Respeto y unidad

El Rey ha insistido una vez m¨¢s en su mensaje navide?o en resaltar los valores de la Constituci¨®n como fundamento de la convivencia entre espa?oles, pero poniendo especial ¨¦nfasis esta vez en su capacidad de integraci¨®n, puesta a prueba con ¨¦xito a lo largo de las tres d¨¦cadas transcurridas desde los primeros comicios democr¨¢ticos durante la transici¨®n. Nunca el Rey hab¨ªa puesto tanto inter¨¦s en destacar esa cualidad integradora de la Constituci¨®n de 1978, hasta el punto de se?alar que "la Espa?a que representa nuestra Constituci¨®n est¨¢ concebida para integrarnos a todos".

Don Juan Carlos no se queda, sin embargo, en un mero enunciado y avanza un poco m¨¢s en la definici¨®n de la Espa?a constitucional, subrayando los rasgos b¨¢sicos que deben definirla, que no son otros que la "unidad" y la "diversidad" -tanto monta monta tanto-, o lo que es lo mismo "patrimonio com¨²n y diversidad". Don Juan Carlos otorga un gran valor a esos dos rasgos vertebradores de la democracia espa?ola, hasta el punto de atribuirles el dinamismo y la capacidad de superaci¨®n que, seg¨²n el Rey, distingue a la Espa?a de hoy de la del pasado y que le ha permitido "progresar como una gran naci¨®n".

Nunca, tampoco, hab¨ªa hecho el Rey un llamamiento tan expreso en apoyo a las instituciones y a favor del consenso sobre los "grandes temas de Estado". La apelaci¨®n de don Juan Carlos, expresamente dirigida a los partidos, es m¨¢s que pertinente, vista la par¨¢lisis en que est¨¢ desde hace m¨¢s de un a?o el Consejo General del Poder Judicial, los intentos de politizaci¨®n y de manipulaci¨®n del Tribunal Constitucional y el uso de la lucha antiterrorista y de la pol¨ªtica exterior en la pugna entre partidos y para desgastar al Gobierno.

En este cap¨ªtulo cabe echar en falta alguna referencia al papel estabilizador y moderador del r¨¦gimen de monarqu¨ªa parlamentaria consagrado en la Constituci¨®n de 1978 e instaurado en la persona de don Juan Carlos y del que pronto se cumplir¨¢n tres d¨¦cadas. Esa menci¨®n habr¨ªa sido muy oportuna en un a?o, el que termina, que si bien ser¨ªa exagerado elevar a la categor¨ªa de annus horr¨ªbilis para la Monarqu¨ªa espa?ola, no lo es que ha sido quiz¨¢s el menos bonancible de los transcurridos. Y ello debido sobre todo a los sinuosos y persistentes ataques provenientes de sectores ideol¨®gicos pr¨®ximos a la extrema derecha.

Y un a?o m¨¢s el Rey ha debido referirse al terrorismo, no s¨®lo para reconocer la labor de las fuerzas de seguridad y recordar la deuda de la sociedad con las v¨ªctimas, sino para lamentar cuatro nuevos asesinatos de ETA: dos inmigrantes ecuatorianos en la terminal T-4 del aeropuerto de Barajas, que va a hacer un a?o, y los recientes de dos guardias civiles en Francia. Tambi¨¦n reclama un a?o m¨¢s, aunque sea predicar en el desierto, una cultura de unidad entre las fuerzas pol¨ªticas para derrotar el terrorismo.