De entre los muertos
La 'resurrecci¨®n' de John Darwin, el hombre que desapareci¨® hace seis a?os en el mar del Norte, plantea todav¨ªa muchos interrogantes
John Darwin regres¨® "de entre los muertos" el pasado 1 de diciembre. "Creo que mi nombre figura en el registro de personas desaparecidas", fue su ¨²nica declaraci¨®n cuando se present¨® aquel s¨¢bado en una comisar¨ªa del centro de Londres. Identificado como el hombre que hace casi seis a?os desapareci¨® en las aguas del Mar del Norte, y que trece meses despu¨¦s era declarado oficialmente muerto, Darwin, de 57 a?os, no aport¨® ning¨²n dato sobre su sorprendente reaparici¨®n, alegando amnesia. Al d¨ªa siguiente protagonizaba un emotivo encuentro con sus dos hijos, pero en la estampa familiar destacaba la ausencia de un personaje clave, su esposa Anne, que en aquellos momentos se hallaba en Panam¨¢.
Darwin dejaba una estela de deudas y dudas sobre el papel de su mujer
Los medios de comunicaci¨®n y el p¨²blico siguen la historia con pasi¨®n
Anne Darwin, de 55 a?os, fue detenida ayer en el aeropuerto de Manchester (adonde lleg¨® procedente de Atlanta) bajo la acusaci¨®n de fraude. Es el mismo cargo que su marido afrontar¨¢ hoy ante el juez, unido al de enga?o para obtener un pasaporte falso.
A lo largo de la ¨²ltima semana, la polic¨ªa ha ido desenmara?ando la madeja urdida por el matrimonio para simular la muerte de ¨¦l con fines lucrativos y tambi¨¦n como una forma r¨¢pida de huir de sus numerosos acreedores. La trama de esta historia arranca una fr¨ªa ma?ana de marzo de 2002, cuando John Darwin abandona con su kayak la costa de Seaton Crew, al noroeste de Inglaterra, para no volver jam¨¢s.
Primero apareci¨® uno de los remos, y m¨¢s tarde la embarcaci¨®n. Un a?o despu¨¦s su viuda recib¨ªa el certificado oficial de defunci¨®n y los cheques de sendas p¨®lizas de seguro de vida por un valor total de 290.000 euros. Cancel¨® el cr¨¦dito que pesaba sobre su vivienda y retom¨® su trabajo en la recepci¨®n de un consultorio m¨¦dico. El pirag¨¹ista dejaba tras de s¨ª una estela de deudas y el escrutinio de la justicia por varios asuntos sucios en los que se involucr¨® cuando trabajaba como funcionario de prisiones.
El rastro de Darwin desapareci¨® para siempre hasta que su decisi¨®n de resucitar por motivos poco claros (acaba de alegar, por ejemplo, que echaba de menos a sus hijos), abri¨® la caja de Pandora. El pasado mi¨¦rcoles era arrestado coincidiendo con la difusi¨®n de una fotograf¨ªa -que data de julio de 2006- en la que aparec¨ªa acompa?ado de su mujer y un agente inmobiliario de Panam¨¢. Una internauta logr¨® localizar la comprometida prueba con la simple ayuda del rastreador de google, en el que insert¨® los nombres de los c¨®nyuges junto a la palabra "Panam¨¢". S¨®lo entonces la esposa admiti¨® su implicaci¨®n en el fraude y emiti¨® un comunicado que persegu¨ªa exonerar a sus hijos, Mark (31 a?os) y Anthony (29): "No se lo cont¨¦ porque estaba convencida de que habr¨ªan intentado disuadirme ?C¨®mo podr¨¢n perdonarme por lo que he hecho?". Los dos reto?os dijeron sentirse traicionados al descubrir por la prensa que su madre hab¨ªa comprado un apartamento en Panam¨¢ el pasado marzo, repiti¨® visita al marido en julio y finalmente vendi¨® la casa familiar (octubre) para instalarse con ¨¦l en el Caribe e iniciar un negocio de ecoturismo.
La misma noche de la detenci¨®n de su esposo, Anne Darwin se traslad¨® a Miami con una cohorte de periodistas del Daily Mail y el Mirror, que han publicado sus declaraciones en los ¨²ltimos d¨ªas. S¨®lo ayer accedi¨® a regresar al pa¨ªs a requerimiento policial.
La facilidad con la que John Darwin rehizo su vida bajo la identidad falsa de John Jones no ha sorprendido tanto como la revelaci¨®n de que, tras su desaparici¨®n oficial, convivi¨® durante un tiempo con Anne en su domicilio de Hampshire, antes de la escapada a Panam¨¢.
Las informaciones indican que el marido se refugiaba en un anexo de la casa cuando ella recib¨ªa las visitas de familiares y amigos, pero esta rocambolesca versi¨®n no casa con las alegaciones de la mujer de que en 2002 dio por muerto a su marido y no descubri¨® la verdad hasta m¨¢s tarde. "John me dijo que simular su muerte era la ¨²nica salida a nuestra dif¨ªcil situaci¨®n [econ¨®mica]. Le rogu¨¦ que no lo hiciera, que no estaba bien, y honestamente no sab¨ªa c¨®mo ni desde cuando lo hab¨ªa planeado", asegura.
El papel de los hijos en el entramado -pese a la estrecha relaci¨®n con la madre, no se percataron de sus constantes idas y venidas al pa¨ªs de Centroam¨¦rica- tambi¨¦n ha sido puesto en tela de juicio, aunque la polic¨ªa no confirmaba ni descartaba ayer su implicaci¨®n.
El caso del pirag¨¹ista de Panam¨¢ plantea todav¨ªa muchos interrogantes a los investigadores. ?Por qu¨¦ decidi¨® abandonar su vida de expatriado de lujo? ?Urdi¨® el plan con su esposa o ¨¦sta se sum¨® m¨¢s tarde? ?Es casualidad que su hijo Mark abandonara su trabajo en una consultor¨ªa justo el d¨ªa antes de que su padre reapareciera en Inglaterra?). La polic¨ªa ha recibido un alud de llamadas de personas que, desde Am¨¦rica y Europa, aseguran haber visto a Darwin a lo largo del ¨²ltimo lustro.
Hasta el total esclarecimiento de su fingida muerte y espectacular resurrecci¨®n, los medios de comunicaci¨®n y el p¨²blico siguen con verdadaera pasi¨®n una historia que ha recordado a algunos el argumento de V¨¦rtigo (1958), de Alfred Hitchcock, pel¨ªcula subtitulada en Espa?a como De entre los muertos.
Aunque, a diferencia de la obra del mago del suspense, en este caso nunca hubo un verdadero cad¨¢ver.
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