Carod planea cerrar la Maison de la Catalogne de Par¨ªs
"La oficina ya ha cumplido su cometido", dice la secretaria de Exteriores
La Maison de la Catalogne, el suntuoso escaparate tur¨ªstico y cultural de Catalu?a en Par¨ªs, tiene los d¨ªas contados, al menos en su actual formato. El consejero de la Vicepresidencia y responsable de Exteriores de la Generalitat, Josep Llu¨ªs Carod Rovira, prev¨¦ cerrar estas instalaciones tras 10 a?os de err¨¢tica trayectoria y un monumental gasto para el erario p¨²blico. "La Maison de la Catalogne ya ha cumplido su cometido; ahora la Generalitat quiere tener una oficina de representaci¨®n pol¨ªtica e institucional en Par¨ªs, y este espacio no es el idoneo", confirm¨® ayer, a preguntas de EL PA?S, Roser Clavell, secretaria de Exteriores de la Generalitat.
El Gobierno catal¨¢n est¨¢ ultimando el proyecto para renovar a fondo su presencia en el exterior, sobre todo en Par¨ªs, Berl¨ªn y Nueva York, donde abrir¨¢ en breve oficinas de representaci¨®n pol¨ªtica. Se pretende que estas oficinas concentren todos los servicios de la Generalitat que ya existen en estas ciudades, como el Copca, el Cidem y el Institut Ramon Llull. En el caso de Par¨ªs, el regio edificio que acoge la Maison no permite hacer las reformas necesarias para dar cabida a los nuevos servicios. Esto y el elevado alquiler del local explica que Carod prevea el cierre.
Fuentes cercanas a la direcci¨®n de la Maison de la Catalogne insisten en que el cerrojazo est¨¢ cantado. Clavell, sin embargo, todav¨ªa ve alguna posibilidad para evitar la desaparici¨®n completa de esta instituci¨®n. La Maison de la Cataloge podr¨ªa salvarse si se llegara a un acuerdo con otros organismos de la Generalitat para, juntos, sufragar los gastos del emblem¨¢tico local, situado en pleno Barrio Latino, en el bulevar Saint-Germain y cerca de la catedral de Notre Dame.
La zona es ideal para usos de promoci¨®n tur¨ªstica de Catalu?a, pero no para tareas de representaci¨®n pol¨ªtica. Y ahora, el Gobierno catal¨¢n, cuya pol¨ªtica exterior est¨¢ en manos de Esquerra Republicana, tiene precisamente como prioridad la proyecci¨®n pol¨ªtica de Catalu?a en el exterior. "Lo que nos interesa en Par¨ªs es estar cerca de la Unesco, plantar la bandera", afirm¨® Clavell. Lo que ya es seguro es que la delegaci¨®n pol¨ªtica no estar¨¢ en la Maison.
En cualquier caso, la secretaria de Exteriores insiste en hacer una lectura positiva del eventual cierre de la Maison. "Queremos convertir la actual oficina en una verdadera oficina de representaci¨®n pol¨ªtica e institucional, esto es un paso adelante". Eso s¨ª, el cierre de la Maison implicar¨ªa la desaparici¨®n del escaparate permanente de promoci¨®n tur¨ªstica y cultural de Catalu?a en Par¨ªs.
Un pozo sin fondo
Los problemas de gesti¨®n, las deudas y, a menudo, la opacidad financiera han perseguido a la Maison de la Catalogne desde su inauguraci¨®n, en 1998. Sus lujosas instalaciones, repartidas en tres plantas, con sala de exposiciones y restaurante incluido, requirieron una inversi¨®n inicial que rond¨® los 800 millones de pesetas, unos 4,8 millones de euros.
Nadie esperaba beneficios, pero tampoco el descalabro econ¨®mico que se registr¨®. S¨®lo el restaurante lleg¨® a acumular una deuda de 300.000 euros en apenas tres a?os de funcionamiento. El fracaso fue tal que estuvo cerrado durante otros tres a?os. Las cuentas de la Maison fueron uno de los secretos mejor guardados por el Gobierno de Jordi Pujol. La Sindicatura de Cuentas denunci¨® reiteradamente todo tipo de irregularidades, que Esquerra Republicana e Iniciativa ventilaron en el Parlament. ICV denunci¨® en 2001 un d¨¦ficit de 1,8 millones de euros.
Con la llegada del tripartito se reorient¨® la gesti¨®n de la oficina, que pas¨® a depender de Presidencia, primero, y de la vicepresidencia, despu¨¦s. La Maison, sin embargo, se ha mantenido en un limbo entre la oficina tur¨ªstica y la representaci¨®n diplom¨¢tica.
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