Depresi¨®n a alta velocidad
Vecinos y comerciantes de Sants viven un suplicio por las obras del AVE
El ruido no para nunca. S¨®lo la lluvia lo detiene..."Y tambi¨¦n van bien los tapones para los o¨ªdos. Tengo una colecci¨®n. Los he probado casi todos". Carlos, de 36 a?os, ingeniero de telecomunicaciones, vive en la calle de Antoni Capmany, en Barcelona, y lleva a?o y medio viviendo entre el ruido de las excavadoras y taladradoras.
"Las taladradoras y los ruidos te despertaban a cualquier hora"
"?De qu¨¦ me sirve no pagar la tasa de las basuras con lo que he perdido?"
Una vecina de Sant Medir aguarda un nuevo balc¨®n tirado por las obras
Carlos habla con la desenvoltura de un experto de la construcci¨®n cuando explica lo que se ve desde la galer¨ªa de su quinto piso: las pilotadoras que han agujereado el suelo para colocar las pilastras que soportan el pavimento bajo el que discurrir¨¢ el AVE. Hoy, jueves, la omnipresente y gigantesca gr¨²a, preside un paisaje aparentemente m¨¢s calmado. "Esto no es casi nada. Llevo mucho tiempo sin descansar", lamenta Carlos, mel¨®mano, y que, como su padre, Paco, que no resolver¨¢ su problema de o¨ªdos hasta que acaben las obras, ha tenido que subir m¨¢s que nunca el volumen de la televisi¨®n y la radio para seguir con su vida.
Albert, de 20 a?os, vive un piso por encima y el mi¨¦rcoles, desde su ventana, casi pod¨ªa tocar la gr¨²a con la mano. Cursa tercero de Derecho y en ¨¦poca de ex¨¢menes se iba a estudiar a la habitaci¨®n de su hermano. Ahora ya ha decidido quedarse en la biblioteca. "Las taladradoras y los gritos te despertaban a cualquier hora. Mucha gente se ha puesto cristales dobles. El ruido es insoportable".
El AVE llegar¨¢ alg¨²n d¨ªa, quiz¨¢ antes de primavera, pero la factura que ha pagado Sants es colosal. Lleva a?o y medio de obras y falta otro tanto para construir el caj¨®n sobre las v¨ªas y abrir la nueva parada de metro de Mercat Nou, cuyo cierre ha acabado de partir la zona en dos porque muchos ciudadanos utilizaban el paso subterr¨¢neo de la estaci¨®n para comunicarse entre Sants y La Bordeta. Las v¨ªas son ahora un r¨ªo imaginario sin puentes ni transbordadores. Cerrado Mercat Nou -aunque la megafon¨ªa del metro siga anunciando con crueldad la parada-, el paso ahora es por un l¨²gubre pasillo a la altura de Badal, que a muchos les daba o da miedo. Por la Bordeta, el itinerario recomendado por el Ayuntamiento implica dar un rodeo hasta dar con la Carretera de Sants. La vida ha quedado partida en dos.
"?Esta gente no piensa?", se pregunta Juan Antonio Gonz¨¢lez, de 45 a?os, due?o de un bar en la calle de Sant Jordi. "Todas las obras implican ruido, pero ?no imaginaron este aislamiento?". Es un lunes por la tarde y apenas hay gente en la calle. S¨®lo polvo, ruido, poca luz, montones de tiendas con las persianas echadas y empleados con el peto fluorescente y el casco: una tierra tomada por el AVE.
"Lo pensamos. Claro que lo pensamos pero no hab¨ªa alternativa", replica la concejal Imma Moraleda tras un tormentoso pleno de distrito que acab¨® el martes casi a media noche. "Un paso elevado habr¨ªa tenido que tener tanta altura que era inviable. Ahora hemos acondicionado el paso de Badal para que tenga m¨¢s luz". Moraleda ha explicado en el pleno que desde el d¨ªa 10 se eliminar¨¢ el paso de tr¨¢ilers por el barrio para que no perturben la campa?a de Navidad. Y que los comerciantes afectados por las obras estar¨¢n eximidos de la tasa de recogida de basura de 2007 y 2008. Todo m¨¢s el plan AERI (?rea Extraordinaria de Rehabiliatci¨®n Integral) que llegar¨¢ con 17 millones de euros.
"?Y de qu¨¦ sirve que me libren de pagar 130 euros cada seis meses, que por cierto, hemos tenido que adelantar? ?Me compensa eso la p¨¦rdida del 80% de la clientela? Con las obras nos han provocado grietas en las fincas pero solo nos costean una parte de los da?os ?D¨®nde se ha visto eso?", se pregunta irritado Antoni Godino, un zapatero de la calle de Sant Medir. "El Ayuntamiento nos ha dejado en pelotas. Es triste decirlo", dice Godino. "Soy de izquierdas y esto con el PP no habr¨ªa pasado. ?Nadie se acuerda del Prestige? Pagaron r¨¢pido". La ira se extiende como la p¨®lvora por este tri¨¢ngulo entre la Carretera de Sants, Badal y Antoni de Capmany, pero, a diferencia del barrio del Gornal, en Hospitalet, donde algunos vecinos han logrado que se les pague un hotel y librarse del ruido, no se ven carteles de protesta. "La gente est¨¢ resignada", dice el zapatero. Pero, unos metros m¨¢s all¨¢, Marisa P¨¦rez, de 35 a?os, ha colocado este letrero ante su escaparate de tienda de ropa: "Las obras del AVE nos ha arruinado. Y nadie hace nada por nosotros". Los precios hablan por s¨ª solos.
"Esta Navidad, ?pollo!", exclama Marisa mientras una clienta, ¨¢cida, replica: "?Acelgas!". Un enorme tr¨¢iler recula y maniobra en el cruce con Canalejas escenificando la tortura de tantos d¨ªas. "Mira", dice mientras se?ala las tiendas que han tenido que cerrar: "Aqu¨ª hab¨ªa una librer¨ªa; all¨ª, una tienda de decoraci¨®n; m¨¢s lejos, un colmado. La droguer¨ªa no abre por las tardes y nosotros hemos despedido a tres dependientas: esto no da para m¨¢s". La depresi¨®n se extiende m¨¢s all¨¢ del r¨ªo de hierro. Juan Gonz¨¢lez Carrillo tiene un quiosco en la calle de la Riera de Tena, junto a la antigua parada de Mercat Nou, y sobre el mostrador, una libreta con tel¨¦fonos: quiere traspasar el negocio y busca un bar. "Esto era una maravilla y ahora, una ruina", dice abatido se?alando sus cajas de chucher¨ªas ya vac¨ªas. El paisaje cambia a este lado del r¨ªo. Hay vecinos con nuevas vistas al enorme caj¨®n de las v¨ªas.
El sobrio mercado, de 1913, asiste impasible a los estragos del AVE y a su propia decadencia. Una enorme red cubre el techo para que los excrementos de las palomas no alcancen el suelo. "Bueno, alguna piedra tambi¨¦n ca¨ªa", dicen en la cafeter¨ªa Montserrat Torrent y Sonia Pi?ol, de 76 y 77 a?os, respectivamente. No todo es culpa del AVE: las ¨¢reas comerciales le restaron clientes y el aislamiento puso el resto. Muchos puestos est¨¢n cerrados y la tristeza se palpa. Eleuterio Galinsoga, presidente de los tenderos, calcula que de unos a?os a esta parte han cerrado el 20% de los 240 n¨²meros de tiendas. "La gente se va a los supers. Esto es muy anterior al AVE", dice Merc¨¨ Guillamon, de 71 a?os, una mercera que resiste en el ¨²nico puesto exterior del mercado en Daoiz y Velarde frente a otras calles m¨¢s concurridas. Combate la soledad con una vitalidad fascinante: "?Por qu¨¦ aguanto? ?Esto me gusta!".
El mercado no gastar¨¢ este a?o los 4.000 euros en la cabalgata de Navidad ("La gente est¨¢ desanimada", dice Galinsoga) pero ha recibido un rayo de luz: el Ayuntamiento ha adelantado un a?o, a 2009, el traslado de los tenderos para reformar el mercado. Muchos saben que no har¨¢n las maletas: como Carme, la carnicera, y Ferran Barnet, el verdulero, ambos de 62 a?os. Sus hijos no han seguido la tradici¨®n y se jubilar¨¢n antes.
-Si empez¨¢is las obras antes de abrir el paso de Mercat Nou, esto ser¨¢ una Zona Cero, avis¨® Rosa Ortiz, presidenta de los comercios del Entorn del Mercado en el Ayuntamiento.
-No te ha ca¨ªdo un avi¨®n, le replicaron.
-No, pero me ha llegado el AVE.
En eso est¨¢ Ortiz. En combatir la depresi¨®n peleando, con ideas como que el Consistorio permita a las tiendas m¨¢s afectadas tener un puesto en la futura carpa. "De momento, me han dicho a todo que s¨ª", dice animada.
Pero Benancia S¨¢nchez, boliviana de 35 a?os, necesita algo m¨¢s que ideas. Vive con su familia -cuatro adultos m¨¢s- en el n¨²mero 36 de San Medir y hace un mes que tuvieron que derribarle el balc¨®n de piedra tras despegarse de la fachada. "Le dije al Administrador: 'No es una grieta: aqu¨ª una baila sin querer". Y con la verja echada y la ropa tendida en casa, Benancia espera, m¨¢s all¨¢ del ruido y el polvo, un balc¨®n nuevo y sobre todo, que su casa deje de vibrar.
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