Recuerda

Cosas que conviene no olvidar:

Cuando nos encontremos por la calle con los subsaharianos, o, dicho sin eufemismos, con esos j¨®venes negros africanos que ofrecen La Farola a la puerta de los grandes almacenes, unos tipos mansos y modestos que no dan nada la lata y a los que, por consiguiente, tendemos a ignorar ol¨ªmpicamente, recordemos que detr¨¢s de cada uno de ellos es muy probable que haya una aventura vital espeluznante, una proeza de incre¨ªble supervivencia en las pateras mort¨ªferas, una gesta atroz que, plasmada en una pel¨ªcula de Hollywood, nos hubiera hecho llorar de emoci¨®n y considerar un h¨¦roe a este chico que ahora desde?amos.

Cuando veamos una tienda de todo a cien o cualquiera de esos productos baratos y superfluos que abarrotan nuestra sociedad del desperdicio, tan absurdamente manirrota, recordemos que toda esa basura innecesaria tiene un coste asombroso. Por ejemplo, en China, gran productora de esta quincaller¨ªa, el 70% de los r¨ªos est¨¢n tan contaminados por las f¨¢bricas que son peligrosos, y el propio Gobierno admite que el envenenamiento de aire y agua mata cada a?o a 460.000 personas.

Cuando pasemos delante de esos puticlubs de carretera iluminados como carruseles, o cuando veamos esas p¨¢ginas de anuncios de prostituci¨®n que parecen tan chistosas (sin ir m¨¢s lejos en este mismo peri¨®dico), recordemos que, seg¨²n la polic¨ªa, el 85% de las mujeres que ejercen ese oficio en Espa?a lo hacen forzadas, muchas de ellas tras haber sido secuestradas, violadas, apaleadas y amenazadas con represalias contra sus familiares (por cierto que la legalizaci¨®n de la prostituci¨®n ser¨ªa una manera de combatir el abuso). Cada a?o la polic¨ªa desmonta varias redes mafiosas y rescata, de media, a unas 1.500 de estas esclavas. Pero no sientas alivio: quedan cientos de miles.