨®picas, la reivindicaci¨®n de los limites y de la modestia de la democracia, el pragmatismo de lo posible para el que s¨®lo lo posible es ¨²til y sobre todo la imprescindible puesta al d¨ªa de las estructuras y comportamientos de hoy, la plena apuesta por la modernidad, a la que nada debe escapar.
La cruzada contra lo com¨²n encuentra en la tentativa postmoderna su expresi¨®n m¨¢s acabada
Hemos de pasar del momento revolucionario a la sociedad de la inserci¨®n, de la ruptura colectiva de lo social a su individualizaci¨®n personalizada. La crisis del Estado-providencia exige una redefinici¨®n del progreso social basada en el reformismo del individuo que establezca una absoluta continuidad entre acci¨®n individual y transformaci¨®n colectiva, que haga del ciudadano-sujeto el eje fundamental de la Cuesti¨®n Social. Sus libros La rep¨²blica del centro, Calmann-L¨¦vy 1988, con el citado Furet y Jacques Julliard; El liberalismo econ¨®mico, Seuil 1989, y en particular La nouvelle Question Sociale, Seuil 1995, son la versi¨®n m¨¢s fundada y consistente del social-liberalismo franc¨¦s y de la modernidad democr¨¢tica que hace del ciudadano como individuo la expresi¨®n visual de la pol¨ªtica. ?Puede situarse esta opci¨®n en la izquierda? No seg¨²n su formulador que se quiere y que se dice situado en el centro, al que seguramente se han acogido los socialistas beneficiarios de la di¨¢spora sarkozista. La cruzada contra lo com¨²n, lo colectivo, lo social a la par que la reivindicaci¨®n del individuo, del sujeto, del yo como actores principales y m¨¢ximos referentes posibles de la realidad encuentra en la tentativa calificada como posmoderna su expresi¨®n m¨¢s acabada, su versi¨®n m¨¢s combativa. De los nombres que suelen acompa?arla los de Vattimo y en parte Derrida y Baudrillard son los m¨¢s sonados pero su padre fundador es sin duda alguna Lyotard y su libro La Condition post moderne, Edit. De Minuit 1979, su primera biblia. Luego vinieron los divulgadores y ep¨ªgonos casi un¨¢nimemente insignificantes, entre los que Gilles Lipovetsky L'Ere du vide, Gallimard 1983, fue uno de los m¨¢s activos. Sin las reservas matizadas de Lyotard, el autor celebra la glorificaci¨®n del individualismo contempor¨¢neo, subt¨ªtulo del libro al que acabo de referirme, inscribi¨¦ndolo en su versi¨®n narcisista que para ¨¦l no es s¨ªmbolo de decadencia sino abolici¨®n de lo tr¨¢gico de la existencia, repliegue hacia la esfera privada en la que sin ideales ni objetivos trascendentes los seres humanos pueden ser simplemente felices. "Fin del homo politicus y advenimiento del homo psicol¨®gico que s¨®lo cree en su bienestar", escribe. Pongamos el futuro entre par¨¦ntesis, devaluemos definitivamente el pasado y busquemos el goce y el disfrute. La aton¨ªa social es nuestra mejor garant¨ªa de felicidad.
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