La presi¨®n mundial obliga a EE UU a aceptar reducir las emisiones

EE UU dio ayer un giro radical y, en el ¨²ltimo minuto de la Cumbre del Clima, acept¨® reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero dentro de un acuerdo de la ONU. Este importante paso adelante, junto a la promesa de los pa¨ªses en desarrollo (incluidos China, India, Brasil e Indonesia) de que limitar¨¢n sus emisiones de gases de efecto invernadero de forma voluntaria y bajo supervisi¨®n de la ONU, convirtieron en ¨¦xito la Cumbre de Bali.

189 pa¨ªses firman una 'Hoja de ruta' para combatir el cambio clim¨¢tico

A cambio, la Uni¨®n Europea acept¨® rebajar el acuerdo y renunci¨® a fijar objetivos de reducci¨®n de emisiones. El pacto de Bali define c¨®mo ser¨¢ el tratado que debe sustituir al Protocolo de Kioto cuando venza su plazo de vigencia en 2013. El pr¨®ximo tratado, que debe fijar nuevas reducciones de emisiones, se tiene que negociar los pr¨®ximos dos a?os e incorporar¨¢, gracias al acuerdo de ayer, a Estados Unidos.

En la madrugada del s¨¢bado un grupo de 40 ministros selectos alcanzaron por fin un m¨ªnimo acuerdo, tras dos semanas de enconadas disputas en Bali. Al someter el texto al pleno por la ma?ana, se corr¨ªa el riesgo de que cualquier tropiezo diera al traste con la Hoja de ruta de Bali, que dise?a el tratado que debe sustituir al de Kioto. En ese texto, los pa¨ªses desarrollados aceptaron poner "l¨ªmites cuantificados a las emisiones y objetivos de reducci¨®n de emisiones".

Estados Unidos asumi¨® esa redacci¨®n y, a cambio, la Uni¨®n Europa renunci¨® a incluir un rango de reducci¨®n de emisiones (entre el 25% y el 40% en 2020 respecto a 1990). S¨®lo un pie de p¨¢gina remite al informe del IPCC con esa recomendaci¨®n para que la temperatura no suba m¨¢s de 2,4 grados, el umbral que se considera admisible.

El otro punto delicado de la Hoja de ruta era la referencia a los pa¨ªses en desarrollo. ?stos estaban exentos de cualquier compromiso en el Protocolo de Kioto y ahora limitar¨¢n sus emisiones de forma voluntaria y controlada por la ONU a cambio de ayudas y tecnolog¨ªa.

Los dos acuerdos pueden parecer vagos, pero suponen un cambio hist¨®rico en la lucha internacional contra el calentamiento global. El primero atrae a EE UU y el segundo implica por primera vez a gigantes como China, India, Brasil, Indonesia, Pakist¨¢n... El acuerdo era endeble cuando lleg¨® al pleno y all¨ª cualquier soplo, cualquier desaire, pod¨ªa acabar con ¨¦l.

Y no hubo soplos, sino vendavales. Primero, China, India y todo el G77 acusaron a la presidencia indonesia de intentar enga?arles. Seg¨²n ellos, el texto pactado obligaba a Naciones Unidas a controlar la ayuda de los pa¨ªses ricos, pero en el que recibieron lo ¨²nico que controlar¨ªa la ONU ser¨ªa sus esfuerzos para limitar las emisiones.

La cita par¨® durante cuatro horas para arreglar el desaguisado con el G77 m¨¢s China, un grupo de m¨¢s de 130 pa¨ªses tan heterog¨¦neos que act¨²a descoordinado. China acus¨® de mala fe al presidente de la convenci¨®n, el holand¨¦s Yvo de Boer, por haber convocado al pleno mientras ellos segu¨ªan negociando. "Me han ofendido", se escuch¨® decir a De Boer a trav¨¦s de un micr¨®fono que no era el suyo.

Cuando tom¨® la palabra apenas pudo hablar. "Cuando el plenario qued¨® esta ma?ana -se tap¨® la cara con las manos- este secretario no sab¨ªa que hab¨ªa reuniones paralelas". No pudo seguir. Se levant¨® y abandon¨® la reuni¨®n entre aplausos. Las televisiones de todo el mundo emitieron c¨®mo una persona en¨¦rgica y directa ca¨ªa por la tensi¨®n. El problema fue que la presidencia indonesia no le avis¨® de esa reuni¨®n paralela.

El carrusel sigui¨® en la sala cuando el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, interrumpi¨® la reuni¨®n: "Pueden elegir el camino del compromiso o el de la traici¨®n al planeta. Ninguna delegaci¨®n puede tener todo lo que quiere. Nadie deja esta sala completamente satisfecho". Pareci¨® no tener ning¨²n impacto porque EE UU pidi¨® entonces la palabra y la sala enmudeci¨®. Dobriansky, que lleva desde el mi¨¦rcoles en Bali recibiendo todo tipo de cr¨ªticas por bloquear la negociaci¨®n, solt¨® la bomba: "Hemos o¨ªdo declaraciones muy fuertes de los pa¨ªses en desarrollo diciendo que hay que atajar el cambio clim¨¢tico pero eso no lo veo aqu¨ª. No podemos apoyar el texto".

Washington volv¨ªa a su exigencia de que China e India tuviesen compromisos obligatorios para limitar sus emisiones, algo que estos nunca aceptar¨ªan, ya que sus emisiones de CO2 por persona son la cuarta parte que en EE UU.

Los abucheos generalizados a Dobriansky hac¨ªan presagiar que la Cumbre de Bali estaba agonizando, que los 189 pa¨ªses no ser¨ªan capaces de alcanzar un acuerdo a pesar de que el mundo estaba pendiente de ellos. Entonces comenz¨® una catarata de reproches hacia la delegaci¨®n de EE UU, que resumi¨® el delegado de Pap¨²a: "Si no van a liderar este proceso, al menos ap¨¢rtense del camino".

A la vez, el pleno aceptaba el cambio del texto que ped¨ªan China e India para que la ONU mida tambi¨¦n si de verdad reciben ayuda de los ricos. Esa parte de la negociaci¨®n qued¨® desbloqueada. S¨®lo faltaba EE UU, que no obtuvo el apoyo p¨²blico ni de Jap¨®n, ni de Canad¨¢. Dobriansky volvi¨® a pedir la palabra. La presidencia contuvo la respiraci¨®n y el balc¨®n de prensa salt¨® como un resorte para o¨ªr en directo sus palabras. Si dec¨ªa que no, la cumbre de Bali estaba muerta. "Hemos recorrido un largo camino hasta aqu¨ª. Estamos comprometidos y s¨®lo queremos asegurarnos que todos actuamos juntos. Queremos ser parte de este nuevo marco y estamos dispuestos a reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero". Eran las 14.22 en Indonesia (07.22 en la Pen¨ªnsula) y la sala estall¨® de alegr¨ªa. Dobriansky se emocion¨®.

No qued¨® claro si EE UU amenaz¨® con el boicoteo y no sigui¨® adelante por falta de apoyos o si apareci¨® como el salvador de un pacto que hab¨ªa asfixiado antes, como explic¨® a este diario Stephan Singer, experto en clima de la organizaci¨®n ecologista WWF. Despu¨¦s de las cesiones de la UE, que ha liderado toda la negociaci¨®n, y de la enorme presi¨®n recibida dentro y fuera de EE UU, la Casa Blanca dif¨ªcilmente podr¨ªa explicar un no. Despu¨¦s de siete a?os sin ratificar Kioto, decidi¨® subirse al nuevo Kioto II. Uno de los delegados de EE UU, C. Boyden Grey, explic¨® al terminar: "No ven¨ªamos a firmar este acuerdo pero en las negociaciones hay que ceder".

Entonces comenzaron las felicitaciones. Entre las m¨¢s aplaudidas, China: "La Hoja de ruta de Bali es el coche que nos debe llevar a un nuevo acuerdo. EE UU ha subido a este coche aunque no est¨¦ en el asiento del piloto. Bienvenidos". El grueso de la delegaci¨®n espa?ola ya no estaba all¨ª, pues abandon¨® la sala poco antes para no perder el avi¨®n. Joaqu¨ªn Nieto, de CC OO y que ha estado en todas las cumbres, afirm¨® que el acuerdo es bueno en el proceso aunque corto en los objetivos.

Bali no es un nuevo Kioto, pero define c¨®mo debe ser ese Kioto II que se debe pactar en 2009 y entrar en vigor en 2013. Queda lo m¨¢s complicado: c¨®mo asignar cu¨¢nto podr¨¢ contaminar cada pa¨ªs. Por eso al terminar el acto, Ki-moon advirti¨®: "Esto no es el fin, s¨®lo el principio".

Acuerdo en el ¨²ltimo minuto en la Cumbre de Bali