Basura letal
Los sensibles, concienciados y humanistas legisladores le est¨¢n tirando de las orejas a los planificadores y gerentes que administran el rentable basurero de la tele. Y todo porque estos profesionales tan inocuos, con la generosa misi¨®n de entretener al personal, de alimentar la sagrada demanda de morbo, tuvieron la mala suerte de que en su af¨¢n de recomponer los corazones heridos y facilitar intensos reencuentros entre los amantes tristes llevaron sorpresivamente al antiguo noviete de su invitada rusa, Ricardo, pero ¨¦sta, en vez de conmoverse y aceptar que volvieran los d¨ªas de vino y rosas junto a su obsesionado pretendiente, le pidi¨® que se abriera de su torturada existencia. Y al rechazado no se le ocurri¨® otra racional soluci¨®n que enviar al otro barrio a la desde?osa dama.
Ocurri¨® cuatro d¨ªas m¨¢s tarde. L¨¢stima, debi¨® de pensar alg¨²n buitre pragm¨¢tico. Si esas letales pu?aladas se hubieran producido en vivo y en directo durante el reencuentro hubieran estallado por sobredosis los aud¨ªmetros y la publicidad habr¨ªa tenido un orgasmo. Pero a partir de ahora, los chacales prometen ser buenos y prudentes, prevenir la violencia en sus fecales programas. Qu¨¦ disgusto se han llevado con el asesinato de Svetlana. Pobrecitos.
Colecciono frases est¨²pidas que escucho en la tele, pero todav¨ªa soy capaz de sentir verg¨¹enza cuando escucho a Manuel Chaves, a prop¨®sito de la ¨²ltima barbaridad de los gudaris nazis: "Nadie nunca conseguir¨¢ nada con la violencia". Aparte del riesgo sem¨¢ntico que implica encadenar maximalismos tan enf¨¢ticos como nadie, nunca y nada, hasta Francisco de As¨ªs, Gandhi y los ni?os saben desgraciadamente que se consiguen cosas con la violencia, casi siempre hermanadas con el poder y el dinero. La historia lleva confirm¨¢ndolo salvajemente desde sus inicios. Deber¨ªan de multar a los dirigentes pol¨ªticos que suelten falacias bobas para salir del paso.
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