"Los docentes somos funcionarios de la sociedad"
El catedr¨¢tico de ?tica Jos¨¦ Antonio Marina (1939) es un apasionado del cultivo de las plantas, de la educaci¨®n y de la capacidad creadora de la inteligencia humana. Pulcro, viste chaqueta y corbata y es su segundo desayuno. Marina defiende la Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa y los Derechos Humanos, y rinde culto a la magia de la conversaci¨®n, en uno de los salones del palacete del duque de Santo Mauro, reconvertido en hotel. "Si nos pusi¨¦ramos de acuerdo padres y educadores sobre la nueva asignatura, el ¨¦xito y los resultados ser¨ªan espl¨¦ndidos".
El catedr¨¢tico de ?tica analiza los debates que distraen a la educaci¨®n
La horticultura relaja al pensador espa?ol. Al principio, la cosa de las flores fue m¨¢s oficio que devoci¨®n. Gan¨® la c¨¢tedra de bachillerato, y decidi¨® seguir investigando sin depender de la financiaci¨®n de la universidad, que nunca le interes¨®. Consigui¨® el dinero con sus cultivos. Ahora, y desde siempre, cultiva el pensamiento. Y a fondo. "He llegado a la conclusi¨®n de que el logro m¨¢ximo de la inteligencia es la ¨¦tica y su realizaci¨®n pr¨¢ctica, que es la bondad". El investigador apura el zumo de naranja al principio de la conversaci¨®n, y la infusi¨®n, al final, casi fr¨ªa, cuando queda claro su apoyo a la inclusi¨®n de principios universalmente v¨¢lidos en los contenidos educativos, y de la vigencia de una ¨¦tica con conocimientos, sentimientos y acciones.El pensador, nacido en Toledo, disc¨ªpulo de Husserl, promueve desde hace dos a?os un debate sobre la necesidad de una sociedad culta, educada en la responsabilidad y la justicia, instalada en un marco de valores que deban aceptar todas las religiones y los ciudadanos de diferentes credos y culturas. "La gran dificultad es que esto hay que ense?¨¢rselo a alumnos de 14 a?os", subraya. Marina reconoce a los padres y al Estado competencias educativas, y a los ni?os, el derecho, preferente, a ser bien educados. "?ste es el principal derecho. Y lo que nos impone a todos los dem¨¢s son deberes".
Primero a los padres, despu¨¦s, a los docentes y a la sociedad entera, incluidas la jerarqu¨ªa cat¨®lica y las asociaciones de padres que temen el adoctrinamiento estatal de sus hijos en comportamientos y valores que rechazan. No es ¨¦se el objetivo. La declaraci¨®n de intenciones de la asignatura, seg¨²n reconoce Jos¨¦ Antonio Marina, sacramenta la primac¨ªa de la argumentaci¨®n y el pensamiento cr¨ªtico contra los prejuicios como el racismo, el sexismo y la homofobia. Opina que a veces se escuchan comentarios indecentes y hasta cierto punto previsibles por la trascendencia de la iniciativa gubernamental: "Ingresan en las aulas asuntos existenciales, actuales, conocimientos necesarios para ejercer la libertad de conciencia".
Pero la pol¨¦mica sobre los contenidos de la asignatura "causa da?os a la escuela al presentarla como una especie de mecanismo sin sentido cr¨ªtico, una m¨¢quina adoctrinadora del Estado", seg¨²n observa Marina, con preocupaci¨®n. "Los docentes aparecen como unos monigotes, cuando la realidad es otra. Aunque somos administrativamente funcionarios del Estado, somos de hecho funcionarios de la sociedad, es decir, tenemos que defender si es necesario a la sociedad frente al Estado. Somos intermediarios cr¨ªticos, no correa de transmisi¨®n de las directrices ministeriales".
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