A casa en avi¨®n privado y limusina
La tormenta de nieve que cae sobre Toronto es impresionante. Despu¨¦s de haberme operado, estoy en el Air Canada Centre viendo c¨®mo se entrenan mis compa?eros. Por ahora, no puedo hacer mucho m¨¢s: ni gimnasia ni pesas, nada. Tendr¨¦ la pierna izquierda escayolada durante diez d¨ªas. Despu¨¦s me pondr¨¢n una bota para que la inmovilizaci¨®n no sea tan fuerte. Entonces podr¨¦ empezar a hacer algo aunque tenga que permanecer diez semanas sin apoyar el pie en el suelo. El consejo que me han dado para estas dos primeras semanas es que me mueva lo menos posible para que la sangre circule mejor.
Mark Myerson, el m¨¦dico que me oper¨® el pasado martes en Baltimore, es una eminencia y una persona que me transmite mucha confianza. Ha operado a muchos deportistas con un notable porcentaje de ¨¦xito. Algunos son jugadores de la NBA, como el lituano Zydrunas Ilgauskas. En su caso, tuvo que reconstruirle el tal¨®n. Su lesi¨®n fue muy grave. Pero ah¨ª est¨¢, jugando de nuevo sin ning¨²n problema y destacando en las filas de los Cavaliers. Yo mismo eleg¨ª al doctor Myerson para que me operase. Mi club estuvo de acuerdo. El doctor Myerson me explic¨® que todo ha salido conforme a lo previsto y me recet¨®, ante todo, paciencia. Habr¨¢ que ir observando peri¨®dicamente las pruebas m¨¦dicas para ver si las placas que me insertaron en el peron¨¦ se van fijando y observar tambi¨¦n si se aprecian s¨ªntomas de que el hueso despierta tras la necrosis que sufr¨ª en la tibia.
Regres¨¦ a Toronto el pasado jueves en el avi¨®n privado de Larry Tannenbaum, una magn¨ªfica persona, y no lo digo porque sea el due?o del equipo. El avi¨®n fue primero a recoger a T. J. Ford a Atlanta, donde pas¨® una noche hospitalizado a causa del tremendo batacazo que se dio durante el partido contra los Hawks y que tanto nos asust¨® a todos. A continuaci¨®n vinieron a Baltimore y me recogieron a m¨ª. Durante el vuelo habl¨¦ con Ford. Su lesi¨®n es complicada o, mejor dicho, preocupante porque es producto de otra que ya sufri¨® hace a?os en el cuello. Si sufre un traumatismo fuerte, pierde la sensibilidad en los brazos. Creo que es la tercera vez que le sucede. Cuando llegamos, ten¨ªamos preparada una limusina para ir lo m¨¢s c¨®modamente posible a casa. En el club me preguntaron si quer¨ªa que me acondicionaran la vivienda como hicieron la primera vez, pero les dije que no. Entonces me escayolaron hasta la ingle y casi no pod¨ªa moverme. No es el mismo caso que ahora.
La forma en que est¨¢ jugando mi equipo los ¨²ltimos partidos es la mejor medicina para m¨ª. Tanto contra los Hawks como contra los Pacers, mis compa?eros realizaron una demostraci¨®n de personalidad. La situaci¨®n para nosotros no es precisamente boyante. Varios jugadores estamos lesionados, como Ford y yo, y algunos otros arrastran problemas f¨ªsicos, como Bargnani o el propio Calder¨®n, que ten¨ªa molestias en un dedo. Pero la imagen que han ofrecido habla a las claras de las posibilidades de los Raptors. En los peores momentos ha salido a relucir la personalidad y el trabajo de jugadores como Calder¨®n o Bosh y de otros con menos nombre como Humphries o Kapono, inmensos en el Conseco Fieldhouse de Indiana, y, en definitiva, de todo el equipo, que se muestra cada vez m¨¢s compacto. Espero seguir disfrutando vi¨¦ndoles, ya sea en directo cuando jueguen en el Canada Air Centre, ya sea por la televisi¨®n en aquellos partidos que disputen fuera y que se retransmitan.
Tendr¨¦ que volver a Baltimore para que el doctor Myerson supervise la evoluci¨®n de mi lesi¨®n. Por supuesto, volver a jugar es lo que m¨¢s anhelo. Mientras tanto, me sentar¨¦ y tratar¨¦ de disfrutar al m¨¢ximo con mis Raptors.
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