Un rascacielos circular para Madrid
El Centro de Convenciones contrastar¨¢ con las cuatro torres de la Castellana
Emilio Tu?¨®n y Luis M. Mansilla (1959) son madrile?os. Emilio creci¨® entre Chamber¨ª y Tetu¨¢n, y Luis, en el barrio de Salamanca. Aqu¨ª estudiaron y aqu¨ª pasaron muchos a?os, casi 10, metidos en un bajo de El Viso, dibujando para Rafael Moneo proyectos como la estaci¨®n de Atocha. Tuvieron familia y descendencia antes que estudio independiente. De hecho, eran ya de mediana edad cuando se lanzaron en solitario a participar en concursos.
Fue entonces cuando se not¨® su experiencia. Y su falta de prisas. Comenzaron a construir por Espa?a una ristra de museos en la que, aunque parec¨ªa dif¨ªcil, cada intervenci¨®n superaba a la anterior: el museo de Zamora, el de Castell¨®n, la Fundaci¨®n Pedro Barrie de la Maza en Vigo, el Auditorio de Le¨®n y, por fin, el Musac de esa ciudad. Con ese edificio ganaron, en la primavera pasada, el Premio Mies van der Rohe que concede la Uni¨®n Europea al mejor edificio levantado en el continente en los dos ¨²ltimos a?os.
El edificio tiene muchas papeletas para ser el nuevo icono de la capital
Tan alto hab¨ªan llegado. Y fuera de casa. El futuro de los que para muchos son los mejores proyectistas nacionales est¨¢, finalmente, en Madrid. Y puede que el pacto sea rec¨ªproco. Una parte del futuro de la capital tambi¨¦n parece estar en sus manos. El pr¨®ximo martes firmar¨¢n el contrato para comenzar a dise?ar los detalles del rascacielos circular que han proyectado para el final de la Castellana.
El Centro Internacional de Convenciones de Madrid (CICM) tiene muchas papeletas para convertirse en la nueva postal de la capital. Su car¨¢cter ic¨®nico habla del reto de conversar de t¨² a t¨² con cuatro torres colosales sin perder la frescura ni tener que ponerse de puntillas. Lo cuentan desde su nuevo estudio en la calle de los Artistas, una de esas callejas que parece aislada por arte de escala (las edificaciones tienen s¨®lo dos o tres plantas) del bullicio de Cuatro Caminos.
La recalificaci¨®n de la ciudad deportiva del Real Madrid supuso la construcci¨®n de cuatro torres de 70.000 metros cuadrados cada una. Marc¨®, con cuatro rascacielos, el final de la ciudad. "Pero hay otros 70.000 metros cuadrados, que son los que los madrile?os sacan de beneficio", apunta Tu?¨®n.
El CICM quiere dar una respuesta circular y horizontal a esas torres de la Castellana. "Nos parec¨ªa que un edificio p¨²blico no deb¨ªa estar a los pies de las torres privadas. Por eso, aunque lo tradicional hubiera sido construir un basamento horizontal frente a las torres verticales, recurrimos a la historia de la ciudad. A la convivencia entre las formas circulares y las torres: las c¨²pulas y los campanarios, vaya", se?ala el arquitecto. Y cita un ejemplo en el que un edificio bajo se puede llegar a comer a otro alto: la iglesia de San Patricio en medio de los rascacielos de la Quinta Avenida de Nueva York. Tu?¨®n considera que "era una oportunidad para hablar de otra manera. El edificio ser¨¢ una marca por fuera y una serie de espacios interiores indefinidos. La arquitectura de congresos es hoy una arquitectura ef¨ªmera que se reinventa seg¨²n la necesidad de cada congreso".
Sostienen Tu?¨®n y Mansilla que la Castellana es el r¨ªo de Madrid: "Recorre la ciudad y explica su historia. Las fachadas de los edificios se asoman, como caras, a mirar el paseo: el Prado, el edificio Sindicatos, el Thyssen, Bankinter, incluso Azca, desde su condici¨®n de bodeg¨®n", enumeran. Y consideran que, al final de ese paseo, la escala es m¨¢s de paisaje que de urbanismo. "Por eso nuestro edificio le pone cara. De El Escorial a la T-4, dialoga con todos porque ser¨¢ visible desde distancias muy grandes".
As¨ª, aunque admiten que las cuatro torres y el futuro CICM alterar¨¢n el perfil de la ciudad, no les preocupa que su edificio se convierta, o no, en el nuevo icono de Madrid. "Ser¨¢ reconocible, pero creemos que Madrid no necesita una postal. La ciudad vende eficacia y una forma de ser muy abierta. ?sa es la mejor postal". Entre las nuevas torres, se quedan con la de Repsol, de Norman Foster. "Tiene una estructura parecida a la que planteamos nosotros, con los espacios indefinidos apilados y los n¨²cleos de circulaci¨®n alejados para despejar el interior".
El Centro de Convenciones, en la nueva ciudad financiera, no es el ¨²nico edificio que Tu?¨®n y Mansilla levantan en Madrid. El Museo de las Colecciones Reales, en el delicado centro hist¨®rico, ilustra la otra cara de la moneda de este estudio de arquitectura. Y tambi¨¦n las dos caras del futuro Madrid. Ya han empezado a construirlo junto al palacio Real, y es lo contrario a los museos, reclamo que se construyen hoy: un pedestal para el palacio y un z¨®calo para la Almudena. "Lo m¨¢s importante ya existe, y nuestra labor es hacerlo visible", explican. Y recuerdan la idea del historiador Sim¨®n March¨¢n de que los arquitectos madrile?os se caracterizaban por hacer una obra muy conservadora en Madrid y otra m¨¢s rompedora cuando trabajaban fuera. "A nosotros se nos ha dado la posibilidad de romper esa imagen. Hemos firmado una obra muy conservadora junto al palacio Real. Y otra rompedora al norte. Cada uno en su sitio".
M¨¢s all¨¢ del CICM, un tercer edificio, el futuro Museo de la Automoci¨®n Eduardo Barreiros rompe tambi¨¦n la imagen conservadora a la que alud¨ªa March¨¢n. "Est¨¢ en Torrej¨®n de la Calzada, y eso hace posible una actitud m¨¢s abierta. Ser¨¢ un edificio bastante dram¨¢tico: un c¨ªrculo forrado de coches reciclados", cuentan.
La imagen de una arquitectura sostenible asociada a los coches puede parecer una broma. Pero ser¨¢ la esencia de ese museo: "Nuestro cliente, desguaces La Torre, es la mayor empresa de desguace de Europa. Y ha vivido la paradoja de, sin cambiar, pasar de ser considerada una empresa no limpia a ser vista como una que lo es porque recicla autom¨®viles. Evidentemente, hacer un edificio con coches reciclados en cualquier otra situaci¨®n no ser¨ªa sostenible. Pero en la nuestra lo es porque la materia prima, que est¨¢ a 50 metros, son los coches", cuentan.
Todas esas caras del nuevo Madrid se est¨¢n dibujando ya en la calle de los Artistas.
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