Sed buenos
Siempre resulta mosqueante que el Estado se preocupe excesivamente por la salud de sus s¨²bditos, que ponga ¨¦nfasis en lo que les conviene para ser felices. Ante las abrumadoras campa?as institucionales ofreciendo recetas de bienestar y previni¨¦ndonos del infierno, inevitablemente me pregunto: ?Y ahora, qu¨¦ querr¨¢n? Con el tabaco se est¨¢n poniendo muy pesados, pero su doble moral les permite sacarse una pasta de impuestos con material tan diab¨®lico mientras que nos amenazan con el intolerable tormento que nos espera si no le exigimos el divorcio inmediato a esa nicotina que te provoca c¨¢ncer e impotencia. Repiten hasta el mareo un c¨¢lido spot sobre la buena vida, en el que aconsejan sustituir el cigarro por la ingesti¨®n de una saludable manzana. ?Y qu¨¦ hacemos los que fumamos treinta al d¨ªa, nos comemos treinta manzanas? Si hay que elegir obligatoriamente entre las sobredosis letales, prefiero la de humo a la de fruta.
Tambi¨¦n resulta grotesca la muy tonta escenificaci¨®n de las borracheras adolescentes que ha montado el Ayuntamiento de Madrid intentando convencer a los chavales de que abstemios est¨¢n m¨¢s guapos. Las dotes interpretativas de los actores son escasas y el texto que deben recitar tan incre¨ªble como sonrojante, empezando por un farfulleante bolinga que le da las gracias a sus padres por haber comprendido su personalidad, declar¨¢ndoles su amor por no haber coartado su libertad ni con preguntas ni con horarios. Es burdo, es facil¨®n, es irritante, atenta al sentido com¨²n. Y, c¨®mo no, me asalta el deseo de descuartizar los DVD que acabo de comprar en una tienda al abusivo precio de veintitantos euros al constatar que es imposible saltarse esa desquiciante brasa de que el robo contra la propiedad intelectual es un robo y que, ahora, la Ley act¨²a. ?A qui¨¦n se lo est¨¢n contando? Me incita a hacerme cliente del top manta, al pirateo salvaje, a aprender a descargar pel¨ªculas, a que me enchironen.
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