Una sentencia baja la pena a un agresor "humillado en televisi¨®n"
La mujer sali¨® con su 'cibernovio' en 'El diario de Patricia' y fue apu?alada por su marido - La condena fue de nueve a?os con la atenuante de "arrebato"
Otra sorpresa de El diario de Patricia acab¨® en apu?alamiento. Pero en este caso, el agresor no acudi¨® al programa sino que vio como otro hombre cortejaba a su mujer en televisi¨®n, de la que se estaba separando legalmente. Ese d¨ªa se hablaba de ciberrelaciones; se presentaba a parejas que se hab¨ªan enamorado por Internet y que no se hab¨ªan visto a¨²n. A Mar¨ªa C. M. la llamaron por tel¨¦fono para invitarla pero no le dijeron de qu¨¦ se trataba. Ella dijo que s¨ª. Imaginaba que alguna amiga le hab¨ªa preparado algo. Mar¨ªa se estaba separando legalmente de su marido, Mariano Navas, pero viv¨ªan todav¨ªa en la misma casa con sus dos hijas, as¨ª que ella le avis¨® de que se iba a Madrid a la grabaci¨®n del programa.
La mujer no sab¨ªa que la 'sorpresa' de la tele era conocer a su 'cibernovio'
El agresor, que se estaba separando de la v¨ªctima, vio el programa
Un voto particular del fallo sostiene que la atenuante no debi¨® aplicarse
Ya en el estudio, Mar¨ªa vio que la sorpresa era que un hombre la quer¨ªa conocer. Era Jos¨¦, un recolector de Ja¨¦n con quien chateaba a menudo. ?l la defini¨® como su cibernovia. El programa se emit¨ªa d¨ªas despu¨¦s, un lunes, en diferido, as¨ª que de vuelta a casa Mar¨ªa avis¨® a Mariano de que era mejor que no lo viera. Le explic¨® que la sorpresa se la hab¨ªa dado un amigo, no una amiga, y que no le iba a gustar. Mariano se fue, enfadado, y una vez en la calle decidi¨® ir a casa de su hermano para ver el programa. No volvi¨® al domicilio familiar, en Bilbao, salvo para recoger su ropa dos d¨ªas despu¨¦s.
El s¨¢bado por la tarde, Mariano acudi¨® al funeral de su abuela. Despu¨¦s pas¨® por la casa de Mar¨ªa, supuestamente para recoger unas herramientas, y la encontr¨® hablando por tel¨¦fono con Jos¨¦ sobre el d¨ªa de San Valent¨ªn. Se qued¨® escuchando la conversaci¨®n. Cuando termin¨®, agarr¨® a Mar¨ªa por el cuello y la apu?al¨® varias veces con una navaja de nueve cent¨ªmetros, en el p¨®mulo, en el cuello y en el abdomen, mientras le pegaba pu?etazos en la espalda. Ella consigui¨® huir a la cocina, gritando, y ¨¦l se march¨® corriendo de la casa. Una hija del matrimonio ayud¨® a Mar¨ªa, que ingres¨® en el hospital grave. Consigui¨® recuperarse, pero tard¨® m¨¢s de un a?o en superar el estr¨¦s postraum¨¢tico que le qued¨® tras la agresi¨®n. Mariano fue condenado por intento de asesinato a 9 a?os de prisi¨®n y 19 de alejamiento de la v¨ªctima. Pero la pena se rebaj¨® por la atenuante de "arrebato y obcecaci¨®n", circunstancia que el tribunal relaciona con El diario de Patricia. Los jueces se?alan que Mariano, seg¨²n los forenses, era una persona muy "adherida a las normas y convenciones sociales", y explican as¨ª la influencia de la emisi¨®n: "Las probabilidades de que el programa, difundido en ¨¢mbito estatal en horario de elevada audiencia, un lunes por la tarde, fuera visto por la inmensa mayor¨ªa de la gente, incluidos amigos y familiares que conoc¨ªan a ambos, resulta incuestionable. Aunque no se considera que fuera ¨¦sta la causa que menoscab¨® la capacidad de control del acusado el d¨ªa de los hechos, s¨ª que configur¨® el contexto en el que se desenvolvi¨® desde entonces".
Y, en este contexto de humillaci¨®n, seg¨²n el tribunal, al ver c¨®mo la mujer hablaba por tel¨¦fono, "sinti¨® rabia, impotencia, celos y su peligrosidad fue reactiva a todo ello, provoc¨¢ndole un menoscabo en el control de su conducta". Conclusi¨®n: se le aplic¨® la atenuante de arrebato y obcecaci¨®n. La sentencia ya es firme.
Pero la decisi¨®n de la Audiencia Provincial no fue un¨¢nime: se tom¨® por dos votos frente a uno. Una de las tres magistradas firmantes sostuvo en un voto particular que la atenuante no debi¨® aplicarse y que Mariano acudi¨® a la casa con el prop¨®sito de agredir a Mar¨ªa. No cree que su intenci¨®n fuera recoger ropa y herramientas, como asegur¨® en el juicio, ya que no quedaba ropa en el domicilio ni el hombre llevaba coche ni contenedor para meter sus voluminosas herramientas. "Las declaraciones del acusado aparecen confusas en orden al motivo por el que, finalizado el funeral de su abuela, se acerca al domicilio, provisto, adem¨¢s, de un cuchillo", se?ala la juez. Un cuchillo que, "ni su esposa conoc¨ªa", "ni se ajusta a la l¨®gica el acudir a la iglesia (a un funeral) con un instrumento de esas caracter¨ªsticas". Y subraya que durante el juicio, el acusado hab¨ªa reconocido que "quer¨ªa dar un susto a Mar¨ªa".
"Cada caso es un mundo", contin¨²a la magistrada. "Pero en este concreto supuesto no puedo aceptar que, cinco d¨ªas despu¨¦s de haber visto el programa y habi¨¦ndose sentido ofendido y humillado, vuelva al domicilio en el que, aun cuando conserve las llaves, su esposa hace ya vida independiente, aut¨®noma y no sujeta a su control". Tampoco entiende por qu¨¦, si tanto sufr¨ªa, al entrar en la casa y percatarse de la conversaci¨®n, "en lugar de irse, que es la reacci¨®n normal e instintiva en quien tanto sufre, permanece un tiempo suficientemente largo para escuchar y continuar tomando conocimiento en profundidad de lo que le humilla y provoca".
La v¨ªctima, Mar¨ªa C. M., dijo ayer que prefer¨ªa no hablar sobre lo ocurrido porque todav¨ªa no lo ha superado.
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