Un deporte para 'viejos'
Mientras disminuyen a la mitad las licencias de ciclistas juveniles y sub 23, se multiplican las de veteranos y cicloturistas

Al secretario de Estado para el deporte, Jaime Lissavetzky, le gusta recordar, siempre que habla de ciclismo, la encuesta que refleja que en los hogares espa?oles hay m¨¢s bicicletas que balones. Es verdad, pero cada vez las usan menos los j¨®venes para hacer deporte de competici¨®n y m¨¢s sus padres para salir a pasear los fines de semana o para participar en marchas cicloturistas. El ciclismo se ha convertido en un deporte de viejos, o sea, de varones mayores de 40 a?os, una minor¨ªa selecta y con capacidad de compra. Las mujeres son an¨¦cdota y sus hijos sufren alergia a las dos ruedas y a los pedales y al ejercicio f¨ªsico en general. Lo reflejan las impresiones espont¨¢neas, las an¨¦cdotas de los campeones, y lo confirman los datos de la evoluci¨®n del n¨²mero de licencias de la federaci¨®n espa?ola.
Hay equipos que s¨®lo pueden contar con los juveniles hasta julio; en verano desaparecen
?scar Freire prefiere que su hijo sea tenista, "que sufren menos y ganan m¨¢s"
Y nadie habla de dopaje o de la mala fama actual de uno de los deportes m¨¢s hermosos para explicar un descenso de practicantes j¨®venes que tambi¨¦n alarma a su primo hermano el atletismo, otro deporte de sudor y dolor, de gente dura. Las razones m¨¢s citadas son la peligrosidad del tr¨¢fico, el cambio de h¨¢bitos de la juventud, la ausencia de un crack, de un Indurain o un Perico que creen afici¨®n. Paco Antequera, seleccionador nacional de ciclismo, contaba el otro d¨ªa que tal como est¨¢n las carreteras, tan peligrosas, ¨¦l no dejaba salir a su hijo solo con la bicicleta. ?scar Freire, el tricampe¨®n del mundo, explicaba que no quer¨ªa que su hijo fuera ciclista de mayor. "Que sea tenista", dec¨ªa, "que se sufre menos y se gana m¨¢s".
Tambi¨¦n Pepe Barruso, fundador del Club Ciclista Villav¨¦s, la escuela en la que creci¨® Indurain, recuerda con nostalgia c¨®mo en 1996, el a?o de m¨¢ximo esplendor del boom sociol¨®gico surgido en torno al pentacampe¨®n del Tour, 136 chavales corr¨ªan, en diferentes categor¨ªas, con el maillot de su equipo. Cuatro a?os despu¨¦s, eran pr¨¢cticamente la mitad; en 2005, la cuarta parte. "Los n¨²meros se mantienen en la escuela de ciclismo y hasta los 14, 15 a?os", dice Barruso. "?sa es la edad cr¨ªtica, en la que se produce el mayor n¨²mero de abandonos". La edad, o el mes. Los responsables de otros clubes cuentan c¨®mo en juveniles pueden contar con los corredores s¨®lo hasta julio. Despu¨¦s, en vacaciones, prefieren la playa o no hacer nada.
En 2000 contaban con licencia de la Federaci¨®n Espa?ola de Ciclismo 2.556 corredores sub 23; en 2007 el n¨²mero hab¨ªa descendido a 1.273, casi la mitad. En juveniles, los n¨²meros se acercan al mismo declive: 2.215 en 2000 por 1.570 en 2007, lo que no deja de suponer un ligero repunte (en 2005 eran 1.465), achacable, seg¨²n afirman los expertos, a los vaivenes demogr¨¢ficos: los primeros a?os de la d¨¦cada de los 90 son los del mayor descenso en la tasa de natalidad. En el nivel superior, la crisis del ciclismo profesional, la escasez de equipos y de patrocinadores, se refleja en el n¨²mero de licencias profesionales: 156 en el a?o 2000, 212 en 2002 y s¨®lo 90 en 2007.
Mientras, el n¨²mero de licencias de alevines aumenta ligeramente (773 en 2000, 880 en 2007) y las de infantiles se mantienen (1.254 en 2000, 1.129 en 2007).
Y, sin embargo, el n¨²mero total de licencias de ciclismo ha aumentado espectacularmente en lo que llevamos de siglo XXI: de 34.250 en 2000 se pas¨® a 44.796 en 2007, casi un 30% m¨¢s. Un incremento achacable casi en su integridad a la duplicaci¨®n del n¨²mero de licencias de cicloturistas (de 11.382 se ha pasado a 22.050) y de competidores de categor¨ªas M¨¢ster (mayores de 30 a?os) y de veteranos, que cubre hasta a los mayores de 60, y que han pasado de 3.789 en 2000 a 5.870 en 2007.

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