Afganist¨¢n sufre el a?o m¨¢s violento desde la guerra

El joven y ambicioso senador Jasper Irving intenta convencer a la veterana periodista Janine Roth de que las cosas marchan mal en Afganist¨¢n y de que hace falta trasladar a la opini¨®n p¨²blica de Estados Unidos que las nuevas t¨¢cticas militares ofrecer¨¢n ¨¦xitos contra los talibanes, te¨®ricamente vencidos en el a?o 2001, despu¨¦s del 11-S.

Las v¨ªctimas de la violencia se han incrementado un 25% el ¨²ltimo a?o

Este di¨¢logo de la pel¨ªcula Leones por corderos, de Robert Redford, es pura ficci¨®n, pero podr¨ªa representar la testaruda realidad de un pa¨ªs que acaba el a?o 2007 con unos 6.000 muertos, entre civiles, talibanes, militares y fuerzas de seguridad, seg¨²n la agencia Efe. La misi¨®n de la ONU en Afganist¨¢n estimaba en 750 el n¨²mero de civiles muertos hasta septiembre pasado.

La cifra viene casi a duplicar el n¨²mero de muertos en el oto?o de 2001, durante la guerra desatada por Estados Unidos contra los talibanes, cuando perdieron la vida unos 3.700 civiles. No obstante, los datos de v¨ªctimas civiles resultan dif¨ªciles de obtener por la dispersi¨®n de la poblaci¨®n afgana, la proliferaci¨®n de atentados y combates en zonas lejanas controladas por se?ores de la guerra y la escasa presencia sobre el terreno de testigos independientes, como ONG o periodistas.

En cualquier caso, la curva de muertos entre los 40.000 soldados de Estados Unidos y otros pa¨ªses de la OTAN desplegados se?ala que Afganist¨¢n se ha convertido en un infierno sin salida. As¨ª, en el a?o que est¨¢ a punto de terminar se eleva a 229 el n¨²mero de militares extranjeros muertos, 115 de ellos norteamericanos. La cifra no ha dejado de incrementarse desde los 69 que fallecieron en 2002. El pasado a?o fallecieron 191. En resumen, un total de 746 militares extranjeros han perdido la vida en combates, atentados o misiones de reconocimiento, de los que 473 son estadounidenses, 86 brit¨¢nicos y 73 canadienses. El contingente espa?ol desplegado al oeste de Afganist¨¢n, en la zona de Herat, ha tenido 23 bajas.

El goteo de muertos no cesa y ayer cuatro personas fallecieron y otras 12 resultaron heridas en diversas explosiones en Kabul, la capital, o en Kandahar, el feudo talib¨¢n en el sur. Entre los heridos se contaban ocho ni?os. Lejos de disminuir la violencia se extiende por Afganist¨¢n, a pesar de las ofensivas de Estados Unidos y de la OTAN.

Escuelas, mercados, restaurantes, puestos de control o instalaciones militares suelen ser los objetivos de la violencia talib¨¢n.

Informes de la oficina de la Naciones Unidas en Kabul estimaban el pasado octubre que, a lo largo de 2007, se hab¨ªa registrado una media mensual de 525 incidentes armados, una cifra un 25% mayor que en 2006. Las t¨¢cticas de los talibanes han evolucionado, siempre seg¨²n estos informes, desde la estrategia de lucha guerrillera a los atentados suicidas que antes repugnaban a los afganos, adem¨¢s de explosiones de bombas de fabricaci¨®n artesanal, asesinatos y secuestros. Este aumento de la violencia, que abarca ahora no s¨®lo el sur y el este del pa¨ªs, sino tambi¨¦n el norte y el oeste, obligar¨¢ a una prolongada presencia de tropas extranjeras. El embajador afgano en Washington, Said Jawad, resum¨ªa perfectamente el pasado mes de agosto la situaci¨®n: "Fue una reconstrucci¨®n en plan barato, como una operaci¨®n de parcheado. Se limit¨® a arreglar las cosas rotas y no era un planteamiento estrat¨¦gico".