La verdad est¨¢ en el videoclub
Lejos del costumbrismo atemporal e inmovilista del grueso de la ficci¨®n televisiva espa?ola, la telecomedia brit¨¢nica ha ejercido de aut¨¦ntico espejo en movimiento de su sociedad. El nihilismo filopunk de la generaci¨®n de humoristas encabezada por Rik Mayall y Adrian Edmonson (La pareja basura) -en la que tambi¨¦n tuvo cabida la ferocidad antithatcherista de Spitting Image- ha dado paso a otras formas: en 1999, Spaced -la serie que uni¨® por primera vez los talentos del actor y guionista Simon Pegg y del realizador Edgar Wright- se propon¨ªa como la perfecta telecomedia para la generaci¨®n de la inmadurez (o lo que algunos llamar¨ªan la generaci¨®n friqui), un territorio espiritual donde la aparici¨®n de Jar Jar Binks en la saga gal¨¢ctica de George Lucas se vive como trauma colectivo, los videojuegos inyectan una simulaci¨®n de dinamismo a vidas sedentarias y el consumo de ¨¦xtasis abre la puerta a una desinhibici¨®n de caducidad inmediata.
ARMA FATAL
Direcci¨®n: Edgar Wright.
Int¨¦rpretes: Simon Pegg, Nick Frost, Timothy Dalton, Jim Broadbent, Paddy Considine.
G¨¦nero: Comedia. Gran Breta?a, 2007. Duraci¨®n: 115 minutos.
En Spaced ya aparec¨ªa esa idea de la cultura popular como ingrediente esencial en el tejido de lo cotidiano que ha inspirado el salto de la pareja Pegg & Wright a la gran pantalla. En su mod¨¦lico debut, Zombis Party (Shaun of the Dead, 2004) -que pas¨® demasiado fugazmente por nuestras pantallas-, la pareja uni¨® los modelos gen¨¦ricos de la comedia rom¨¢ntica y el cine de muertos vivientes para proponer una idea cargada de mala intenci¨®n: en nuestra contempor¨¢nea cultura de la indiferencia, una plaga zombi podr¨ªa correr el riesgo de pasar inadvertida. Arma fatal, su segundo largometraje, confirma al t¨¢ndem como lo mejor que le ha pasado a la comedia cinematogr¨¢fica brit¨¢nica desde Monty Python y ampl¨ªa las ambiciones de su predecesora.
En Arma fatal, Pegg encarna a un polic¨ªa londinense cuyo grado de competencia pone en mal lugar a superiores y compa?eros de gremio. En consecuencia, es destinado a un pueblo de la campi?a inglesa donde nunca pasa nada. All¨ª, el hijo del inspector de la polic¨ªa local, un buenazo con sobrepeso y enciclop¨¦dica cultura de videoclub, se convertir¨¢ en su colega a la fuerza. No hay que confundir bajo ning¨²n concepto la pel¨ªcula de Wright con una parodia: es casi su contrario. Los referentes no se miran con condescendencia, sino casi como modelo plat¨®nico: buena parte del humor deriva del desajuste entre una ampulosa ret¨®rica visual y un entorno aparentemente inocuo.
De gran sofisticaci¨®n referencial -hay, por ejemplo, un gui?o a Godzilla regido por la pura l¨®gica del relato-, Arma fatal es una pel¨ªcula divertid¨ªsima que, sin recurrir a ning¨²n chiste f¨¢cil (o grosero), habla de cosas tan importantes como las pesadillas de la endogamia y el poder redentor de la ficci¨®n (aunque sea de videoclub).
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