Salamanca manos arriba

"?Manos arriba!, ?Esto es un atraco!", grita la Plaza Mayor de Salamanca, a reventar, en la segunda manifestaci¨®n en 15 d¨ªas en protesta por la subida de impuestos municipales anunciada por el alcalde, Juli¨¢n Lanzarote, del PP. Entre la multitud se desga?ita un hombre, colorado de la ira, que dice llamarse Amable: "Estoy muy enfadado, enfadad¨ªsimo con este alcalde que gobierna para los constructores y para los ricos y que nos sube los impuestos porque pierde todos los pleitos urban¨ªsticos. Ten¨ªan que llamarlo Partido Pierdepleitos en lugar de Partido Popular. Y lo peor no es la subida, a m¨ª lo que m¨¢s me cabrea es su chuler¨ªa, esas formas dictatoriales, ese desprecio por la gente humilde. A m¨ª no me afecta mucho, pero la subida del bonob¨²s hace polvo a muchos amigos, gente mayor".

Como Palmira, de 76 a?os. "Con una pensi¨®n de 500 euros, si me suben la contribuci¨®n 45 euros y la basura 17, me quedo sin nada para m¨ª. Esto es una barbaridad", explica, justo antes de gritar "?Lanzarote, que te pague el que te vote!".

Son ellos, los m¨¢s mayores, los que han conseguido llenar por segunda vez la plaza mayor de Salamanca con cerca de 25.000 personas. Pero son los m¨¢s j¨®venes, un grupo de estudiantes universitarios que lideran las asociaciones de vecinos en la ¨¦poca en la que todo el mundo intenta escaquearse de ser presidente de su comunidad, los que han convocado esta protesta y la anterior.

En el consistorio achacan la fuerte subida de impuestos al presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. "Nos ha cerrado el grifo porque este Ayuntamiento no es santo de su devoci¨®n", declar¨® el portavoz municipal, Fernando Rodr¨ªguez.

En el recorrido de la manifestaci¨®n alternan las grandes pancartas estampadas con los emblemas de los partidos de la oposici¨®n y peque?os carteles, con las rimas meditadas y preparadas en casa, como el de ?ngel, de 85 a?os, que agita orgulloso un folio en el que ha escrito: "Lanzarote, capullo, el Ayuntamiento no es tuyo". Jos¨¦ Luis, de 73 a?os, lleva su cartel enganchado a la boina y las manos en los bolsillos porque hace fr¨ªo. "Yo no tengo coche oficial", es su escueto eslogan. "Espero que no haya que salir corriendo como en la ¨²ltima manifestaci¨®n a la que fui, con Franco, por los sueldos de la construcci¨®n", bromea.

Entre sus abuelos y los vecinos de sus abuelos, avanza un beb¨¦ en cochecito con un cartel dram¨¢tico: "Sin dodotis, ni turr¨®n por culpa del subid¨®n".

Va marcando el paso hacia la plaza Mayor Mara, de 22 a?os, flamante poseedora de uno de los meg¨¢fonos. Lo levanta orgullosa por encima de la cabeza como si fuera un ?scar de la academia y no da abasto porque maneja adem¨¢s, otros instrumentos propios de este tipo de ceremonias, como un silbato. "Me encanta el meg¨¢fono. La gente se pelea por ¨¦l. Al d¨ªa siguiente no puedo hablar, pero me da igual", explica en una breve pausa. "?Que bote, que bote, Lanzarote el que no bote!", prosigue. Y la multitud, hombres y mujeres que pasan de los 70, bota.

A la una de la tarde, los vecinos de los distintos barrios han entrado ya por cada arco de la Plaza Mayor en la que no cabe un alfiler. Tras guardar un minuto de silencio por el guardia civil muerto el s¨¢bado en un atentado etarra, Chema Collados, arque¨®logo de 26 a?os y presidente de la Federaci¨®n de Vecinos de Salamanca (Fevesa) procede a leer su manifiesto. Pero no le dejan: "Cheeeeema, Cheeeeeema", le aclaman en la plaza como a los futbolistas en el campo. Y eso que no le ven, porque Collados est¨¢ enterrado entre las pancartas y la multitud, ya que el alcalde no permiti¨® que usara el balc¨®n del Ayuntamiento.

El manifiesto se llena enseguida de palabras gruesas, "libertad", "bienestar social" mientras los veteranos manifestantes gritan: "El pueblo, unido, jam¨¢s ser¨¢ vencido" como recordando otra ¨¦poca, la suya. La sublevaci¨®n que surgi¨® en el ¨®rgano m¨¢s sensible, el bolsillo, termin¨® atacando a la memoria.