"Me toc¨® comer platos indigestos en Interior"
El restaurante dista apenas 30 pasos del Tribunal Supremo, donde tiene su despacho. Margarita Robles prefiere comer en alg¨²n lugar pr¨®ximo a su lugar de trabajo, para perder el menor tiempo posible. Llega puntual a la cita y despu¨¦s, acabada la comida, regresa sin demora a poner sentencias.
"Soy casi vegetariana. As¨ª que el plato del d¨ªa me va muy bien", dice tras echar un r¨¢pido vistazo a la carta. Elige ensalada de lechugas y pommodoro y, de segundo plato, lasa?a de centollo y bacalao, para acabar con un postre de helado. Nada de vino. "De vinos no entiendo nada", dice.
La ex secretaria de Estado de Interior se declara magistrada feliz en el Supremo
Margarita Robles, 50 a?os reci¨¦n cumplidos, soltera, vive a caballo entre Madrid y Barcelona, donde reside su madre. Es una de las cinco magistradas que hay en el Supremo, un tribunal con cerca de 90 de varones. En su biograf¨ªa consta que fue la n¨²mero uno de su promoci¨®n, la juez m¨¢s joven de Espa?a, la primera mujer en presidir una Audiencia Provincial (la de Barcelona), y la primera viceministra de Interior. Fue, pues, una de las tres chicas del biministro Juan Alberto Belloch, junto con Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega (hoy vicepresidenta del Gobierno) y Paz Fern¨¢ndez Felgueroso (actual alcaldesa de Gij¨®n).
"Como hablo tanto, todav¨ªa tengo la ensalada a medias", se disculpa cuando el camarero se acerca a la mesa para ver si puede servir la segunda parte del men¨². Le gustan los platos sencillos y vegetales. "Y eso que me toc¨® comerme algunos platos indigestos en mi etapa en Interior...", bromea.
En efecto, ella fue la que impuls¨® la investigaci¨®n del secuestro y asesinato de Jos¨¦ Antonio Lasa y Jos¨¦ Ignacio Zabala, un caso que acab¨® con la condena del laureado general Enrique Rodr¨ªguez Galindo. Fue ella quien cort¨® el grifo del dinero a los ex polic¨ªas Jos¨¦ Amedo y Michel Dom¨ªnguez, implicados en la guerra sucia. Y quien orden¨® la caza y captura de Luis Rold¨¢n, ex director general de la Guardia Civil. Adem¨¢s de otros retos tan dif¨ªciles de digerir como los secuestros del funcionario de prisiones Jos¨¦ Antonio Ortega Lara y el empresario Publio Cord¨®n (del que no hay rastro desde hace 12 a?os).
Tras recordar aquellos dos a?os apasionantes en Interior, Margarita Robles reflexiona: "Hoy eres mucho... y ma?ana qui¨¦n sabe. Por eso yo siempre me he guiado por una m¨¢xima que aprend¨ª del profesor con el que prepar¨¦ las oposiciones a juez. Dec¨ªa ¨¦l: al que vayas a hacer da?o de obra, no se lo hagas de palabra. Lo que quer¨ªa decir es que hay que actuar, pero sin humillar a nadie".
?Y ahora echa de menos la pol¨ªtica? "No, soy feliz siendo magistrada. Claro que tambi¨¦n ser¨ªa feliz siendo azafata, por ejemplo. Siempre me gusta lo que hago en cada momento. ?Parezco tonta!". Y se r¨ªe abiertamente. No obstante, despu¨¦s se exaspera cuando admite la lentitud con que funciona la justicia: "Me queda el gran pesar de no dar respuesta a las quejas de los ciudadanos con m¨¢s celeridad. Porque no hay que olvidar que detr¨¢s de cada caso hay un problema humano. Yo, por ejemplo, acabo de poner una sentencia sobre una reclamaci¨®n judicial, que data de 1994, por un error m¨¦dico. ?No es de recibo que tardemos 13 a?os en dar la raz¨®n a esa persona! ?Tiene arreglo la justicia? Pues no lo s¨¦. Es dif¨ªcil".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.