De paseo por la calle de Saragossa

Cuando el pasado mes de mayo la reina Isabel de Inglaterra viaj¨® a Jamestown para dar realce al 400? aniversario de la fundaci¨®n, en 1607, de esta ciudad del Estado de Virginia, pudo dar la impresi¨®n de que sus antepasados fueron los primeros europeos creadores de un asentamiento perdurable en Estados Unidos. Nada m¨¢s lejos de la realidad. San Agust¨ªn, ciudad del noreste de Florida, fue la primera poblaci¨®n estable no aborigen en tierra firme norteamericana y fue creada por los espa?oles 42 a?os antes (San Juan, fundada en 1509 en la isla de Puerto Rico, estado asociado a Estados Unidos, ostenta el t¨ªtulo de ciudad europea m¨¢s antigua de Am¨¦rica). Ahora las cuidadas calles de estampa dieciochesca de San Agust¨ªn son un irresistible reclamo para el turismo.

Pedro Men¨¦ndez de Avil¨¦s, uno de los personajes m¨¢s interesantes de la pl¨¦yade de conquistadores, lleg¨® a una bah¨ªa del noreste de Florida el 28 de agosto de 1565, es decir, 55 a?os antes de que arribaran los peregrinos ingleses a Plymouth, al sur de Boston, en el actual Estado norte?o de Massachusetts. Men¨¦ndez de Avil¨¦s, como sol¨ªa ser habitual, le puso al lugar el nombre del santo del d¨ªa, patrono de la ciudad asturiana que le vio nacer y desde donde hab¨ªa iniciado muy joven, con menos de 20 a?os, una carrera de episodios b¨¦licos en la que destacan sus primeros encontronazos con los piratas del Cant¨¢brico.

El Adelantado fue enviado por Felipe II cuando Florida parec¨ªa maldita para los espa?oles. Juan Ponce de Le¨®n, Hernando de Soto o Alvar N¨²?ez, Cabeza de Vaca, ya la hab¨ªan descubierto y convertido en escenario de sus luchas. Pero los fracasos y las tragedias en los intentos de asentarse continuaban. S¨®lo Men¨¦ndez de Avil¨¦s gan¨® todas las partidas a los indios y, sobre todo, a los piratas y a los hugonotes, protestantes calvinistas franceses que hab¨ªan llegado huyendo de la persecuci¨®n en Europa, y desde Brasil, donde ya hab¨ªan formado una colonia. El conquistador, en tiempos tan convulsos, traspas¨® a Am¨¦rica la cruzada cristiana de la ¨¦poca, el catolicismo contra los infieles reformistas. Tras una larga serie de peripecias, donde no faltaron las matanzas, San Agust¨ªn empez¨® a crecer con un acento espa?ol que no ha perdido pese a la historia posterior.

El sello de los pioneros

Las ra¨ªces se han mantenido en lo que fue el peque?o centro de referencia de aquella gente aventurera. En la actualidad, apenas el 3% de los 15.000 habitantes de San Agust¨ªn es de origen hispano, pero se sienten orgullosos de ello y defienden su sello de pioneros. Cada 28 de agosto, una fiesta conmemora el aniversario de la fundaci¨®n (este a?o se cumplieron 442 a?os).

San Agust¨ªn se sit¨²a unos 500 kil¨®metros al norte de Miami, y a menos de 150 de Orlando, la sede floridana de Disney (menos visitada por los europeos desde la apertura de la de Par¨ªs). Llegar al n¨²cleo urbano no s¨®lo es retroceder en el tiempo, sino sentirse transportado a alg¨²n pueblo del norte o centro de Espa?a. Callejuelas estrechas, suelos de adoquines, casas de madera con corredores y balcones... La calle principal se llama George, pero los nombres y apellidos de los due?os primitivos de las casas, que se pueden leer en sus fachadas, son elocuentes: Ortega, De Hita, Salcedo, De Mesa, Arrivas, Paredes, Juan de Ribera, Mart¨ªn Mart¨ªnez Gallegos, Mar¨ªa Triay, Rodriguez, Gomez, Gonzalez, Sanchez... sin acentos, pero hispanos, muy hispanos.

La Universidad de Florida ha puesto en marcha una cuidadosa restauraci¨®n millonaria de todas estas edificaciones. Otras calles adyacentes, incluido el Barrio Espa?ol, son pura Espa?a: Spanish, Castillo, Saragossa, Valencia, Grenada, Cordova, Menendez o Aviles, por supuesto.

La casa considerada m¨¢s antigua de la ciudad luce los apellidos Gonzalez-Alvarez y se encuentra en la calle de Francis; la primera tienda, en la calle de Artillery; la escuela pionera, en George; la farmacia, el hospital militar y otra casa emblem¨¢tica, en la calle de Ximenez-Fatio... Todo es visitable y rememora la ¨¦poca. La plaza de la Constituci¨®n la preside una estatua de Ponce de Le¨®n. Un monolito conmemora la Constituci¨®n de 1812, ir¨®nicamente erigido pocos a?os antes del abandono espa?ol de las tierras floridanas.

Punto de desembarco

En esta plaza se construy¨® tambi¨¦n la catedral, aunque el primer santuario fue el de Nuestra Se?ora de la Leche, en el punto de desembarco de aquel pu?ado de hombres y mujeres. Men¨¦ndez de Avil¨¦s fund¨® la misi¨®n de Nombre de Dios y ahora hay all¨ª adem¨¢s una gran cruz de acero inoxidable de 63 metros de altura. Por este lugar llegaron 500 soldados, 200 marineros, 100 agricultores y artesanos, algunos con mujeres e hijos.

Un poco m¨¢s al norte se encuentra otro punto emblem¨¢tico de esta historia: la Fuente de la Juventud, supuestamente donde estuvo en 1513 Ponce de Le¨®n, el primero que pis¨® tierras de Florida en busca de oro y de esa agua rejuvenecedora que forma parte del imaginario del Descubrimiento de Am¨¦rica. A¨²n existe un manantial y un parque arqueol¨®gico que ilustra c¨®mo se guiaba el explorador por las estrellas.

Al sur, tambi¨¦n al borde del mar interior, como segunda muralla tras el cayo exterior (uno de los cientos que se desgajan de la costa floridana), se encuentra el fuerte, el Castillo de San Marcos, el ¨²nico levantado por espa?oles en Estados Unidos, y el m¨¢s antiguo del pa¨ªs. Construido entre 1672 y 1695 con coquina, una piedra de conchas naturales, vigilaba la bah¨ªa de Matanzas. Fue precisamente donde Men¨¦ndez de Avil¨¦s extermin¨®, en un episodio verdaderamente cruel, a cientos de hugonotes, en un tiempo de escaramuzas y violencia para hacerse con el territorio.

M¨¢s de dos siglos y medio despu¨¦s, el 10 de julio de 1821, los galeones espa?oles izaron velas y salieron de la pen¨ªnsula de Florida, tras venderla a Estados Unidos por cinco millones de d¨®lares.

A finales del siglo XIX y hasta 1914, San Agust¨ªn lleg¨® a ser un balneario para millonarios. Henry Flagler, socio de Rockefeller, no s¨®lo invirti¨® su fortuna en Miami, donde la calle con su nombre divide el norte y el sur, sino tambi¨¦n en San Agust¨ªn. Adem¨¢s de traer el ferrocarril desde Nueva York, construy¨® tres hoteles de lujo. Los llam¨® Ponce de Le¨®n, C¨®rdoba y Alc¨¢zar. Hoy ya no funcionan como tales, sino como museos o centros universitarios, y se mantienen como ejemplos destacados de la arquitectura neorrenacentista de la ¨¦poca. Aun as¨ª, el orgullo de este lugar estar¨¢ siempre ligado a sus or¨ªgenes humildes y dram¨¢ticos de pioneros y conquistas.