"Era hija de un rojo, y ahora, primera ciudadana de Suiza"
Se presenta sonriente y con proverbial puntualidad helv¨¦tica. Sin formalidades ni protocolos. Con acento gallego cargado de expresiones en franc¨¦s. "Disculpe que no haya respondido al tel¨¦fono", dice nada m¨¢s llegar a un caf¨¦ en el coraz¨®n del casco antiguo de Ginebra, "pero es que me hubieran podido poner una multa". Quien as¨ª habla es Dolores Cruz de Cousillas, m¨¢s conocida como Loly Bolay, por su apellido de casada.
La presidenta del cant¨®n de Ginebra es hija de un republicano espa?ol
Nacida en La Coru?a en 1950, es desde el 15 de noviembre presidenta del Gran Consejo del Cant¨®n de Ginebra. La espa?ola que ha llegado m¨¢s lejos en el escalaf¨®n pol¨ªtico helv¨¦tico. "Nada menos que la primera ciudadana de la Rep¨²blica", aclara con humor. ?Y se puede poner una multa a quien dirige el Parlamento de la ciudad m¨¢s internacional de Suiza? "Obviamente", dice con un punto de iron¨ªa, "porque debemos dar ejemplo a los ciudadanos". Pero, ya m¨¢s en serio, aclara: "Aqu¨ª los pol¨ªticos no tenemos privilegios, est¨¢ muy bien".
Loly Bolay es apreciada en su ciudad. Mientras se dirige al restaurante se ve obligada a detenerse casi a cada paso para estrechar manos a quienes la saludan as¨ª: "Bonjour, madame la pr¨¦sidente". "Es que yo era propietaria de un bar en este barrio", explica. Pero eso era antes, ahora se dedica a organizar las sesiones del Parlamento, establecer v¨ªnculos entre los diferentes partidos y gestionar los debates. Tareas exigentes y, por lo visto, poco remuneradas. "Yo gano 26.000 euros anuales", confiesa. "Para m¨ª este puesto es un gran honor", aclara, "y no estoy en pol¨ªtica para ganar dinero, sino por vocaci¨®n de servicio". Una sobriedad muy protestante que nos es recordada por la imponente c¨²pula de la catedral de San Pedro.
?Y c¨®mo una gallega de Corme alcanza la m¨¢s alta magistratura de Ginebra? "Soy hija de un republicano que debi¨® esconderse durante a?os para evitar represalias". En aquellos a?os, su padre se escond¨ªa en la buhardilla de su casa. "Y cuando en la escuela preguntaban a mi hermano d¨®nde estaba mi padre, respond¨ªa: 'en Am¨¦rica'. As¨ª que en nuestra imaginaci¨®n, esa buhardilla era Am¨¦rica". Un padre maestro que luego pas¨® seis meses de c¨¢rcel y que no pudo seguir a su hija por tener confiscado el pasaporte.
"Como hija de rojos no ten¨ªa ninguna posibilidad de futuro", as¨ª que se traslad¨® a Ginebra a los 17, donde ya viv¨ªa su hermana. Loly primero estudi¨® franc¨¦s antes de seguir una formaci¨®n bancaria. "Lo que me permiti¨® trabajar en el mundo financiero durante 20 a?os mientras comenzaba mi militancia".
Mientras almuerza, Bolay analiza la situaci¨®n de los numerosos inmigrantes en Suiza, una de las prioridades de su trabajo. "En Ginebra el porcentaje de extranjeros es del 46%, lo que es inaudito en otras latitudes", explica. ?Y c¨®mo explica madame la pr¨¦sidente el auge de la derecha nacionalista en su pa¨ªs de adopci¨®n? "Cuando llegamos los italianos y espa?oles en los sesenta, aqu¨ª hab¨ªa pleno empleo, lo que ya no es el caso", lamenta. El porcentaje de paro es hoy superior a un 6% en Ginebra. "Un dato inconcebible para los suizos". "Yo he vivido la xenofobia", rememora. "Y por ello mi deber es recordar que todos hemos sido emigrantes alguna vez". Con un gui?o concluye diciendo: "Incluso los suizos".
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