"El Vaticano conf¨ªa en Zapatero"
Nunca la Embajada de Espa?a en el Vaticano hab¨ªa sido escenario de una acci¨®n pol¨ªtica tan intensa. La dirige Francisco V¨¢zquez, de 61 a?os, que ha dado un vuelco a las relaciones entre el Gobierno y la Iglesia del Vaticano, una Iglesia que tiene tiempos m¨¢s largos y m¨¢s pragm¨¢ticos que los de la Iglesia espa?ola. Por esos caminos de entendimiento transita con aplomo uno de los suyos, un embajador socialista y cat¨®lico.
Pregunta. Con su nombramiento, Zapatero ha enviado a Roma a un socialista cat¨®lico y se ha librado de un inc¨®modo disidente de su pol¨ªtica territorial y antiterrorista. Una maniobra de la que usted debe de ser consciente, ?no?
Respuesta. Creo que la elecci¨®n de un socialista cat¨®lico como yo como embajador en el Vaticano es, sobre todo, la expresi¨®n m¨¢s clara de una voluntad de di¨¢logo con la Iglesia vaticana por parte de Zapatero. Zapatero quer¨ªa conocer de primera mano cu¨¢les eran las causas reales de ciertas tensiones o desencuentros. Yo he partido de mi convencimiento de que las relaciones con la Iglesia han sido muy importantes siempre, gobernara quien gobernara; pero son m¨¢s cuando lo hace la izquierda. Y lo que intento es acabar con ese clich¨¦ absurdo de que la Iglesia y la izquierda tienen que ser antag¨®nicas, cuando, muy al contrario, tienen un gran campo para el entendimiento. Y en ese sentido yo estoy desarrollando mi trabajo como embajador de acuerdo con las instrucciones que me ha dado el presidente del Gobierno.
"Como cat¨®lico no entiendo por qu¨¦ los obispos espa?oles no acaban con el problema de la Cope"
"La izquierda debe hacer el esfuerzo de no ver a la Iglesia como el enemigo"
P. Pero no puede negar que Zapatero tambi¨¦n ha realizado una h¨¢bil maniobra coloc¨¢ndole a usted lejos de la pol¨ªtica que ¨¦l est¨¢ haciendo en Espa?a.
R. No comparto su opini¨®n.
P. Es una opini¨®n de mucha gente de los c¨ªrculos pol¨ªticos.
R. ?Se han dicho tantas cosas! Pero lo cierto es que yo he sido una voz que ha colaborado al pluralismo en el debate interno de los socialistas. Pienso lo que pienso en el tema territorial, y nadie me va a hacer cambiar en ese ni en otros temas. Y tengo que decir que nadie lo ha intentado. El presidente siempre me ha escuchado, aunque no le gustara lo que le dec¨ªa. No creo que haya habido por su parte ning¨²n intento ni deseo de alejarme de la pol¨ªtica que ¨¦l ha estado haciendo, y pienso que no ha tenido intenci¨®n de neutralizarme, sino de utilizarme para cambiar las relaciones entre el Gobierno y la Iglesia. La cuesti¨®n de la Iglesia es algo muy importante para este Gobierno. En un momento en el que la derecha intenta arrogarse la representaci¨®n con la Iglesia y crear otra vez ese maridaje ideolog¨ªa conservadora-Iglesia cat¨®lica, es bueno que se visualice que tambi¨¦n hay cat¨®licos en el socialismo, que el socialismo no es contrario a la Iglesia cat¨®lica y que los socialistas reconocemos el papel importante que tiene la Iglesia.
P. Es posible que la Iglesia vaticana le vea usted como a uno de los suyos, pero no s¨¦ si eso ser¨¢ suficiente para acabar con la desconfianza que sienten sus responsables hacia un Gobierno de izquierdas.
R. Le dir¨¦ que el Vaticano valor¨® mucho que, por primera vez despu¨¦s de muchos a?os, viniera un embajador pol¨ªtico con comunicaci¨®n directa con el presidente del Gobierno. La Iglesia vaticana est¨¢ acostumbrada a hablar y entenderse con Gobiernos de muy distinto signo, pero tambi¨¦n nosotros, la izquierda, debemos hacer el esfuerzo de no ver a la Iglesia como al enemigo. Hay que recuperar la experiencia de la Iglesia de la transici¨®n, y recordar que muchos dirigentes de la izquierda, del socialismo, vinieron del mundo cat¨®lico. Yo soy uno de ellos, de entre muchos miles.
P. Usted sabe muy bien que aquella Iglesia, que apoy¨® en Espa?a la transici¨®n, nada tiene que ver con ¨¦sta, que es la de la confrontaci¨®n, que afirma desde los p¨²lpitos que Zapatero la persigue. Aquella Iglesia de Taranc¨®n nada tiene que ver con ¨¦sta de Rouco y Ca?izares.
R. Creo que es un error ver a la Iglesia espa?ola como un ente monol¨ªtico, porque es plural, lo es incluso dentro de su propia jerarqu¨ªa. Lo que sucede es que en algunas ocasiones algunos obispos hacen declaraciones que van m¨¢s all¨¢ de las cuestiones morales, y da la impresi¨®n de que algunos discursos, algunas homil¨ªas, est¨¢n m¨¢s dentro del discurso pol¨ªtico que del estrictamente religioso. Est¨¢ claro que la Iglesia tiene todo el derecho del mundo a dar su opini¨®n sobre cualquier tema, aunque otra cuesti¨®n es la forma y a trav¨¦s de qu¨¦ instrumentos. Pero creo que a la Iglesia espa?ola le tiene que interesar llegar a un entendimiento con la izquierda porque los acuerdos que logra con ella siempre tienen vocaci¨®n de estabilidad. El gran error que se cometi¨® fue al final del mandato de Aznar, en el que se modifica toda una serie de consensos que hab¨ªa en materia de educaci¨®n, en las relaciones Iglesia-Estado y en otra serie de cuestiones que ahora hay que recomponer. Y esos problemas no se le pueden atribuir a la izquierda. Me remito a las relaciones que se mantuvieron con la Iglesia durante la larga etapa de Felipe Gonz¨¢lez, que estuvieron marcadas por la normalidad, si se tiene en cuenta que la Iglesia ven¨ªa de una situaci¨®n muy c¨®moda en la que sent¨ªa arropada por el poder establecido.
P. No s¨¦ si usted considera que formaba parte de la normalidad la bronca continua, las manifestaciones contra la ley de educaci¨®n o la ley del aborto que le montaron los dirigentes de la Iglesia a Gonz¨¢lez. Aunque es verdad que nunca hab¨ªan sido tan virulentas como las que se han llevado a cabo contra Zapatero.
R. Le aseguro que, a pesar de todo, la Iglesia no se sinti¨® agredida durante la etapa de Gonz¨¢lez. En estos ¨²ltimos a?os, pues... s¨ª, ha habido un desencuentro. Sobre todo por el arranque del Gobierno de Zapatero, en el cual la Iglesia s¨ª que se sinti¨® agredida por una serie de leyes que eran la aplicaci¨®n de un programa electoral, aunque con algunas de ellas yo no estaba de acuerdo. En cualquier caso, esas leyes que tanto han molestado a la Iglesia son reflejo del cambio que se ha producido en la Espa?a de hoy, que no es la misma de 1977. Pero, por encima de esas dificultades, yo defiendo y mantengo que el acuerdo entre la izquierda y la Iglesia es importante para los dos.
P. Ser¨¢ importante, no lo dudo. Pero resulta pr¨¢cticamente imposible cuando la Iglesia no reconoce el derecho del Gobierno a formar en valores c¨ªvicos a los espa?oles. Se resisten a perder el monopolio de la educaci¨®n que supuso el nacional-catolicismo.
R. No tanto el monopolio de la educaci¨®n porque la Iglesia es una entidad colaboradora, y adem¨¢s lo es desde los Gobiernos socialistas, que somos los que hemos inventado la f¨®rmula de la ense?anza concertada, que, de hecho, ha beneficiado mucho a la Iglesia. Pero, por encima de ese choque puntual al que se refiere, a m¨ª me gusta m¨¢s profundizar en que, desde el di¨¢logo, la Iglesia sea capaz de percibir que un Gobierno como el nuestro no un adversario y mucho menos un enemigo a batir. La Iglesia debe ser capaz de rechazar la idea absurda de que los socialistas tenemos una estrategia para acabar con la Iglesia. ?Eso es falso!
P. Pues a ver si logra usted convencer a Rouco y a Ca?izares, que act¨²an como si Zapatero no tuviera otra cosa m¨¢s importante que hacer que perseguir a la Iglesia.
R. ?Bueno, bueno! ?sos son excesos verbales que responden m¨¢s a la pasi¨®n del momento. Y, bueno, para demostrar que es falso que Zapatero persiga a la Iglesia, yo me acojo a todo el rosario de acuerdos a los que este Gobierno ha llegado con la Iglesia. Y ahora que hay unas elecciones generales en puertas, el Gobierno socialista puede presentar una cuenta de resultados en sus relaciones con la Iglesia que reflejan una actitud dialogante: el acuerdo de financiaci¨®n, el estatus de los profesores de Religi¨®n, el pago del IVA, incluso modificaciones puntuales de la Ley de la Memoria Hist¨®rica. Me consta que el presidente est¨¢ personalmente interesado en que se reconozca y valore el papel de la Iglesia en Espa?a, pero de una Iglesia que debe comprender que Espa?a es una sociedad en la que el poder civil est¨¢ totalmente separado del poder religioso. Despu¨¦s de los problemas de los primeros a?os, el balance no puede ser m¨¢s positivo. Incluso ha habido acuerdo con la asignatura Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa a trav¨¦s de una entidad tan importante como es la FERE.
P. Pero Ca?izares ha demonizado a la FERE acusando a sus dirigentes de colaborar con el mal, o sea, con Zapatero.
R. Mire, a m¨ª esta afirmaci¨®n de Ca?izares lo que demuestra es que, afortunadamente, la Iglesia espa?ola es plural. Y a lo mejor tampoco nosotros hemos sido capaces de explicar bien los contenidos de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa, que defiende valores que se ense?an en toda Europa. Usted recurre, permanentemente, a determinadas opiniones, pero es que, adem¨¢s de las de monse?or Rouco y monse?or Ca?izares, en la Iglesia espa?ola hay otras opiniones como las del presidente de la Conferencia Episcopal, junto a las de los obispos que le apoyan.
P. Pero no parece que esas opiniones, incluida la de monse?or Bl¨¢zquez, pesen tanto como las voces de la crispaci¨®n y de la desconfianza, ?no?
R. Yo estoy dispuesto a tirarme a la piscina. ?Qu¨¦ es lo que pasa? En todo este proceso hay un problema importante que es la cadena de la Iglesia. Est¨¢ claro que lo que aqu¨ª no debatimos ni cuestionamos es la libertad de expresi¨®n, pero lo que s¨ª puede provocar el desconcierto, incluso en los cat¨®licos como yo, es el hecho de que desde una emisora propiedad de la Iglesia se utilice un determinado lenguaje. Hay programas que tienen todo el derecho del mundo a funcionar, pero no desde una emisora propiedad de la Iglesia. Est¨¢ claro que la Cope es una piedra en el zapato de las relaciones entre el Gobierno y la Iglesia, y le admito que distorsiona mucho este clima de di¨¢logo.
P. Y en su opini¨®n, ?por qu¨¦ la jerarqu¨ªa de la Iglesia no acaba con esta situaci¨®n, con esa orientaci¨®n de la Cope?
R. Voy a ser claro y rotundo: ?no lo entiendo en absoluto! No entiendo que la Iglesia, como tal instituci¨®n, permita que se emita ese tipo de programas, y que lleguen incluso a ofender al jefe del Estado. Hay sectores de la Iglesia que tienen claro el da?o que hace la Cope. Es muy dif¨ªcil el poder explicar c¨®mo hay determinados programas que son aut¨¦nticos molinos de odio. Pero eso es algo que tiene que resolver la propia Iglesia.
P. ?Qu¨¦ est¨¢ dispuesta a hacer la Iglesia de Roma para que la Iglesia espa?ola frene la deriva de la Cope?
R. Yo he trasladado este problema tanto a los responsables de la Iglesia en Espa?a como en el Vaticano. Le aseguro que los m¨¢ximos dirigentes del Vaticano son muy conscientes de la actuaci¨®n de la Cope y les preocupa, y mucho. Pero la Iglesia vaticana respeta la autonom¨ªa de las distintas Iglesias nacionales. Le dir¨¦ con claridad que el Vaticano es muy sensible al problema, porque percibe que ha habido un avance muy importante en el di¨¢logo con el Gobierno y que el problema de la Cope distorsiona la realidad de nuestras relaciones. Pero tambi¨¦n le dir¨¦, con la misma claridad, que hay momentos en los que la Iglesia se siente acosada.
P. ?Acosada por el Gobierno? ?Pero no quedamos en que las cosas iban mucho mejor?
R. ?Por el Gobierno, no! Yo creo que, al contrario, la Iglesia ha valorado los gestos del Gobierno; todo lo que ha conseguido, el di¨¢logo abierto que el Vaticano tiene con la vicepresidenta Fern¨¢ndez de la Vega. Yo me refer¨ªa m¨¢s bien a declaraciones de determinados dirigentes de mi partido, que intentan mantener posturas beligerantes que ya han sido superadas por la historia. Pienso que tan malo es que la Iglesia quiera seguir ocupando un papel que la historia ha condenado al olvido, como que desde la izquierda se siga practicando un anticlericalismo decimon¨®nico. La Iglesia se siente acosada cuando desde el PSOE se habla de medidas de ruptura de los acuerdos bilaterales que no responden ni al criterio del Gobierno, ni a las demandas de la sociedad.
P. Me pregunto por qu¨¦ a usted y algunos sectores partidarios del statu quo les preocupa tanto la desaparici¨®n de algo tan anacr¨®nico como el concordato.
R. En primer lugar, ya no se puede hablar de concordato, sino de acuerdos. A m¨ª no me inquieta nada la pretensi¨®n de revisar esos acuerdos; lo que les pregunto a quienes desde mi propio partido proponen su reforma, su anulaci¨®n, que me digan qu¨¦ es lo que se quiere reformar. ?Qu¨¦ se quiere? ?Romper las relaciones con el Vaticano? ?No tener reguladas las relaciones con la Iglesia cat¨®lica? ?Que me lo expliquen! Que me digan qu¨¦ punto concreto de esos acuerdos es anacr¨®nico o inconstitucional, porque el primero en pedir su anulaci¨®n ser¨ªa el embajador. Y le dir¨¦ una cosa importante: el Gobierno de Zapatero, tan denostado por la derecha...
P. Por la derecha y por la Iglesia, ?no?
R. Por la Iglesia, no. El Gobierno de Zapatero, tan denostado por la derecha respecto a sus relaciones con la Iglesia, ha sido el ¨²nico capaz de conseguir un acuerdo. Aznar no fue capaz de conseguir un acuerdo de financiaci¨®n con la Iglesia. Y eso es lo que le molesta a la derecha, que, a tres meses de las elecciones, la relaci¨®n entre el Gobierno y la Iglesia es buena y ha producido acuerdos y gestos importantes que el Vaticano valora muy seriamente.
P. Pues entonces lo que no es serio es que el Vaticano permita que la Iglesia espa?ola, algunos de sus m¨¢s conspicuos dirigentes, siga instalada en la confrontaci¨®n y en el victimismo. Me pregunto si es que puede hacer usted algo al respecto.
R. Le puedo garantizar que trabajo intensamente y en estrecha comunicaci¨®n con la vicepresidenta y con el presidente cuando la importancia del asunto lo requiere. Y lo que he logrado del Vaticano son actitudes y gestos de confianza muy significativos hacia este Gobierno. Las relaciones con la Iglesia espa?ola exceden de mi competencia, pero es cierto que se producen a veces excesos verbales y actitudes desmesuradas. Una de ellas se ha producido con la asignatura de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa, que defiende valores que son comunes en toda Europa. Y, bueno, no quiero huir de su pregunta: desde algunos sectores de la jerarqu¨ªa de la Iglesia espa?ola se han cometido errores incomprensibles. Porque cuando la Iglesia tiene la gran oportunidad de lanzar su mensaje tradicional, que es el superar las discrepancias y buscar el di¨¢logo, a veces la jerarqu¨ªa de la Iglesia espa?ola ha sido protagonista de esa confrontaci¨®n, y, lo que es peor, lo ha sido desde posiciones pr¨®ximas y propias de un partido pol¨ªtico de la derecha, del PP.
P. Supongo que le habr¨¢ resultado muy dif¨ªcil convencer al Vaticano de que Zapatero no es un ateo rencoroso que desea vengarse por el fusilamiento de su abuelo...
R. La verdad es que ese tipo de campa?as no ha llegado al Vaticano porque son cuestiones de pol¨ªtica interna. A los m¨¢ximos dirigentes de la Iglesia cat¨®lica, lo que les importa es la constancia de que se han llegado a acuerdos importantes con el Gobierno de Zapatero en materia de financiaci¨®n. La Iglesia de Roma y Zapatero tienen un pensamiento com¨²n en cuestiones como la guerra de Irak, la conveniencia de mantener unas relaciones pac¨ªficas con Cuba... En fin, yo creo que la Iglesia espa?ola no tiene voluntad de entrar en pol¨ªtica, pero es cierto que a veces no tiene cintura para ver que sus posiciones pueden ser aprovechadas pol¨ªticamente, sobre todo por el PP. Pero lo importante, y ¨¦sta es mi experiencia como embajador, es saber que el Vaticano tiene otros tiempos m¨¢s largos, otra forma muy diferente de ver las cosas. Lo cierto es que el Vaticano tiene relaciones muy fluidas con el Gobierno. Me atrevo a decir que ahora el Vaticano conf¨ªa en Zapatero. -
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