Hero¨ªnas de nuestro tiempo
Las escritoras Taslima Nasreen, Ayaan Hirsi Al¨ª y Nawal al Saadawi son algunas de las mujeres amenazadas y perseguidas por la intolerancia islamista. Ellas se han tomado en serio nuestros principios democr¨¢ticos
Hubo un tiempo en que la juventud del mundo escogi¨® al Che Guevara como h¨¦roe. Hasta el d¨ªa de hoy, la venta de camisetas, p¨®sters y dem¨¢s chucher¨ªas con su efigie constituye un mercado floreciente. Cabe preguntarse si la juventud del mundo conoce los nombres de Taslima Nasreen, de Ayaan Hirsi Ali o de Nawal Al Saadawi. Para ser justos, al menos deber¨ªan poderse hallar algunas fotos de ellas en la secci¨®n de pa?uelos fetiches y otros llaveros solidarios: las tres son mujeres, universitarias, dem¨®cratas, y las tres est¨¢n amenazadas de muerte en sus pa¨ªses.
Oriunda de Bangladesh, la escritora Taslima Nasreen tuvo la mala suerte de suscitar la c¨®lera de los islamistas indios con Lajja (La verg¨¹enza), novela ganadora del Premio Sajarov 1994 que denuncia el tratamiento de la comunidad hind¨² en su pa¨ªs, mayoritariamente musulm¨¢n. La autora tuvo que escapar de Bangladesh, donde varias otras obras suyas est¨¢n prohibidas, al igual que en India, para no herir la susceptibilidad musulmana.
Wafa Sultan, Irshad Manji, Seyran Ates o Necla Kelek son tambi¨¦n discriminadas en sus pa¨ªses de origen
Estas mujeres, como otras v¨ªctimas, merecen un reconocimiento internacional
Refugiada en Calcuta, no hab¨ªa decidido callar y critic¨® en particular la condici¨®n de las mujeres en la sociedad isl¨¢mica. Fue condenada a muerte en agosto de 2007 y, a consecuencia de la pasividad del Gobierno comunista bengal¨ª ante una serie de manifestaciones violentas, tuvo que abandonar Calcuta y refugiarse en Nueva Delhi con protecci¨®n policial india.
Grupos de mujeres indias piden al Gobierno que se le conceda la nacionalidad india a la autora emigrada de Bangladesh cuya visa vence en febrero de 2008. El partido Bharatiya Janata denuncia tambi¨¦n el silencio del primer ministro y exige un debate en el Parlamento. No obstante, en los hechos da la impresi¨®n de que las autoridades indias la est¨¢n empujando suavemente a marcharse, aconsej¨¢ndole que busque un pa¨ªs acogedor fuera del continente. "Si Taslima vuelve a Calcuta, la izquierda perder¨¢ el voto musulm¨¢n", amenaza un responsable musulm¨¢n local que representa alrededor de un 30% del electorado. "Hay peligro de nuevas violencias. El Gobierno debe elegir entre ella y nosotros".
?Cu¨¢nto pesa la libertad de pensamiento, el valor y la vida misma de una mujer ante la p¨¦rdida de las elecciones a favor de los islamistas?
Amenazada de muerte por los islamistas del mundo entero, Ayaan Hirsi Ali, escritora y diputada holandesa de origen somal¨ª, vive actualmente en un "lugar seguro" de los Pa¨ªses Bajos con protecci¨®n policial. ?Por qu¨¦ esta escritora de 38 a?os con aspecto de top model, diputada liberal, sumamente inteligente y cargada de diplomas, ha de temer por su vida y suscitar una justa entre algunas de las grandes mentes europeas imbuidas de tolerancia?
"Esta mujer es peligrosa, esta mujer est¨¢ en peligro", seg¨²n lo resume Pierre Haski de Rue 89. Podr¨ªa convertirse en "la primera refugiada occidental desde el Holocausto", escriben Sam Harris y Salman Rushdie (a quien no se le puede negar un conocimiento ¨ªntimo del problema). La historia de Ayaan es ejemplar: de estricta obediencia musulmana en su infancia, v¨ªctima de la ablaci¨®n y escapando de un matrimonio forzado, se refugi¨® en los Pa¨ªses Bajos donde obtuvo la nacionalidad. En 2002, Gerrit Zalm, viceministro de Holanda, la hizo entrar en pol¨ªtica prometi¨¦ndole protecci¨®n f¨ªsica. Pero en 2004, mientras trabajaba con el cineasta Theo Van Gogh, ¨¦ste fue degollado por los islamistas, quienes unieron este asesinato con la amenaza de muerte para la joven diputada liberal. Para que la carta de amenaza no pasara desapercibida, se la encontr¨® clavada en el pecho del joven con un cuchillo de carnicero. Ayaan Hirsi Ali se exili¨® por un tiempo en Estados Unidos, donde prosigui¨® su investigaci¨®n sobre las Luces en el Islam, pero perdi¨® los fondos destinados a su seguridad que le hab¨ªa concedido su Gobierno.
En Francia circul¨® una petici¨®n para que se le concediera la nacionalidad francesa, algo que no despert¨® el entusiasmo de las autoridades. "Europa es cobarde", escribi¨® Salman Rushdie. En realidad, Ayaan Hirsi Ali desorienta a los "especialistas" de la intolerancia. Se declara atea y cita a Voltaire: "El Cor¨¢n es obra del hombre, no de Dios", escribe. "Por consiguiente debemos interpretarlo y adaptarlo seg¨²n los tiempos modernos. Abandon¨¦ el mundo de la fe, de la ablaci¨®n genital y del matrimonio en aras al mundo de la raz¨®n y la emancipaci¨®n sexual. Despu¨¦s de este viaje, me consta que uno de estos dos mundos es simplemente mejor que el otro". Pero su juicio sobre la actitud occidental es lapidario: "La colonizaci¨®n y la esclavitud han creado un sentimiento de culpabilidad en Occidente que lleva a la gente a adular las tradiciones for¨¢neas. Es una actitud perezosa y hasta racista".
Las afirmaciones de Ayaan Hirsi Ali no gustan a todo el mundo. Es as¨ª que tanto Timothy Garton Ash como Ian Buruma han criticado su pensamiento radical.
"Ayaan Hirsi Ali es hoy una valiente, abierta y un tanto simplificadora fundamentalista de la Ilustraci¨®n -escribe el primero-. No estoy convencido de que declaraciones p¨²blicas como las que ha hecho Ayaan Hirsi Ali acerca de que el Islam es 'atrasado' y su profeta 'perverso', sirvan para algo". Por el bien de todos, en una palabra, Ayaan har¨ªa bien en defender su vida pero endulzando su pensamiento y sin criticar demasiado a sus verdugos.
"Es la paradoja del multiculturalismo -responde el autor franc¨¦s Pascal Bruckner-, que otorga el mismo tratamiento a todas las comunidades pero no a los individuos que las componen, neg¨¢ndoles la libertad de liberarse de sus propias tradiciones...". Para cerrar un debate tan profundo como vital para Europa, el c¨¦lebre escritor sueco Lars Gustafsson sugiere "dos axiomas bastante obvios:
-La tolerancia de la intolerancia engendra intolerancia;
-La intolerancia de la intolerancia engendra tolerancia".
?M¨¢s nombres? No hace falta recordar la historia de la birmana Aung San Suu Kyi, cuyos 16 a?os de arresto domiciliario altern¨¢ndose con simulacros de liberaci¨®n son, junto con la represi¨®n sangrienta de sus sostenedores, el pasatiempo preferido de los dictadores birmanos. Casi desconocido es, en cambio, el caso de la catedr¨¢tica birmana Aung Ma Tin Yee, amenazada y exiliada en Tailandia, en donde codirige la All Ethnic International Open University como as¨ª el Empowering Women of Burma, un movimiento de mujeres que ella misma fund¨® en 1992.
Discriminadas en sus pa¨ªses de origen, amenazadas, exiliadas, son tambi¨¦n la sirio americana Wafa Sultan, la asi¨¢tica Irshad Manji, nacida en Uganda, la turca alemana Seyran Ates, y la turca Necla Kelek, todas ellas culpables de haberse tomado en serio nuestros principios democr¨¢ticos.
La decana de nuestras hero¨ªnas es probablemente la egipcia Nawal Al Sadawi. Conocidos son sus m¨¦ritos -diplomada en la Universidad de El Cairo y en Columbia University de Nueva York, investigadora en la Facultad de Medicina de Ain Shams, en El Cairo, repetidamente encargada de misiones por cuenta de las Naciones Unidas, ex consejera de la Comisi¨®n econ¨®mica de las Naciones Unidas en ?frica Occidental, comprometida autora de 45 libros, muchos de ellos premiados y traducidos a m¨¢s de 30 idiomas-. Nawal Al Saadawi es una luchadora incansable por la emancipaci¨®n de la mujer en el Islam, por la recuperaci¨®n del nombre materno asociado al paterno, por el aborto, contra la ablaci¨®n y contra el abuso sexual de los ni?os. En un Egipto en el que un 91% de las mujeres ha sufrido la ablaci¨®n, "el velo mental es el m¨¢s peligroso -escribe-, porque es invisible. El sistema educativo y los medios de prensa colaboran para velar las mentes".
Encarcelada repetidamente, Nawal Al Saadwi vive exiliada desde abril de 2007. El detonador fue esta vez la reedici¨®n en enero de una obra de teatro escrita varios a?os antes titulada Dios dimite de la cumbre, en la que Dios aparece como un esp¨ªritu, ni mujer ni hombre. No es demasiado pol¨ªticamente correcto pedir para estas mujeres, como para muchas otras, verdaderas v¨ªctimas de nuestro tiempo, junto con el derecho a expresarse libremente y a elegir su vida, un reconocimiento internacional a la altura de sus m¨¦ritos.
Nicole Muchnik es pintora y escritora.
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