El riesgo del oportunismo
El Parlamento de Andaluc¨ªa ¨²nicamente ha sido disuelto en una ocasi¨®n. En 1996, como consecuencia de la no aprobaci¨®n por segundo a?o consecutivo de los Presupuestos de la comunidad. Todas las dem¨¢s legislaturas han agotado los cuatro a?os de mandato y, en consecuencia, el Parlamento no ha sido propiamente disuelto sino que se ha disuelto cuando ha llegado su momento.
No hay tradici¨®n de disolver parlamentos auton¨®micos. M¨¢s a¨²n. En el modelo de Estado auton¨®mico no se contemplaba que los parlamentos de las comunidades pudieran ser disueltos. De ah¨ª que ning¨²n estatuto de autonom¨ªa contemplara el instituto de la disoluci¨®n, que tuvo que incorporarse a la f¨®rmula de gobierno mediante leyes de cada comunidad, de una manera constitucionalmente m¨¢s que discutible.
Esa ¨²nica disoluci¨®n, disoluci¨®n forzada por la pinza del PP e IU, ha tenido como consecuencia, sin duda indeseada, la celebraci¨®n conjunta de las elecciones generales y auton¨®micas.
Antes de la convocatoria conjunta de 1996, se hab¨ªa producido la coincidencia una sola vez, en 1986, como consecuencia de que el Gobierno de la naci¨®n disolvi¨® anticipadamente las Cortes Generales e hizo coincidir las elecciones generales con las andaluzas. Pero no hab¨ªa ninguna voluntad de que esa coincidencia se convirtiera en norma. Buena prueba de ello ser¨ªa que las Cortes Generales ser¨ªan disueltas anticipadamente en 1989, desvincul¨¢ndose de la convocatoria andaluza de 1990. A partir de ah¨ª, la separaci¨®n de ambas estaba ya pr¨¢cticamente garantizada, ya que el Gobierno andaluz no pod¨ªa disolver el Parlamento. Generales de 1993 y andaluzas de 1994. Y las siguientes hubieran sido en el Estado en 1997, o antes, en 1996, porque las Cortes s¨ª pod¨ªan ser disueltas, como efectivamente lo fueron, y en Andaluc¨ªa en 1998, si PP e IU no se hubieran impacientado y decidido hacer imposible el funcionamiento de nuestro sistema pol¨ªtico, obligando al Parlamento a hacer una ley que posibilitara la disoluci¨®n e imponiendo al presidente de la Junta la convocatoria de elecciones anticipadas. Por cierto, nadie protest¨® en aquel momento por la coincidencia electoral.
Desde 1996 todas las convocatorias electorales han sido conjuntas. Y da la impresi¨®n de que van a continuar si¨¦ndolo. La disoluci¨®n del Parlamento es una instituci¨®n que no tiene f¨¢cil encaje en el Estado democr¨¢tico. Siempre he sostenido que es una instituci¨®n que no deber¨ªa existir. Las elecciones deber¨ªan celebrarse por calendario, como en los Estados Unidos. Es la ¨²nica manera de garantizar la neutralidad de la fecha electoral y la igualdad de oportunidades entre todos los competidores. La prima a la posesi¨®n del poder en que consiste la prerrogativa de la disoluci¨®n, no tiene justificaci¨®n democr¨¢tica. Tiene una explicaci¨®n hist¨®rica, por las dificultades que ha tenido la democracia para imponerse en Europa, pero nada m¨¢s. Racionalmente no es justificable.
?sta es la raz¨®n por la que, cuanto m¨¢s estable se vuelve un Estado democr¨¢tico, menos uso se haga de la disoluci¨®n. Es lo que est¨¢ ocurriendo en Espa?a. Mientras que en la fase de la inicial puesta en marcha de la Constituci¨®n no hubo ninguna legislatura que durara los cuatro a?os reglamentarios, desde 1996 no hay ninguna que no los haya completado. Y previsiblemente as¨ª va a ser de ahora en adelante. Tengo la impresi¨®n de que no vamos a ver disoluciones discrecionales en el futuro. Si alguna vez hay que disolver el Parlamento, ser¨¢ porque no hay m¨¢s remedio. Y en el caso de que as¨ª sea, casi con seguridad ser¨¢n las Cortes Generales, y no el Parlamento auton¨®mico, las que ser¨¢n disueltas.
La disoluci¨®n forzada de 1996 ha tenido, pues, consecuencias completamente opuestas a las que preve¨ªan quienes fueron sus protagonistas. Han consolidado un modelo electoral en el que coinciden las elecciones generales y andaluzas, que en 1996 pensaron que iba a jugar a su favor y que, desde entonces, consideran que juega en su contra. Pasarse de listo es el riesgo del oportunismo. De eso Javier Arenas sabe mucho. Podr¨¢ protestar ahora todo lo que quiera por la coincidencia, pero la responsabilidad de dicha coincidencia es suya.
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