Unos estudiantes sublevan Salamanca

Chema (26 a?os) y Joaqu¨ªn (23) terminan de darle forma a un documento en el ordenador port¨¢til. Llegada la hora de comer, bajan a un bar a tomar unos pinchos. Al rato, I?aki (31 a?os) les pasa m¨¢s documentaci¨®n en una cafeter¨ªa. El tel¨¦fono de Chema suena cada pocos minutos, pero no puede hacer llamadas porque se ha quedado sin saldo. Algunos j¨®venes les saludan por la calle y les felicitan. Visten vaqueros y deportivas.

Quedan apenas dos horas para que Chema sea recibido por el alcalde de Salamanca, Juli¨¢n Lanzarote (PP), y los hombres fuertes del consistorio. Nadie lo dir¨ªa: ultiman los detalles de la cita en un bar. No va a ser una reuni¨®n amable, ni Lanzarote est¨¢ de buen humor. Le ha salido un grano inesperado en una ciudad que gobierna desde hace 12 a?os con c¨®modas mayor¨ªas absolutas. J¨®venes como Chema, Joaqu¨ªn, I?aki o el propio Jos¨¦ Luis (18 a?os, que no puede ir a esas citas porque tiene clase) son los principales responsables de haber sacado a m¨¢s de 20.000 salmantinos a la calle el pasado domingo en la mayor protesta de la ciudad contra un alcalde.

La papeleta es muy inc¨®moda para Lanzarote. El domingo, casi a la misma hora que Rajoy promet¨ªa rebaja de impuestos, Salamanca era un grito de protesta por la abusiva subida de tasas decretada por el consistorio y bautizada como Las siete plagas de Lanzarote. El alcalde dejaba en entredicho al l¨ªder nacional con sus actos, tras una subida del 80% en las tasas de basuras, incrementos del 84,25% en el bonob¨²s, del 14% en el agua y de 45 euros en el IBI, entre otras subidas.

Un movimiento vecinal con capacidad de convocatoria a estas alturas de siglo, cuando este tipo de asociaciones est¨¢n a punto de formar parte de la arqueolog¨ªa en la mayor¨ªa de los municipios, era lo ¨²ltimo que esperaba Lanzarote. El ¨¦xito tiene una receta novedosa: j¨®venes universitarios ejerciendo de l¨ªderes vecinales. Nueva cocina llevada a la pol¨ªtica. Lo han hecho sin medios, mezclando viejas t¨¦cnicas (el coche, el meg¨¢fono, el panfleto de mano en mano) con las nuevas tecnolog¨ªas (Internet, el m¨®vil y el correo electr¨®nico). Todo ello fuera del paraguas de los partidos.

Chema Collados es el l¨ªder. Naci¨® en Par¨ªs, hijo de emigrantes, hace casi 26 a?os. Arque¨®logo e historiador, se involucr¨® en el movimiento vecinal hace dos a?os y lleg¨® a la presidencia de la Federaci¨®n de Vecinos de Salamanca, que re¨²ne a cerca de 50 asociaciones. Lleg¨® al cargo sin estrategia pol¨ªtica pero due?o de un contagioso entusiasmo, que le permiti¨® involucrar a gente joven comprometida pero alejada de los tent¨¢culos de partidos y sindicatos. Se fue rodeando de amigos y sumando al movimiento a gente como Joaqu¨ªn, su mano derecha, quien acaba de terminar Gesti¨®n y Administraci¨®n de Empresas y Jos¨¦ Luis, el m¨¢s joven (18 a?os), que estudia Derecho y Administraci¨®n de Empresas y acaba de fundar la Asociaci¨®n de J¨®venes Vecinos. O gente como ?lvaro, Mara, Miguel ?ngel, Mario, Marcos, Alberto, Villacampa y Clara, algunos de ellos con expedientes acad¨¦micos premiados a nivel nacional. Y, naturalmente, Jos¨¦ Ignacio, "el trabajador del grupo", t¨¦cnico de mantenimiento. Chema dirige una federaci¨®n con 1.200 euros de presupuesto, que apenas cubre el gasto de luz, agua y tel¨¦fono de la sede social, un desvencijado local cedido por Caja Duero.

El resto lo ha puesto su entusiasmo y una forma de conectar con el vecindario al darse cuenta de que en el Ayuntamiento perdonaba las deudas a los constructores (hasta 20 millones de euros) a cambio de subir los impuestos. Carecen de asesores, no tienen abogados, su estrategia es improvisada. La novia de Chema, estudiante de Periodismo, ejerc¨ªa de jefa de prensa. Cuando se rompi¨® la relaci¨®n, ces¨® en sus funciones y el puesto ha quedado vacante. "No tengo ninguna estrategia sobre c¨®mo debo hablar con los medios de comunicaci¨®n", reconoce.

Sin embargo, puede que el tiempo juegue a favor de Lanzarote, salvo que Chema consiga involucrar a m¨¢s gente. Lo intentar¨¢, pero una buena parte del grupo, de los j¨®venes l¨ªderes, dejar¨¢ Salamanca, donde las oportunidades de trabajo para brillantes universitarios son escasas. Entre tanto, ah¨ª queda este ejemplo de estallido inesperado de protesta vecinal, realizada sin violencia, con las manos limpias, con gran capacidad de convocatoria y fuera del alcance de los partidos. La universidad y el barrio cogidos de la mano. Toda una novedad.