Crear en la penumbra
Colombia es el pa¨ªs de los grandes nombres deslumbrantes que ciegan el resto de la escena art¨ªstica y cultural hasta el punto de impedir la visibilidad de otros actores y protagonistas. Cualquier lector corriente, viva donde viva, sabe qui¨¦n es Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, y cualquier aficionado al arte, qui¨¦n es Fernando Botero. ?Pero sabe algo m¨¢s? ?Sabe qui¨¦nes son los otros novelistas, poetas y ensayistas que con sus obras han dado su consistencia m¨²ltiple a la literatura colombiana?
En el arte la situaci¨®n no es muy distinta, a pesar de que la n¨®mina hist¨®rica de la pintura colombiana incluya nombres tan notables como los de D¨¦bora Arango, Alejandro Obreg¨®n, Enrique Grau, Luis Caballero, Santiago C¨¢rdenas, Pedro Alc¨¢ntara, Beatriz Gonz¨¢lez, Clemencia Lucena o Jos¨¦ Antonio Roda, el transterrado valenciano a quien aqu¨ª todav¨ªa debemos el homenaje que merecen su vida y su obra. En la escultura los afectados por la ceguera o el olvido son escultores de la talla de R¨®mulo Rozo, Josefina Albarrac¨ªn, Edgar Negret -tan ligado en su juventud a Jorge Oteiza-, Eduardo Ram¨ªrez Villamizar o Hernando Tejada.
En el arte actual, el s¨ªndrome tiende, desgraciadamente, a repetirse. Cierto, el nombre y la obra de Doris Salcedo ya son moneda corriente entre quienes siguen con atenci¨®n la escena art¨ªstica internacional. Y hoy m¨¢s que nunca debido a la extraordinaria cobertura medi¨¢tica de Shibboleth, que es el nombre de la grieta con la que ella ha roto de un extremo a otro el suelo de la Sala de Turbinas de la Tate Modern de Londres, en un esfuerzo por llamar la atenci¨®n sobre la fosa cada vez m¨¢s infranqueable que separa el Primer Mundo del Tercero.
Pero de nuevo la sola menci¨®n de su nombre no es suficiente, porque junto al suyo est¨¢n los nombres de quienes han hecho y hacen tanto como ella para darle la intensidad y los vibrantes acentos que hoy caracterizan al arte colombiano contempor¨¢neo.
Me refiero, en primer lugar, a los artistas de la tradici¨®n conceptual, encabezados por hist¨®ricos como ?lvaro Barrios, Antonio Caro o Bernardo Salcedo, cuyo legado mantienen vivo renov¨¢ndolo continuamente artistas como M¨®nika Bravo, Mar¨ªa Teresa Cardozo, Clemencia Echeverri, Mar¨ªa Elvira Escall¨®n, Gloria Posada, Nadin Ospina, Alberto Baraya, Juan Manuel Echavarr¨ªa, Juan Fernando Herr¨¢n, El¨ªas Heim, Luis Ospina o Jos¨¦ Alejandro Restrepo.
La performance tiene tambi¨¦n una historia iniciada con fuerza por Jonier Mar¨ªn y, sobre todo, por Rosemberg Sandoval, quien, contando con las crueles lecciones impartidas por el accionismo vien¨¦s de los a?os cincuenta, elabor¨® la singular estrategia de impugnaci¨®n y provocaci¨®n que gu¨ªa su obra, y que tanto ha influido en la mexicana Teresa Margolles o en la guatemalteca Regina Jos¨¦ Galindo.
Las performances e instalaciones de Mar¨ªa Teresa Hincapi¨¦ basculan, en cambio, entre las preguntas por su propia condici¨®n femenina y la abierta incitaci¨®n a experiencias m¨ªsticas de orientaci¨®n pante¨ªsta. En este contexto, ?scar Mu?oz, quien gan¨® su reconocimiento inicial como dibujante fotorrealista superdotado, se ha convertido en el artista por excelencia de la deconstrucci¨®n de los dispositivos fotogr¨¢ficos.
Oswaldo Macia elude igualmente las argucias de la seducci¨®n visual con piezas e intervenciones estremecedoras, dirigidas al o¨ªdo y al olfato. El blanco de las cr¨ªticas del trabajo de Fran?ois Bucher son la potencia de los actuales sistemas de exclusi¨®n y de control y la ret¨®rica y los estereotipos visuales que dominan el cine y los media.
Y tampoco en Colombia la pintura ha muerto, gracias a los notorios esfuerzos de Miguel ?ngel Rojas, V¨ªctor Laignelet, Jos¨¦ Horacio Mart¨ªnez, Carlos Salazar, Natalia Granada, Luz ?ngela Lizarazo, Delsy Morelos e inclusive Carlos Jacanamijoy. -
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.