Adi¨®s a la seguridad de la guerra fr¨ªa
El sistema que garantiz¨® la estabilidad militar entre Este y Oeste se derrumba
La arquitectura de seguridad internacional establecida durante la guerra fr¨ªa y en los a?os noventa con la firma de un complejo entramado de tratados sobre control de armas se est¨¢ derrumbando. Todos los principales pilares de esa estructura tiemblan bajo la presi¨®n de nuevas relaciones de fuerza que se han afirmado, o pretenden afirmarse, en el tablero mundial.
La suspensi¨®n de la aplicaci¨®n del Tratado sobre Armas Convencionales decidida por Rusia es s¨®lo un elemento en un conjunto de fricciones que afectan tambi¨¦n a los tratados sobre armas nucleares intermedias e intercontinentales. "La medida es un paso m¨¢s, una consecuencia l¨®gica de una din¨¢mica que empez¨® en 2002, cuando Washington se retir¨® del Tratado Anti-Misiles Bal¨ªsticos", comenta Oksana Antonenko, analista del Instituto Internacional de Estudios Estrat¨¦gicos de Londres. "La Administraci¨®n de Bush dej¨® entonces claro que no apostaba por ese entramado de tratados, y lo ¨²nico sorprendente en la reacci¨®n de Mosc¨² es que llegue tan tarde", argumenta Antonenko.
Las fricciones afectan tambi¨¦n a los tratados sobre armas nucleares
"Se trata de un sistema pensado para un mundo bipolar que ya no existe. Pero ser¨ªa un error pensar que ya no tiene sentido. Hay que adaptarlo", considera Karl Kaiser, profesor de la Universidad de Harvard. "EE UU y Rusia siguen manteniendo arsenales nucleares muchas veces m¨¢s grandes que los de todos los dem¨¢s juntos".
El casus belli oficial alrededor del Tratado sobre Armas Convencionales es que los pa¨ªses de la OTAN no han ratificado la revisi¨®n consensuada tras la desintegraci¨®n del Pacto de Varsovia. El Kremlin denuncia que, sin la ratificaci¨®n, hay varios pa¨ªses ex comunistas -por ejemplo, los b¨¢lticos- que quedan de facto con las manos libres. La OTAN justifica su posici¨®n alegando que Rusia no cumpli¨® con el compromiso de retirar sus tropas de Abjazia (Georgia) y Transdniester (Moldavia).
La fricci¨®n es s¨®lo la punta de un iceberg. "En s¨ª, las fuerzas convencionales -tanques, artiller¨ªas, etc¨¦tera- ya no tienen relevancia estrat¨¦gica", comenta Antonenko. Otra cosa es, por ejemplo, la voluntad de EE UU de instalar misiles y radares en Polonia y la Rep¨²blica Checa para su escudo espacial. O los contrastes sobre tratados nucleares.
"Rusia ha mantenido un perfil bajo durante tiempo. Estuvo paciente, pese a la actitud expansionista de la OTAN. Ahora, los progresos de su econom¨ªa respaldan posiciones de mayor dureza en la defensa de sus intereses nacionales", observa Vlad¨ªmir Orlov, presidente del Centro de Estudios Pol¨ªticos de Mosc¨². El Kremlin exhibe m¨²sculo.
"En ese movimiento hay que tener en cuenta algunas cosas. Pese al crecimiento, el PIB ruso tiene pr¨¢cticamente el mismo tama?o que el de Holanda. Eso aclara las relaciones de fuerza", apunta Jos¨¦ Ignacio Torreblanca, director de la sede madrile?a del Consejo Europeo sobre Relaciones Exteriores. "Rusia, que adem¨¢s es un pa¨ªs en declive demogr¨¢fico, no tiene la fuerza para financiar un gasto militar realmente amenazante".
"Por otra parte", prosigue Torreblanca, "la actitud rusa hacia el exterior creo que responde en buena medida a motivaciones de pol¨ªtica interior. Esa actitud produce consenso pol¨ªtico. Pero acent¨²a el retroceso del orden multilateral al que asistimos. Retroceso al que desde luego contribuye tambi¨¦n EE UU. El mundo se est¨¢ oscureciendo".
En ese cuadro, los analistas coinciden en destacar la relevancia de las tensiones alrededor del Tratado sobre Armas Nucleares Intermedias. Con ese acuerdo bilateral, Mosc¨² y Washington pactaron la eliminaci¨®n de los arsenales de misiles de entre 500 y 5.500 kil¨®metros de alcance. El Kremlin reclama una internacionalizaci¨®n del acuerdo, alegando que, mientras Rusia tiene las manos atadas, sus pa¨ªses vecinos pueden desarrollar libremente sus arsenales.
"Est¨¢ claro que hay un problema all¨ª. Rusia destruy¨® su arsenal, y ahora le preocupan China, India, Pakist¨¢n, Ir¨¢n...", comenta Kaiser. "Un nuevo tratado que prevea la eliminaci¨®n es imposible, estos nuevos pa¨ªses no aceptar¨ªan destruir sus armas nucleares. Pero es posible pensar en un nuevo tipo de disciplina que haga el escenario m¨¢s estable. Pienso en normas que permitan inspecciones, transparencia. Incluso establecer l¨ªmites legales; por ejemplo, 100 cabeceras para cada pa¨ªs".
Kaiser est¨¢ convencido de que, pese a que haya "nuevos actores, y hasta actores no estatales con armas de destrucci¨®n masiva", no hay que abandonar los sistemas de control de armas. Cree que un cambio de rumbo en Washington permitir¨ªa reanudar el di¨¢logo eficazmente. Antonenko, en cambio, se define totalmente "esc¨¦ptica" sobre la posibilidad de que sistemas de ese estilo puedan tener un sentido en "un mundo tan fragmentado como el actual".
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