Los retos sociales marcan los Nobel

Doris Lessing no pudo estar ayer en Estocolmo para recoger el Nobel de Literatura, pero estuvo presente en el recuerdo de todos. Estuvo, en primer lugar, a trav¨¦s de las palabras del presidente de la Fundaci¨®n Nobel, Marcus Storch, que dio la bienvenida a los premiados. Estuvo, l¨®gicamente, en la c¨¢lida y erudita presentaci¨®n de su obra realizada por el escritor Per W?steberg, que rese?¨® la trayectoria literaria y humana de la escritora. Pero donde estuvo sobre todo fue entre el p¨²blico, entre los miles de lectores suecos que han vuelto a encontrarse con ella a trav¨¦s de la relectura de muchas de sus obras, y que ovacionaron a la escritora ausente en el momento en que la escritora deb¨ªa haber recogido el premio.

De Lessing se dijo que hab¨ªa cambiado "nuestra forma de ver el mundo"

Aunque faltara la autora de El cuaderno dorado, la Sala de Conciertos de Estocolmo se visti¨® de gala un a?o m¨¢s para la ceremonia de entrega de los m¨ªticos premios instituidos en el famoso testamento de Alfred Nobel, y que una vez m¨¢s fue un un espect¨¢culo comedido y sin lugar para la sorpresa, presidido por el estricto protocolo que acompa?a a la Casa Real de Suecia, representada en este acto por el rey Carlos Gustavo, la reina Silvia y la princesa Victoria, heredera al trono.

"Este a?o, los Premios Nobel pueden ser vistos desde una perspetiva diferente", dijo en su discurso inicial, en nombre de la Fundaci¨®n Nobel, el doctor Marcus Storch, y a?adi¨® enseguida "desde la investigaci¨®n aplicada al progreso social".

Uno a uno, los premiados en las distintas categor¨ªas -salvo Doris Lessing, que se excus¨® para no ir por motivos de salud, y uno de los economistas, el veterano Leonid Hurwicz- fueron repitiendo el ritual de las tres reverencias -al Rey, a los acad¨¦micos, al p¨²blico- a la hora de recoger el galard¨®n. Mientras, se iban destacando los motivos profundos por los que fueron elegidos. El Premio Nobel de la Paz se entreg¨® unas horas antes en Oslo. La llamada a proteger el planeta contra los reveses que produce el cambio clim¨¢tico lleg¨® tambi¨¦n a Estocolmo, y los Nobel se ti?eron as¨ª de un fuerte contenido social.

En Estocolmo, Per W?steberg fue el encargado de desentra?ar y elogiar la obra de Doris Lessing. Dijo que "hab¨ªa contribuido a cambiar la forma de ver el mundo", y agreg¨®, de manera rotunda: "Probablemente ning¨²n antecesor entre los que han recibido el premio haya tenido una creaci¨®n tan rica y amplia".

Donde hab¨ªa resonado con m¨¢s fuerza la voz cr¨ªtica de Doris Lessing fue el pasado viernes en el tradicional discurso del Nobel de Literatura ante la Academia Sueca. Tampco pudo asistir, pero envi¨® un brillante texto que ley¨® su editor londinense, Nicholas Pearson, ante una sala repleta. En ¨¦l, la escritora aprovech¨® su familiaridad con ?frica y la India, para se?alar la profunda brecha que separa un mundo en el que la mayor¨ªa tiene de todo con otro, en el que los m¨¢s no tienen nada. Habl¨® de escuelas miserables con alumnos cuyas edades oscilan entre los 6 y los 26 a?os, en las que no hay libros, ni tizas y en las que, al mismo tiempo, hay un inusitado inter¨¦s por la lectura. Alguna vez que estuvo de visita, cont¨® la escritora en su texto, le hab¨ªan pedido que les enviara libros a su regreso a Londres.

En su discurso ante la Academia Sueca de hace unos d¨ªas, Doris Lessing se refiri¨® tambi¨¦n a la inmortalidad de la creaci¨®n literaria. "Supongamos que las aguas anegan nuestras ciudades con la subida del nivel de los mares; el narrador permanecer¨¢", escribi¨®, "porque es la fantas¨ªa la que nos enriquece, la que nos mantiene, la que nos crea, para bien y para mal".

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