Las invasiones b¨¢rbaras toman Venecia
M¨¢s de 1.700 piezas del legado de los guerreros desembarcan en el Palazzo Grassi
Un mundo abierto a todas las etnias, a todas las lenguas, a todas las religiones. Un Ej¨¦rcito en el que la mayor parte de los soldados ha nacido fuera del pa¨ªs que defienden. Un poder que est¨¢ abiertamente al servicio del dinero. Una gran libertad moral y de costumbres acompa?ada de un auge de los integrismos. Unas fronteras permeables e imprecisas y un Estado gesticulante pero incapaz de defender la ley y el orden. Un gran imperio que se disloca y nacen multitud de nuevos Estados. ?sa es la tesis que defender¨¢ una de las grandes exposiciones de 2008, Los b¨¢rbaros. Nacimiento de un nuevo mundo, que podr¨¢ visitarse entre el 26 de enero y el 20 de julio de 2008 en el veneciano Palazzo Grassi y de la que es comisario el franc¨¦s Jean-Jacques Aillagon.
Tienen iguales m¨¦ritos y derechos que los griegos o los romanos
Muchas de las piezas de la muestra son tesoros nacionales
"La exposici¨®n debe acabar con dos caricaturas", dice Aillagon: "La que afirma que el mundo de los b¨¢rbaros es un mundo sin literatura, sin arte, sin cultura de ning¨²n tipo y que hay que esperar a Carlomagno para salir de las tinieblas, y la que pretende que todas esas invasiones, todos esos choques, todos esos cambios, fueron una fusi¨®n sin violencia".
Todos estos s¨ªntomas tan actuales se dieron tambi¨¦n durante los siglos que dur¨® el declive del Imperio Romano, entre la batalla de Adrian¨®polis, en 378, y casi hasta el a?o 1000, cuando se interrumpen los fen¨®menos migratorios. La llegada de los b¨¢rbaros.
Para unos son siglos de decadencia, pero para otros el modelo imperial era insostenible y ¨¦ste es el periodo de gestaci¨®n de un nuevo orden, con la desaparici¨®n del esclavismo y la instauraci¨®n del r¨¦gimen de se?ores feudales. En cualquier caso, esos "b¨¢rbaros" protagonistas activos de la desaparici¨®n del mundo romano forman parte del "patrimonio gen¨¦tico" de Europa, con iguales m¨¦ritos y derechos que las ra¨ªces griegas, romanas o judeo-cristianas. Roma y el Mediterr¨¢neo eran un mundo urbano y sedentario mientras los b¨¢rbaros eran n¨®madas. "Su arte era portativo, muy distinto del que corresponde a una civilizaci¨®n de ciudades. Pero parte del ordenamiento jur¨ªdico de Europa, empezando por las monarqu¨ªas, viene de los b¨¢rbaros. El mundo romano era Mediterr¨¢neo y eso cambi¨® con el Islam: de pronto, un mar que serv¨ªa de nexo de uni¨®n entre Europa y ?frica, se convirti¨® en una barrera".
La exposici¨®n quiere demostrar que exist¨ªa tanta diversidad en el mundo cultural romano como en el b¨¢rbaro. "Los romanos nos han dejado una imagen de la sumisi¨®n b¨¢rbara pero los b¨¢rbaros, cuando venc¨ªan, ?tiraban las armas de los derrotados a las marismas! En cualquier caso, la idea de Roma sigue mucho m¨¢s all¨¢ de la existencia misma del imperio. Durante siglos los llamados b¨¢rbaros se consideraban a s¨ª mismos c¨®nsules romanos". Como explica Kavafis en su c¨¦lebre poema, los b¨¢rbaros ya no llegar¨¢n porque est¨¢n dentro. "Pero tardan en proclamarse monarcas independientes", prosigue Aillagon. "No es hasta el a?o 842 cuando Carlos el calvo y Luis el germ¨¢nico firman el tratado por el que se reparten lo que hoy es, a grandes trazos, Francia y Alemania. Lo importante es que, por primera vez, el documento no est¨¢ en lat¨ªn sino en las respectivas lenguas vulgares, el franc¨¦s y el alem¨¢n de entonces".
La ambici¨®n del proyecto puede resumirse en unas pocas cifras: "1.700 objetos expuestos, procedentes de 24 pa¨ªses distintos y que son propiedad de m¨¢s de 200 instituciones o particulares. Bastantes de esos objetos tienen categor¨ªa de tesoro nacional, como el relicario de Conques (Francia), el tesoro de Beja (Portugal), los evangelios de Notger (B¨¦lgica), el presunto retrato de Amalasunta (Italia) o el cofre de Teodorico (Suiza). Algunos han sido hallados muy recientemente, como el pie de una escultura monumental descubierto en Clermont-Ferrand o el tesoro de la dama de Grez-Doiceau, en Namur. En Espa?a, la colaboraci¨®n m¨¢s importante nos la ha prestado el Museo de Historia de Barcelona. Para completar la exposici¨®n hemos recurrido a una quincena de telas rom¨¢nticas que nos remiten a una imagen mitol¨®gica de Roma y los b¨¢rbaros. Y de entre ellas me parece formidable la de Jean-Paul Laurens, que muestra al emperador Honorius, casi un ni?o, sentado en un trono que es demasiado grande para ¨¦l. ?Todo un s¨ªmbolo!".
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