"Ahora mismo estoy con el ego por las nubes"

Este almuerzo rompe sus h¨¢bitos. A mediod¨ªa, Jos¨¦ L¨®pez Barneo (Torredonjimeno, Ja¨¦n, 1952) come frutas o tapas r¨¢pidas en el hospital sevillano Virgen del Roc¨ªo, donde se ubica su centro de investigaci¨®n. No hay razones diet¨¦ticas ni est¨¦ticas detr¨¢s de esto. Es para ser m¨¢s listo. Si uno vive de los hallazgos de su cerebro, conviene mantenerlo alerta el m¨¢ximo de horas. El hambre activa. A juzgar por su historial de hallazgos y premios, ha debido saciarse pocos d¨ªas.

El cient¨ªfico andaluz, optimista tras sus hallazgos sobre el parkinson

Recomienda las verduras a la plancha. Le gusta este restaurante, cuyas paredes son un ¨¢lbum del ¨¦xito. Ning¨²n cient¨ªfico. Tal vez L¨®pez Barneo innove tambi¨¦n en esto y un d¨ªa su retrato cuelgue entre los de Borges y Nacho Duato. Se le ve contento, casi euf¨®rico. Cell, la revista que publica el revolucionario trabajo de Shinya Yamanaka que desentra?a la vuelta atr¨¢s de las c¨¦lulas, divulg¨® recientemente su ¨²ltimo trabajo: el hallazgo de c¨¦lulas madre en el sistema nervioso perif¨¦rico adulto que, extra¨ªdas del cuerpo carot¨ªdeo de ratones, han sido cultivadas y convertidas en neuronas. Si ocurre en humanos, L¨®pez Barneo habr¨¢ descubierto un mecanismo para atajar el parkinson: "Tendr¨ªamos una terapia para frenar la enfermedad; no ser¨¢ curativa pero dar¨ªa una calidad de vida muy superior a los enfermos".

Si todo marcha, en dos a?os comenzar¨¢ el ensayo cl¨ªnico. Shinya Yamanaka y James Thompson no alteran su camino. "Son investigaciones distintas, lo revolucionario del nuevo proceso es que termina la disputa sobre clonaci¨®n terap¨¦utica, los clonadores se pasar¨¢n a reprogramadores". Aclara: "Nuestro procedimiento est¨¢ m¨¢s cerca de obtener productos trasplantables a los pacientes".

Por eso est¨¢ euf¨®rico: "Los cient¨ªficos somos muy ciclot¨ªmicos, en mi ¨¢nimo influye much¨ªsimo el laboratorio. Ahora mismo estoy con el ego por las nubes". Nada es comparable a un descubrimiento. "Tener esa gloria no hay quien te la quite, son momentos de cuello extendido en los que te sientes dios". Luego est¨¢ "el cuello agachado": la rutina, las tapas apresuradas, la falta de una idea original, la publicaci¨®n en una revista seria, los elogios de colegas. "La ciencia es muy competitiva, nos est¨¢n evaluando permanentemente, dici¨¦ndonos que somos tontos y no lo hacemos bien. Somos dioses fugaces, enseguida caemos como ?caro". R¨ªe ante las alabadas verduras.

A L¨®pez Barneo le encanta conversar. De ciencia, pol¨ªtica y religi¨®n. Lo primero, por razones obvias. Lo segundo porque pertenece a una generaci¨®n que creci¨® con la pol¨ªtica vetada. Lo tercero, pese a confesarse ateo desde los 14 a?os, por fascinaci¨®n: "Es un fen¨®meno muy interesante, la fe es un estado f¨ªsico-qu¨ªmico del cerebro, no existe nada que no tenga ra¨ªces neurofisiol¨®gicas".

?Tambi¨¦n la clarividencia? Hace meses, visit¨® su colegio. Le entregaron una ficha, donde con nueve a?os escribi¨® que de mayor ser¨ªa m¨¦dico. Y esa ruta sigui¨® el hijo peque?o de un ch¨®fer y un ama de casa de Ja¨¦n, becado por lumbrera, que lleg¨® a ense?ar en las universidades de Nueva York y Standford, a publicar en Science y Nature y a tutearse con premios Nobel. En el caf¨¦ confiesa: "Mi padre no pod¨ªa hablar conmigo, se emocionaba y lloraba".