Las cosas de Espa?a
El Museo Reina Sof¨ªa expone la fascinaci¨®n de las vanguardias por el flamenco.
Han sido los viajeros rom¨¢nticos los encargados de definir lo que seg¨²n ellos son las cosas de Espa?a. Es de noche, una sombra que va a su aire, dice el poeta ?ngel Gonz¨¢lez en su ensayo titulado La noche espa?ola. Lo espa?ol es una construcci¨®n visual en la que el flamenco es su aspecto m¨¢s reconocible, pero es todo un g¨¦nero absoluto que sirvi¨® de inspiraci¨®n para las vanguardias art¨ªsticas del siglo pasado.
?Cu¨¢l es la imagen que proyectan de lo espa?ol todos estos artistas? Lo grotesco, la crueldad, la distorsi¨®n, la oscuridad ser¨ªan los componentes b¨¢sicos de ese peculiar c¨®ctel llamado esencia espa?ola. El Museo Nacional Reina Sof¨ªa de Madrid abre hoy al p¨²blico la exposici¨®n La noche espa?ola. Flamenco, vanguardia y cultura popular 1865-1936 en la que a trav¨¦s de 300 obras de 150 artistas se explica la influencia de la imagen tradicional de Espa?a en las vanguardias art¨ªsticas de comienzos del siglo XX.
El icono por excelencia de esos a?os es la bailarina Pastora Imperio, imagen del m¨¢s crudo tremendismo
?Por qu¨¦ esas dos fechas como arranque y final? Los comisarios, Patricia Moli y Pedro G. Romero, han escogido 1865 como punto de arranque porque ¨¦se es el a?o en el que Edouard Manet viaja a Espa?a para estudiar al detalle las pinturas de sus maestros espa?oles. Es tambi¨¦n el a?o en el que el cantaor Silverio Franconetti regresa a Sevilla y sienta las bases de lo que luego ser¨ªa el gran cante flamenco en un caf¨¦ llamado El Burrero, un aut¨¦ntico templo de la experimentaci¨®n del cante. Pero hay m¨¢s cosas. En este a?o entran en funcionamiento los trenes que unen Andaluc¨ªa con Madrid y, sobre todo, se extienden por todo el pa¨ªs los movimientos sociales que desembocar¨ªan en la Primera Rep¨²blica. La exposici¨®n acaba en 1936. Es el a?o en el que comienza la Guerra Civil espa?ola y el a?o en el que desaparece Antonia Merc¨¦, La Argentina, uno de los mayores mitos del flamenco.
Entre una y otra fecha se cuenta c¨®mo se ha ido construyendo una imagen de Espa?a que a¨²n hoy perdura y que, en opini¨®n de muchos, tiene muy poco de verdad. Trasciende porque es un estereotipo que fascina a los artistas. Las bailarinas, los toros, los renegridos palmeros que lucen bocas sin dientes sirven de experimentaci¨®n para los vanguardistas. Todo es baile, cante, guitarra y gesto. Es un clich¨¦ cargado de t¨®picos que tradicionalmente se ha asociado a los cantes y bailes de los proletarios y campesinos andaluces de finales del XIX y que subyuga a los artistas. Las nuevas formas de expresi¨®n art¨ªstica, como la fotograf¨ªa, y el invento del cine difunden por todo el mundo las im¨¢genes del flamenco adem¨¢s de conservarlo para la historia fotograma a fotograma. De hecho, las pinturas, esculturas y fotograf¨ªas de la exposici¨®n est¨¢n acompa?adas de la proyecci¨®n de pel¨ªculas de principios del siglo pasado en las que se puede ver, por ejemplo, las ¨²nicas im¨¢genes que existen de La Carmencita bailando en Nueva York o algunos pasos de Vicente Escudero. Algunas de las joyas que los visitantes a la exposici¨®n pueden ver son A burlesque on Carmen, filmada en 1915 por Chaplin; La femme et le pantin (1928), de Jacques de Baroncelli; Danses espagnoles: C¨®rdoba (Alb¨¦niz), Sevillanas (1928), de Germaine Dulac; Zigeuner-Grosstadt-Les Gitans (1932), de Laszlo Moholy-Nagy; El arte del toreo (1938), de Marius de Zayas; Mar¨ªa de la O (1936), de Francisco El¨ªas, o El amor brujo (1949), de Antonio Rom¨¢n.
Pero lo importante en el concepto de esta exposici¨®n es que a trav¨¦s del flamenco entendido como lo espa?ol, la llamada baja cultura que, en origen, representa se da la mano con la alta cultura a trav¨¦s de las obras de artistas como Manet, Picasso, Mir¨®, Man Ray, Goncharova o Picabia. Hay artistas como La Argentina y Vicente Escudero que fusionan en sus espect¨¢culos las ra¨ªces populares con las formas m¨¢s cultas de la m¨²sica y de la danza a partir de ense?anzas aprendidas en las vanguardias hist¨®ricas.
La primera imagen de la exposici¨®n es un retrato al ¨®leo de la bailarina Carmencita, de William Merrit Chase, fechado en 1890, enfrentado a un fragmento de una pel¨ªcula muda de Thomas Edison de 1894, en el que se observa a la artista espa?ola bailando en Nueva York. La gran Carmencita adentra al espectador en la Espa?a negra. La aportaci¨®n externa est¨¢ encabezada por Edouard Manet, quien no s¨®lo narra historias espa?olas sino que en Espa?a ensaya una nueva manera de pintar inspirada en Vel¨¢zquez.
Degas (con dos cuadros de bailarinas espa?olas), Courbet, Bonnard o Laurent (con sus fotograf¨ªas de gitanos) ilustran la fascinaci¨®n exterior por el colorido y la fuerza de lo espa?ol. Espa?a representa para todos ellos el inter¨¦s por lo ex¨®tico, el primer paso a las fascinantes culturas orientales. En esta etapa, que coincide con la p¨¦rdida de Cuba y Filipinas y una dura realidad social interior, los artistas nacidos en Espa?a tambi¨¦n recrean lo que ven ante sus ojos. Casas, Regoyos, Solana o Nonell son algunos ejemplos a los que se suman despu¨¦s Anglada Camarasa o Sorolla.
?Qu¨¦ es lo que m¨¢s les fascina? El icono por excelencia de esos a?os es la bailarina Pastora Imperio, imagen del m¨¢s crudo tremendismo, los caf¨¦s y los escenarios donde se celebran las fiestas populares y el mundo de los gitanos son la pura imagen de la Espa?a m¨¢s oscura.
La llegada al pa¨ªs de numerosos artistas que huyen de la Primera Guerra Mundial coincide con el descubrimiento del cubismo. En la Pen¨ªnsula se instalan Gleizes, Picabia, los Delaunay. Son artistas que consideran el baile espa?ol como un modelo de lo que debe de ser el ritmo abstracto y puramente decorativo. La bailarina con sus trajes de cola y sus zapatos de tac¨®n alto y redondo es utilizada para descomponer la figura y dar paso de la figuraci¨®n a la abstracci¨®n: Picasso, Severini y Lipchitz muestran guitarras y trajes cargados de connotaciones culturales y sexuales inspiradas en las bailarinas.
Nonell, Zuloaga, Hodler, Severini, Modigliani, Jawlensky... representan el ritmo y el movimiento de estas mujeres en composiciones llenas de fuerza y color, con estilos que van desde la figuraci¨®n a la m¨¢s pura abstracci¨®n. Pero si algo ilustra a la perfecci¨®n la relaci¨®n entre el flamenco y la vanguardia son los ballets rusos y el trabajo que les dedican Picasso y Goncharova como decoradores. Los ballets rusos sirvieron adem¨¢s como referente internacional de todo el arte contempor¨¢neo entre Par¨ªs y Nueva York con arte y formas de expresi¨®n inspirados en lo espa?ol. -
La noche espa?ola. Flamenco, vanguardia y cultura popular 1865-1936. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa. Santa Isabel, 52. Madrid. Hasta el 24 marzo de 2008 (www.museoreinasofia.es).
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