El infierno del libro prohibido
La Biblioteca Nacional de Francia desempolva en una exposici¨®n 300 joyas bibliogr¨¢ficas de alto voltaje er¨®tico, algunas de ellas nunca mostradas
Las carteras tienen un departamento o bolsillo rec¨®ndito al que denominamos "infierno". Las bibliotecas francesas tienen un departamento, estante o habitaci¨®n que tambi¨¦n recibe el nombre de "infierno". All¨ª guardan los libros o estampas er¨®ticas. O pornogr¨¢ficas. Sencillamente, secretas. Y quien tiene un secreto, tiene alma. Y quien tiene alma, puede pecar. As¨ª que la exposici¨®n que la Biblioteca Nacional de Francia acoge desde hoy es, en cierto modo, una exposici¨®n de pecado.
Unas pantallas permiten ver adaptaciones de cl¨¢sicos del erotismo
Hay panfletos dedicados al "furor uterino" de Mar¨ªa Antonieta
Desde 1844, la BNF tiene en su seno un infierno (enfer). En ¨¦l se acumulan todos los libros -ilustrados o no- que pudieran hacernos "pecar", "condenarnos". Antes de esa fecha, la biblioteca no era p¨²blica o a¨²n no estaba ordenada y accesible. Cuando era privada, ya conten¨ªa libros "licenciosos", pero sus propietarios se limitaban a no dejarlos al alcance de los ni?os. Con la democracia -primero censitaria, luego masculina, por fin universal- se institucionaliza el control de la sexualidad.
En el enfer de la Biblioteca Nacional de Francia hay en la actualidad algo m¨¢s de 1.700 publicaciones, muchos de los cuales jam¨¢s se han topado con el ojo del p¨²blico. De un manuscrito del Roman de la rose, de Guillaume de Lorris y de Jean de Meung, del siglo XIV, a Au jour dit, de Pierre Bougeade, publicado el a?o 2000. En el primero vemos a una monjita recoger frutos del ¨¢rbol de los penes -"es in¨²til resistirse a los deseos de la naturaleza. El h¨¢bito mon¨¢stico no os ofrecer¨¢ protecci¨®n alguna. ?Coged pues los placeres de la vida!"-, en el segundo el dibujo aleg¨®rico ha sido sustituido por fotograf¨ªas algo m¨¢s crudas.
En la BNF, todos esos fondos -una selecci¨®n de 300 de ellos- se ofrecen al p¨²blico -mayor de 16 a?os- hasta el 2 de marzo de 2008. La exposici¨®n recrea de manera sutil la idea de una biblioteca en llamas o de un infierno literario. Los personajes m¨ªticos, las ediciones clandestinas y, por fin, los autores que se quietan el antifaz se suceden en un recorrido que tambi¨¦n se interesa por ciertos fen¨®menos de moda: la pasi¨®n por la antig¨¹edad cl¨¢sica, la confusi¨®n de g¨¦neros o el entusiasmo por la flagelaci¨®n o la zurra.
Unas pantallas nos permiten ver adaptaciones cinematogr¨¢ficas de grandes cl¨¢sicos del erotismo, ya sea La religieuse, de Diderot, o Histoire d'O, de Pauline R¨¦age. Unos discretos altavoces nos permiten escuchar fragmentos de obras de referencia.
Si durante a?os el enfer se alimentaba de las requisas o incautaciones hechas por la polic¨ªa en casa de particulares o editores poco respetuosos de la ley y se consideraba un lugar infamante, hoy s¨®lo van a parar a ese lugar las ediciones de bibli¨®filo de gran calidad y fuerte contenido er¨®tico. Si se trata de ediciones vulgares, se re¨²nen con las dem¨¢s en los anaqueles en alegre promiscuidad.
De entre el material presentado en la exposici¨®n L'enfer de la biblioth¨¨que hay obras que destacan por diversas circunstancias. Th¨¦r¨¨se philosophe es una novela libertina del XVIII en la que la protagonista -una joven de 25 a?os- s¨®lo cede a su amante despu¨¦s de haberlo aprendido casi todo del amor gracias a los libros y grabados.
Tras Th¨¦r¨¨se, el marqu¨¦s. Las aventuras y desventuras de Donatien-Alphonse-Fran?ois, marqu¨¦s de Sade, y de sus hero¨ªnas Justine o Juliette, suponen un salto cualitativo en la manera de contemplar el placer. "Mi manera de pensar, me dec¨ªs, no puede ser aprobada", le escribe el marqu¨¦s a su esposa. "?Qu¨¦ m¨¢s me da? Locura ser¨ªa adoptar una manera de pensar s¨®lo para satisfacer a los dem¨¢s". Ese es el esc¨¢ndalo sadiano: que el deseo, personal e intransferible, ¨²nico, sea el principal motor de la actividad humana. Lo particular se impone a lo universal. Y los libros de Sade van al "infierno", sea cual sea el poder gobernante. "Y eso que nunca hizo da?o a nadie. Toda su maldad era imaginaria o de papel", explica Marie-Fran?oise Quignard, comisaria de la exposici¨®n.
La Revoluci¨®n, al suprimir -moment¨¢neamente- la censura, instaura el cielo de los editores en la tierra. Y ¨¦stos lo aprovechan para publicar Sade, s¨ª, pero tambi¨¦n centenares de panfletos pornogr¨¢ficos, algunos de ellos dignos de atenci¨®n -Le Godmich¨¦ royal por ejemplo, en el que los dos sexos dialogan con alejandrinos sacados de Le Cid de Corneille-, o sorprendentes, como la fals¨ªsima Liste de tous les pr¨¨tres trouv¨¦s en flagrant d¨¦lit chez les filles publiques de Paris. Hay panfletos dedicados al "furor uterino" de Mar¨ªa Antonieta, relaciones de "tarifas de las chicas del Palais-Royal" o un relato del "esp¨ªa de las alcobas".
El poeta George Hugnet escribi¨® un texto en honor de Onan que Salvador Dal¨ª ilustr¨® a base de un "espasmo-grafismo obtenido con la mano izquierda mientras con la mano derecha me masturbaba hasta la sangre". En el centro del dibujo, una mancha que prueba que Dal¨ª nunca miente.
La edici¨®n de Histoire d'O se sit¨²a al l¨ªmite de la nueva consideraci¨®n oficial para con el erotismo o la pornograf¨ªa. En 1955 gana un premio literario y los elogios de Pierre de Mandiargues o Bataille pero tambi¨¦n la prohibici¨®n de ser vendido a menores o expuesto en escaparates. Durante los a?os setenta se convierte en un best seller mundial bajo el seud¨®nimo de Pauline R¨¦age. Y no es hasta 1994 que Dominique Aury se identifica como autora del texto.
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