Venturini se aventura
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- Hace unos meses, el peri¨®dico argentino P¨¢gina 12 decidi¨® salir en busca de una narraci¨®n osada, innovadora y joven y convoc¨® la primera edici¨®n del Premio Nueva Novela. Se presentaron m¨¢s de 600 libros procedentes de Argentina, el resto de Am¨¦rica Latina y Espa?a. El jurado, compuesto por buenos conocedores de la novela moderna como Sandra Russo, Juan Forn, Rodrigo Fres¨¢n y Alan Pauls, entre otros, sinti¨® desde el primer momento una especial debilidad por Las primas, novela radical, de largos p¨¢rrafos sin puntuaci¨®n alguna y un singular¨ªsimo estilo que mezclaba humor negro y candor. Se trataba de una novela escrita con enfermiza genialidad por un personaje femenino que parec¨ªa sostener el mon¨®logo faulkneriano de una persona ligeramente retrasada, tal vez enajenada, que ten¨ªa a Eva Per¨®n de ¨ªntima amiga: una historia delirante de iniciaci¨®n ambientada en unos equ¨ªvocos a?os cuarenta, que desplegaba el mundo tortuoso de una familia disfuncional de clase media baja de la ciudad de La Plata.
Los componentes del jurado fueron imaginando que esta novela la hab¨ªa escrito una brillante y desquiciada joven de emergente genialidad. Aunque tal vez tan s¨®lo era -no ten¨ªan por qu¨¦ ser tan candorosos como la narradora de aquella extra?a novela- una trampa o gran broma que alg¨²n autor famoso les tend¨ªa. Quiz¨¢ tras aquel manuscrito se escond¨ªa C¨¦sar Aira, por ejemplo, camuflado de loca faulkneriana.
El hecho es que aquella original novela destacaba muy por encima del resto, y terminaron por premiarla. Las mitolog¨ªas del barrio, la familia de medio retrasados, la sexualidad femenina y el ascenso social a trav¨¦s del arte aparec¨ªan desgranadas por una narradora muy fr¨¢gil ante la gram¨¢tica, con problemas de sintaxis: una narradora de voz ansiosa que intentaba superar su debilidad mental buscando palabras en el diccionario para completar sus frases, y luego, de forma tan desarmante como na?f, contando d¨®nde las hab¨ªa encontrado.
?Un virtuoso ejercicio intertextual de delirio juvenil que inventaba una senilidad de extrema lucidez y demencia? Al abrir la plica descubrieron que la joven ganadora del premio de Nueva Novela era una se?ora de 85 a?os. Se llamaba Aurora Venturini: licenciada en Psicolog¨ªa, viuda del historiador Ferm¨ªn Ch¨¢vez, amiga ¨ªntima de Eva Per¨®n, exiliada durante la Revoluci¨®n Libertadora, compa?era de juergas en Par¨ªs del grupo de Sartre y Simone de Beauvoir, autora de m¨¢s de 30 libros desconocidos. Cuando Venturini era una chica muy joven y quiz¨¢ era m¨¢s l¨®gico que aspirara a premios de Nueva Novela, hab¨ªa ganado con El solitario el Premio Iniciaci¨®n, que le hab¨ªa dado, en 1948, el propio Borges. Pero hab¨ªa llovido mucho desde entonces.
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- Hallado en un blog bonaerense, abril de 2005: "A los 16 a?os, conoc¨ª a una bruja sin saberlo. Se present¨® bajo la forma de una profesora de Psicolog¨ªa en la escuela en la que yo estudiaba. Ten¨ªa un porte imponente, un peinado vaporoso y rojizo (en el que una vez vi alojado un chicle que alg¨²n alumno le habr¨ªa lanzado), y se mov¨ªa y vest¨ªa de forma tan peculiar que no pasaba inadvertida. Es m¨¢s, en la mayor¨ªa de las personas induc¨ªa sujeci¨®n, cuando no miedo. A m¨ª, en cambio, me parec¨ªa simp¨¢tica. Se llamaba Aurora Venturini".
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- Cuando desde P¨¢gina 12 Liliana Viola llam¨® por tel¨¦fono a Aurora Venturini para hacerle una entrevista, ¨¦sta no se mostr¨® sorprendida de haber ganado un premio de narrativa joven y s¨ª en cambio convencida de que la literatura nueva no depend¨ªa nunca de la edad del autor, sino del sentido de aventura que a ¨¦ste le quedara. Sin duda, la se?ora llevaba toda la raz¨®n: un narrador joven de ahora puede ser muy viejo, mientras que uno como Rimbaud, por ejemplo, muy joven. Liliana Viola le pregunt¨® por Las primas, y Venturini le respondi¨® al estilo de Flaubert.
-Las primas soy yo, se?orita, es mi familia. Nosotros no ¨¦ramos normales. En casa todas mis hermanas eran retardadas...
-?C¨®mo se le ocurri¨® escribir una novela con p¨¢rrafos enteros sin signos de puntuaci¨®n?
-Porque estoy loca. Si pongo el signo se me va la idea.
?Y es verdad que dorm¨ªa con Eva Per¨®n?
-Me quedaba con ella hasta la noche. Pobrecita, no daba m¨¢s y segu¨ªa. Fue una gran mujer. Cuando estaba muy enferma yo me acostaba al lado de ella. Y siempre lo mismo: Aurorita, contame un cuento verde. Soy muy buena para los cuentos verdes... Y cuando no me ped¨ªa que contara un chiste, me dec¨ªa: Aurora, h¨¢blame de Her¨¢clito. Le encantaba que le hablara de Her¨¢clito y el tiempo. Yo le dec¨ªa: "El tiempo es una entidad, una cosa, metaf¨ªsica, m¨¢s all¨¢ de la f¨ªsica. Eva, el tiempo no corre, el tiempo est¨¢ tenso. En cambio, nosotros y las cosas nos vamos". "Ay Aurora", me dec¨ªa Eva, "c¨®mo me gustar¨ªa ser heracliana para no irme tan pronto".
Y poco m¨¢s tarde, al terminar la entrevista, Aurora Venturini le dec¨ªa a Liliana Viola:
-Fijate c¨®mo pon¨¦s que yo digo de que en casa ¨¦ramos todos retardados. Tengo algunas hermanas que viven todav¨ªa y que no piensan como yo.
En la entrega del premio en un teatro de la Recoleta, una jovencita le pregunt¨® a Venturini si no pensaba escribir alg¨²n d¨ªa en computadora.
-?Pero si justo acabo de escribir mi primera novela completamente a m¨¢quina! ?Computadora? No. No quiero nada de eso. Les tengo temor. Soy medievalista. Algo adentro habita en las m¨¢quinas. ?Vos cre¨¦s en Dios? Ten¨¦s que creer, nena.
"Venturini narra con una prosa que pone en peligro todas las convenciones del lenguaje literario", coment¨® Alan Pauls, del jurado.
Al final de la velada, otra joven se acerc¨® a preguntarle a la inesperada vencedora qu¨¦ pensaba qu¨¦ ocurrir¨ªa cuando la leyeran.
Respuesta de la candorosa, joven, terror¨ªfica se?ora:
-Yo creo que se van a caer de culo.
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