Una nave que vuelve a navegar
El Museo del Mar de Galicia reabre sus puertas tras un a?o de par¨¦ntesis
Tras un primer intento de navegaci¨®n, que result¨® fallido, hubo que regresar a puerto y reparar algunos ¨²tiles. La primera traves¨ªa del Museo del Mar de Galicia contaba con una nave muy hermosa, una antigua conservera en la parroquia viguesa de Alcabre restaurada por el arquitecto C¨¦sar Portela con proyecto original de Aldo Rossi, pero que carec¨ªa de rumbo fijo. El museo que hoy inicia una nueva andadura no se parece en nada al que abri¨® sus puertas en el mes de julio de 2002. El cierre durante un a?o le ha permitido a Portela introducir mejoras en la climatizaci¨®n de un edificio que se hab¨ªa dise?ado sin conocer cu¨¢les iban a ser los contenidos que albergar¨ªa despu¨¦s.
Aunque el objeto primordial sigue siendo el medio marino, la novedad se puede resumir en el hecho de que ahora el relato del mar se narra a trav¨¦s de una colecci¨®n permanente y el equipo del museo trabaja con unas pautas de programaci¨®n encaminadas a imprimir dinamismo con exposiciones temporales, talleres para ni?os y actividades complementarias.
El eje del museo es la vinculaci¨®n milenaria de Galicia con el mar
El cierre durante un a?o le ha permitido a Portela introducir mejoras
Esa es la voluntad de sus nuevos gestores, una fundaci¨®n presidida por la conselleira de Cultura, ?nxela Bugallo, tras la cesi¨®n a la Xunta de esta infraestructura por parte de la Zona Franca, su primera propietaria. La conselleira ejerci¨® de gu¨ªa en la reinauguraci¨®n del museo que tuvo lugar ayer. Por la ma?ana, acompa?¨® al vicepresidente de la Xunta, Anxo Quintana, y al teniente alcalde de Vigo, Santiago Dom¨ªnguez, en la presentaci¨®n del proyecto muse¨ªstico, mientras que por la tarde asisti¨®, junto al presidente de la Xunta, Emilio P¨¦rez Touri?o, la presidenta del Parlamento de Galicia, Dolores Villarino, y el alcalde de la ciudad, Abel Caballero, al acto oficial de apertura, un espect¨¢culo de luz y sonido concebido como una alegor¨ªa marina y en el que la orquesta Sondeseu interpret¨® su banda sonora.
El eje del museo es la vinculaci¨®n milenaria de Galicia con el mar, un punto de partida que se aborda desde m¨²ltiples enfoques (econom¨ªa, naturaleza, sociedad y cultura) mediante unos 400 objetos en exhibici¨®n procedentes de los fondos propios del museo, cuya colecci¨®n suma m¨¢s de dos mil piezas. Traballando no mar supone un repaso exhaustivo por la actividad pesquera desde sus or¨ªgenes hasta la actualidad con tres secciones: las actividades relacionadas con la extracci¨®n de los recursos, las t¨¦cnicas de conservaci¨®n de la materia prima y la comercializaci¨®n de los productos. Como se?al¨® el director del museo, el bi¨®logo Pablo Carrera, "la pesca es una acci¨®n que por s¨ª misma no tiene mucho valor econ¨®mico, por lo que es a posteriori cuando se imprime valor a?adido a sus productos".
La maqueta de un gale¨®n empleado como batea abre el recorrido. Ejemplifica el nacimiento de la acuicultura, junto con la reproducci¨®n de un parque de ostras de 1834. Las piezas conviven con paneles explicativos, cuadros interactivos e infograf¨ªas que completan la idea presentada en cada apartado y a?aden explicaciones de refuerzo. No faltan las salazones romanas, nacidas para mantener el pescado que deb¨ªa alimentar a todo su imperio, y la irrupci¨®n del capitalismo en la econom¨ªa tradicional del mar, con el asentamiento de las industrias catalanas en el litoral gallego. El tejido empresarial conservero revolucion¨® el trabajo en Galicia, donde dio paso al primer sector industrial moderno y fabril del pa¨ªs. Y con ¨¦l, se crearon los primeros sindicatos en Bouzas y O Berb¨¦s. Otro vuelco vino con el cambio de la vela al vapor, como se?alan unos enormes motores en funcionamiento en el centro de la sala.
En el subterr¨¢neo, la muestra Ollos de pez supone una mirada cient¨ªfica sobre el mar pero quiz¨¢s la estrella del museo es o es un acuario con capacidad para 130.000 litros que recoge la diversidad biol¨®gica y geol¨®gica de las profundidades de la r¨ªa de Vigo. Por ¨¦l ya pueden verse congrios, rayas, robalizas, langostas, centollas y vieiras en un paisaje que tambi¨¦n cuenta con algas y cuerdas de mejill¨®n.
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