Paseo del Prado
Hubo un tiempo en que el paseo del Prado era como un gigantesco sal¨®n ciudadano. Un lugar al que acud¨ªan los madrile?os a pie o en sus carruajes de caballos para pasear. Un espacio refinado, s¨ªmbolo del Madrid ilustrado. Los nuevos tiempos han ido maltratando el emblem¨¢tico paseo al someterlo, como tantos parajes de la ciudad, a la tiran¨ªa de ese gran dictador de la modernidad llamado autom¨®vil. No menos de 30.000 veh¨ªculos ocupan cada d¨ªa la piel asf¨¢ltica del paseo del Prado atufando sus arboledas y arruinando su vocaci¨®n de territorio apacible. De nada sirve que su trazado concentre en varios edificios hist¨®ricos la mejor colecci¨®n de pintura de todo el planeta. No es suficiente el que constituya el gran baluarte de nuestra cultura y nuestra portada ante el mundo.
Lo ideal es que no circule ni un solo coche. Imaginen ese espacio libre y ver¨¢n que puede ser ¨²nico
Lo realmente importante es encontrarle hueco a esos 30.000 jodidos coches. Y en eso est¨¢n las autoridades municipales desde hace m¨¢s de 10 a?os, d¨¢ndole vueltas y m¨¢s vueltas para ver por d¨®nde meten el tr¨¢fico rodado y devolverle a la zona el lustre que nunca debi¨® perder. No ha de ser cosa f¨¢cil porque casi todos los grandes de la arquitectura nacional e incluso internacional presentaron ya hace a?os sus soluciones y ninguna result¨® plenamente satisfactoria.
Algunos como Miguel Oriol, que peatonaliz¨® en su d¨ªa la plaza de Oriente, apuntaba la necesidad de excavar un t¨²nel, aunque reconociendo su complejidad a causa de los muchos servicios subterr¨¢neos que hay en la zona. En esa convicci¨®n estaban casi todos. Por all¨ª abajo discurren tres l¨ªneas de metro, el t¨²nel de la risa y los colectores de agua. Eso adem¨¢s de las c¨¢maras acorazadas del Banco de Espa?a y el b¨²nker del Estado Mayor del Ej¨¦rcito. As¨ª que son pocos los que se atreven a hincarle el diente a tan intrincado subsuelo. En realidad s¨®lo Aguirre Newman, la empresa del hermano de la hoy presidenta regional, apostaba en 2001 por un t¨²nel de tres carriles en cada direcci¨®n, pero especificando que discurrir¨ªa semienterrado para que tuviera aire y luz natural y los accesos fueran cortos. Un proyecto cuya viabilidad entiendo que tendr¨ªa m¨ªnimamente trabajada y que supongo conocer¨¢ al detalle el Gobierno regional. La Comunidad de Madrid quiere que se estudie la posibilidad del t¨²nel por entender que los ¨²ltimos planteamientos del alcalde no resuelven el problema de tr¨¢fico. Lo cierto es que su pen¨²ltimo proyecto reduc¨ªa de cinco a dos los carriles de circulaci¨®n en sentido norte para ganar espacio peatonal en la acera del Museo del Prado y en menor medida en la del Thyssen.
Eso es lo que ten¨ªa de los nervios a Tita Cervera, a quien ya no le importaba que el plan respetara los ¨¢rboles, sino que le hicieran de menos a sus cuadros arrimando el movimiento de coches a ese lado del paseo. Este "pintoresco" personaje ha tenido la osad¨ªa de intervenir en la pol¨¦mica como ese tipo que amenaza con llevarse el Scatergoris si no le aceptan pulpo como animal de compa?¨ªa. Al final la baronesa ha conseguido que el alcalde recomponga los planos y retire dos de los carriles de circulaci¨®n frente al Thyssen. Un mero apa?o destinado a calmar el zumbido de mosca cojonera con que Tita castigaba la oreja de Gallard¨®n. Dicho lo cual he de reconocer que me sorprende la escasa ambici¨®n de la propuesta municipal para el eje Prado-Recoletos.
Parece poca cosa realmente para un lugar tan especial y viniendo de un alcalde que ha puesto patas arriba el r¨ªo Manzanares y soterrado media M-30 sin despeinarse. Sabedor de la hartura ciudadana con las obras, tal vez no haya querido meterse en faenas mayores o quiz¨¢ no se lo permitan las exhaustas arcas municipales, pero lo cierto es que para ese viaje que propone no hacen falta alforjas. Hay que intentar lo mejor para el paseo del Prado, y lo ideal es que por all¨ª no circule ni un solo coche. Imaginen ese espacio libre de tr¨¢fico y ver¨¢n que puede ser ¨²nico.
Si el subsuelo no admite un t¨²nel, como as¨ª parece, que lo rodeen y contemplen todas las componendas posibles para soterrar el tr¨¢fico y redistribuirlo por donde sea. Hemos visto a la ingenier¨ªa civil resolver problemas mucho m¨¢s gordos. Con las tres administraciones implicadas el dinero no tendr¨ªa que ser un gran problema. Hablamos del paseo del Prado, la milla de oro del arte, el gran s¨ªmbolo de nuestra cultura y nuestra mejor portada al exterior. Hablamos del tramo urbano m¨¢s bello de Madrid. Hag¨¢moslo bien.
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