Muere un visionario de la m¨²sica
El compositor alem¨¢n Stockhausen, padre de la electr¨®nica, fallece a los 79 a?os
"No me interesa la expresi¨®n. Lo que hoy cuenta de verdad es que la m¨²sica consiga representar una evoluci¨®n del esp¨ªritu, como si de una nueva ciencia se tratara: un hombre que pisa la Luna no se expresa de ning¨²n modo, simplemente se presenta con toda su voluntad y energ¨ªa". ?se fue el credo est¨¦tico de Karlheinz Stockhausen: cualquier atisbo de estilo, de reconocimiento de impronta personal en la obra, le parec¨ªa una desviaci¨®n del car¨¢cter cient¨ªfico y objetivo que quiso que presidiera toda su obra.
Fue un hijo torturado de los tiempos que le toc¨® vivir. Nacido en Colonia en 1928, perdi¨® a su padre, que se hab¨ªa alistado voluntariamente, en el campo de batalla, mientras que su madre, ingresada en un hospital psiqui¨¢trico, fue ejecutada en 1941. Karlheinz sobrevivi¨® de varios trabajos, al tiempo que se aficionaba al jazz, esa m¨²sica que los nacionalsocialistas hab¨ªan considerado "degenerada". En 1947 ingres¨® en el conservatorio de su ciudad natal, donde m¨¢s tarde estudi¨® composici¨®n con Frank Martin.
Los m¨²sicos 'tecno' lo adoptaron como padre fundador
Su divisa era la m¨²sica como conocimiento, no como enso?aci¨®n
Pero su verdadera escuela fueron los c¨¦lebres cursos de verano en Darmstadt, donde a partir de los a?os cincuenta del siglo pasado se citaban las vanguardias musicales europeas y americanas. All¨ª descubri¨® el serialismo de Anton Webern, del que en principio fue seguidor. Al tiempo, estudiaba la est¨¦tica marxista de Adorno y Ren¨¦ Leibovitz. Pero pronto empez¨® a interesarse por la obra de autores menos formalistas, como Edgard Var¨¨se, Paul Hindemith u Olivier Messiaen. Este ¨²ltimo tanto le interes¨® que en 1952 se traslad¨® a Par¨ªs para seguir sus clases de composici¨®n. All¨ª conoci¨® a Pierre Boulez, con quien mantuvo una larga relaci¨®n.
Esas influencias hicieron que Stockhausen se alejara progresivamente de la escuela weberiana para investigar en el territorio de la indeterminaci¨®n que del otro lado del Atl¨¢ntico predicaba John Cage, visitante tambi¨¦n de los cursos de Darmstadt. Pero la aleatoriedad de la m¨²sica de Stockhausen iba a ser m¨¢s controlada y apegada a una estructura nuclear que la de Cage, como demuestran sus primeras obras, especialmente sus Klavierst¨¹cke, Zyklus, Plus / Minus o Punkte. En 1954 escribi¨® Study I y Study II, que est¨¢n considerados como los primeros ejemplos de m¨²sica electr¨®nica, donde combinaba sonidos con frecuencias de onda aleatorias. Para Study II concibi¨® un sistema de escritura alejado del pentagrama y que est¨¢ considerado como el primer ejemplo de partitura para m¨²sica electr¨®nica.
A partir de ah¨ª, Stockhausen iba a sentirse atra¨ªdo por la combinaci¨®n de m¨²sica ac¨²stica y electr¨®nica, como en Kontakte, de 1960, o Momente (1962-64), un trabajo que sobre amplias estructuras ("momentos") deja una gran libertad de interpretaci¨®n. A partir de mediados de la d¨¦cada de los sesenta, cre¨® en el conservatorio de Colonia sus propios Cursos de Nueva M¨²sica y se consolid¨® como uno de los compositores de mayor respeto. Le llovieron encargos de todo tipo. Baste decir que la Exposici¨®n Universal de Osaka, de 1970, program¨® nada menos que 183 conciertos para dar a conocer la integridad de su obra. Por esa ¨¦poca abrazaba tambi¨¦n cierto misticismo orientalizante que queda reflejado en obras como Stimmung (1968) o Mantra (1969-70), donde crea grandes atm¨®sferas que envuelven al espectador en un mundo m¨¢gico, sin olvidarse, sin embargo, de una f¨¦rrea organizaci¨®n formal de los distintos materiales sonoros. De esa ¨¦poca data Hymnen, una obra en la que trata fragmentos de himnos nacionales como objets trouv¨¦s de un sorprendente collage.
En la d¨¦cada siguiente consolid¨® una f¨®rmula compositiva que asociaba a la idea de galaxia, donde alrededor de un n¨²cleo se disponen materiales de distinta constituci¨®n, como los planetas son distintos de las estrellas. La obra que mejor representa esta etapa es la monumental Sirius (1977), para cuatro solistas y cinta magn¨¦tica. Lejos de agotarse, su creatividad encuentra nueva materia de investigaci¨®n en el teatro. En 1981 estrena en la Scala Donnerstag, primera entrega de un ciclo de siete ¨®peras concebido bajo el t¨ªtulo de Licht (Die sieben tage der woche) (Luz, los siete d¨ªas de la semana), que completa a lo largo de los siguientes a?os.
Cuando parec¨ªa que su estrella declinaba definitivamente, he aqu¨ª que la m¨²sica tecno lo adopt¨® como padre fundador, y ¨¦l mismo declar¨® que el grupo Kraftwerk en cierto modo continuaba su obra. Una de las ¨²ltimas veces que estuvo en Espa?a fue inaugurando el Festival S¨®nar de M¨²sicas Avanzadas del a?o 2000. En Barcelona se repuso su gran friso Hymnen, que condensaba en m¨²sica los desastres causados por los nacionalismos durante el siglo pasado. "Hymnen representa el m¨¢ximo esfuerzo constructivo en el campo de la m¨²sica electr¨®nica", escrib¨ªa a prop¨®sito de esta obra el compositor italiano Armando Gentilucci. "La investigaci¨®n ling¨¹¨ªstica, valientemente compleja, est¨¢ ligada a la necesidad de utilizar el mayor n¨²mero posible de artificios y de repertorios existenciales al fin de evitar la decoraci¨®n del estilo, entendido como t¨¦cnica de evasi¨®n". ?sa fue la divisa de Karlheinz Stockhausen: la m¨²sica como forma de conocimiento, nunca como enso?aci¨®n que nos aleja de la realidad.
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