"Perd¨ª dinero cuando gan¨¦ Wimbledon"

Manuel Santana gan¨® Wimbledon andando todos los d¨ªas hasta la estaci¨®n de Earls Court, subi¨¦ndose al tren, cogiendo taxis, cargando con sus raquetas y yendo siempre solo. Fue en 1966. Este verano acudi¨® al torneo como asesor de Fernando Verdasco, n¨²mero 26, que llegaba al All England Club en un lujoso coche oficial, acompa?ado por su familia y separado del p¨²blico por las barreras que distinguen a la ¨¦lite del vulgo. El tenis ha cambiado. "Ha sido un giro de 190 grados", especifica Santana.

"Ahora", dice, "si los tenistas no quieren pagar nada, no lo pagan: tienen su transporte organizado, se les da un dinero para comer... en mi ¨¦poca, el jugador se ocupaba de todo", contin¨²a. "Eso me ayud¨® a valerme por m¨ª mismo. Vi que ten¨ªa que aprender ingl¨¦s y franc¨¦s. En Wimbledon ten¨ªa un metro que era la pera y piernas para andar. Hoy eso es impensable. Los deportistas son estrellas. Nosotros nos qued¨¢bamos en hoteles modestos".

Hoy, la organizaci¨®n de cada torneo de categor¨ªa masters ofrece a los tenistas un Mercedes con ch¨®fer y habitaci¨®n gratis en un hotel de cinco estrellas. Verdasco, sin embargo, viaja con calculadora. "Si le pones habitaci¨®n aparte a tu entrenador, son 150 euros la noche en el peor de los hoteles. Puede llegar a 400 euros", explica. "En San Petersburgo me dej¨¦ 2.000 euros en una semana s¨®lo en hoteles... y eso que la m¨ªa la pagaba el torneo. ?Se gana dinero? S¨ª, pero no una barbaridad. Entre que te quitan impuestos, pagar tu avi¨®n, el de tu entrenador y los que te acompa?an...".

"Yo viajaba solo", responde Santana. "Econ¨®micamente era imposible. Perd¨ª dinero cuando gan¨¦ Wimbledon: me dieron un vale de 25 libras para material deportivo. No pagaban nada", sigue. "Estabas dos meses fuera de casa, y si volv¨ªas con 4.000 o 5.000 d¨®lares era un past¨®n".

Verdasco no se explica sin Santana. El madrile?o gan¨® Roland Garros sin que "ni un periodista espa?ol" presenciara su triunfo. "No sab¨ªan ni si la pelota era redonda o cuadrada". Luego, la revoluci¨®n en blanco y negro. "Hab¨ªa s¨®lo una televisi¨®n, se interes¨® por el tenis... y se ten¨ªan que tragar los partidos porque no hab¨ªa otra cosa". El tenis produjo el primer campe¨®n espa?ol de impacto mundial. Al rebufo de su ¨¦xito hubo hasta quien se construy¨® pista en casa. Verdasco, por ejemplo. "Ya con dos a?os", dice, "ten¨ªa dos pistas r¨¢pidas. Ah¨ª se entrenaba gente como Vivi Ruano. Jugar siempre que quer¨ªa me ayud¨®".

Santana hac¨ªa pretemporadas de cuatro meses. "Hoy tienen su preparador f¨ªsico, su m¨¦dico, y dedican bastantes horas al entrenamiento", dice. "Yo lo ten¨ªa que hacer todo solo. Jugaba al tenis, hac¨ªa footing dos horas y estiramientos. Nunca hice pesas". "Yo hago un poco", reconoce Verdasco; "pero sin meterte tres horas de gimnasio todos los d¨ªas. Hago m¨¢quinas de cu¨¢driceps, pectoral, hombro y b¨ªceps, con mancuernas, placas de plomo...no buscas ser un animal. Si te pasas, est¨¢s lento".

Antes, recuerda Santana, el tenis era otra cosa. "Hab¨ªa una especie de caballerosidad entre jugadores. El p¨²blico nunca aplaud¨ªa un fallo. Era un deporte silencioso". No hab¨ªa, sobre todo, sacadores como bombarderos. "Las raquetas, las pistas y las bolas han evolucionado much¨ªsimo", dice Verdasco. "?Pero es que Manolo jugaba con una raqueta imposible! Ahora todo el mundo saca a 200 kil¨®metros hora. Mi r¨¦cord est¨¢ en 227".

Hace cuatro a?os, Santana jug¨® un partido de veteranos. Fue un dobles con cuatro mitos: John Smith y ¨¦l contra Tony Roche y John Newcombe. No empu?aban raquetas de madera, sino de grafito y fibra de carbono. "Saqu¨¦ a 165 sin esfuerzo. Me pareci¨® imposible. ?Imag¨ªnate lo que sacan estos se?ores!".