Un sarc¨¢stico incurable
Hoy vamos a terminar enseguida: si no ha le¨ªdo a Jorge Ibarg¨¹engoitia, compre alguno de sus libros y l¨¦alo. Es muy probable que no encuentre nada en las librer¨ªas espa?olas, lo que demuestra, una vez m¨¢s, que la vida puede estar muy bien, pero el mundo est¨¢ muy mal. Si tiene un amigo en M¨¦xico, consiga que le env¨ªe las obras de Ibarg¨¹engoitia. Si no tiene ese amigo, lam¨¦ntelo amargamente. Insisto: lea a Ibarg¨¹engoitia. Ya est¨¢ dicho lo esencial. Yo sigo con esto porque hay que rellenar un par de folios, pero usted no se sienta obligado. A no ser que, como me ocurr¨ªa a m¨ª hasta hace poco, est¨¦ poco informado sobre Ibarg¨¹engoitia, y carezca de grandes planes para los pr¨®ximos minutos.
Ibarg¨¹engoitia naci¨® sarc¨¢stico y as¨ª muri¨®. Lo que otros llaman sentido del humor, en ¨¦l era una tara cong¨¦nita
Quiso vivir seriamente, adoptaba un gesto grave en las fotograf¨ªas y se marcaba horarios de trabajo. Incluso sufri¨® esa enfermedad psicosom¨¢tica que empieza por una hinchaz¨®n de los pies, sigue con un vistoso engorde de las piernas y culmina con un abdomen espectacular, haciendo del cuerpo la estatua de s¨ª mismo. Lo de Cela, para entendernos. En el caso de Ibarg¨¹engoitia, todos los esfuerzos resultaron in¨²tiles: naci¨® sarc¨¢stico y muri¨® sarc¨¢stico. Lo que otros llaman sentido del humor era en ¨¦l una tara cong¨¦nita.
Cinco d¨ªas despu¨¦s de la muerte de su madre, el 29 de agosto de 1973, public¨® en el diario Excelsior un art¨ªculo titulado 'No manden flores'. No hab¨ªa conocido a su padre, y su madre constitu¨ªa toda su familia. Ibarg¨¹engoitia ten¨ªa la mejor ocasi¨®n de su vida para ponerse dram¨¢tico, pero fracas¨®: 'No manden flores' es una nota necrol¨®gica delicadamente humor¨ªstica, una joya inclasificable. Hoy se encuentra en Instrucciones para vivir en M¨¦xico, uno de los libros que recopilan sus art¨ªculos.
Fue angl¨®filo, gran consumidor de whisky y de martinis, viajero y receloso de los franceses. "Entrar en Francia, para m¨ª, es como entrar en casa de alguien que acaba de heredar la mitad de lo que esperaba. Voltea uno a su alrededor y no ve m¨¢s que opulencia y malos humores", escribi¨® en 1975, viajando desde Barcelona hacia Par¨ªs. Pese a sus prejuicios, residi¨® en Par¨ªs muchos a?os.
Sus novelas poseen la falsa simplicidad de un Woodehouse, o de un Waugh sin la pompa cat¨®lica. Pueden ser relatos policiales (Dos cr¨ªmenes), s¨¢tiras sobre las dictaduras latinoamericanas (Maten al le¨®n) o buceos en la historia mexicana (Los rel¨¢mpagos de agosto); resultan, en todos los casos, piezas feroces, hilarantes, magn¨ªficas, enjutas, sin una palabra de m¨¢s.
En julio de 1974, el presidente Luis Echeverr¨ªa le invit¨® a formar parte de una comitiva de intelectuales, m¨¢s de cien, que hab¨ªa de acompa?arle a Buenos Aires, en visita oficial a la indescriptible presidenta de Argentina, Isabelita, viuda de Per¨®n. Acept¨®, despu¨¦s de asegurarse de que era gratis, y aprovech¨® la ocasi¨®n para contar el viaje en varios art¨ªculos. Un ejemplo: "Mi primer acto oficial consisti¨® en salir del bar para ver llegar a Echeverr¨ªa al hotel Plaza. Hab¨ªa filas de polic¨ªas de azul marino, con abrigo, metralleta y banda azul celeste en la gorra, motocicletas y filas de curiosos en la plaza San Mart¨ªn. Una cosa muy rara: la comitiva lleg¨® precedida de una gr¨²a. Supongo que para el caso de bombazo tener manera de llevarse los restos sin interrumpir el tr¨¢fico".
Vivi¨® los ¨²ltimos 20 a?os de su vida con Joy Laville, una pintora inglesa que amaba el whisky y el ajedrez.
Ibarg¨¹engoitia naci¨® en Guanajuato (M¨¦xico) el 22 de enero de 1928 y falleci¨® en Mejorada del Campo, a bordo de un Boeing 747 de la compa?¨ªa Avianca, el 27 de noviembre de 1983. El avi¨®n hab¨ªa partido de Par¨ªs y se dirig¨ªa a Bogot¨¢, con escala en Madrid. El piloto efectu¨® una aproximaci¨®n incorrecta al aeropuerto de Barajas y la nave se estrell¨® contra una colina. Murieron todos, 181 personas. Ibarg¨¹engoitia era uno de los pasajeros. Le hab¨ªan invitado a un congreso de escritores en Colombia, se hab¨ªa resistido a acudir y s¨®lo al final, a rega?adientes, acept¨® embarcar en el vuelo fat¨ªdico. Llevaba consigo el manuscrito de su ¨²ltima novela, desintegrado, como el cuerpo de Ibarg¨¹engoitia y el de otros muchos pasajeros, en el impacto. -
Instrucciones para vivir en M¨¦xico, Jorge Ibarg¨¹engoitia. Editorial Joaqu¨ªn Mortiz / Editorial Planeta Mexicana, 1998. 295 p¨¢ginas.
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