La rata 'Firmin' estrena estrategia editorial en el mercado espa?ol
Seix Barral compra los derechos de la novela y la vende a 14 pa¨ªses
Firmin, el particular rat¨®n lector que da nombre a una de las sorpresas del oto?o literario en Espa?a, va camino de convertirse en el roedor m¨¢s listo de la edici¨®n espa?ola. A los casi 50.000 ejemplares colocados ya de la novela de Sam Savage desde su aparici¨®n el pasado 9 de octubre, la historia del diminuto inquilino de la librer¨ªa Pembroke de Boston a?ade el m¨¦rito de haber estrenado una estrategia pionera: la editorial Seix Barral se arriesg¨® a comprar, por primera vez en Espa?a para una obra no escrita en espa?ol, los derechos mundiales de su traducci¨®n. El resultado: en dos meses ya se ha vendido en 13 lenguas y 14 pa¨ªses, incluido EE UU, de donde hab¨ªa salido ya el libro. En la ratonera editorial parece vislumbrarse un nuevo resquicio econ¨®mico.
"El mercado del libro est¨¢ cambiando mucho y el editor no puede seguir sentado esperando a que le llegue el agente con una novela, hay que buscar nuevas formas de financiaci¨®n y la venta de derechos mundiales es una", arguye Elena Ram¨ªrez, directora editorial de Seix Barral, que se qued¨® prendada de Firmin: no hab¨ªan transcurrido ni 48 horas desde que lo ley¨® cuando ya hab¨ªa pasado la oferta por los derechos en castellano (6.000 euros). Tampoco lleg¨® al mes y medio cuando se decidi¨® por hacer historia editorial en Espa?a: adquir¨ªa los derechos mundiales (100.000 euros). En ese lapso de tiempo, s¨®lo medi¨® su p¨ªcaro olfato y el consejo de Donna Leon: la popular autora policiaca form¨® parte del ilustre elenco de autores-amigos (Don de Lillo, Claudio Magris, Antonio Mu?oz Molina, Umberto Eco, Luis Landero...) a los que Ram¨ªrez envi¨® un ejemplar de Firmin pidi¨¦ndoles opini¨®n. Hubo unanimidad en el inter¨¦s del libro y Leon, adem¨¢s, le record¨® su caso: la editorial alemana, Di¨®genes, posee sus derechos para todo el mundo y siempre que puede lo hace con sus nuevos autores.
Los beneficios de esta pr¨¢ctica editorial, m¨¢s frecuente en EE UU, no est¨¢n siendo s¨®lo econ¨®micos. "Ahora ya tenemos 14 pa¨ªses que saben que Seix Barral tiene libros que les pueden interesar; el valor internacional de la editorial ha subido; ¨¦se es un intangible brutal", opina Ram¨ªrez. Tampoco fue, seg¨²n la responsable de venta de derechos de Planeta, Cristina Mora, una operaci¨®n demasiado dura, algo a lo que no fue ajeno que el original sea en ingl¨¦s: "As¨ª lo lee el editor mismo y no pasa a un lector para el informe, lo que fortalece y agiliza el acuerdo", constata Mora. Resultado: "Al sexto pa¨ªs vendido ya hab¨ªamos amortizado la inversi¨®n". El abanico de ofertas ha oscilado entre los 2.465 euros del editor israel¨ª a los 35.000 de la estadounidense Bantam Dell, de grupo Random House. "Si hay pel¨ªcula, ganaremos un past¨®n con el contrato americano; este libro desde ahora, con las liquidaciones, ya ser¨¢ una fuente de ingresos", ratifica Ram¨ªrez.
Ante este fil¨®n, potenciado por unas ilustraciones de Fernando Krahn y una campa?a de marketing que ha incluido 20.000 pins y un v¨ªdeo en YouTube, entre otras estrategias, ?est¨¢ ya al borde del suicidio la agente espa?ola que ten¨ªa Firmin? "Me lo tomo como una prueba: el libro hac¨ªa un a?o que lo ten¨ªa en la mesa y no se mov¨ªa; que un grupo grande se interesara me pareci¨® que ser¨ªa bueno para la peque?a editorial norteamericana de Minneapolis que lo public¨® el 2006, Coffee House, que s¨®lo hab¨ªa colocado la novela en Jap¨®n y Corea. Por eso negoci¨¦ para Seix los derechos mundiales", constata la agente Sandra Bruna, que entiende el inter¨¦s de la editorial espa?ola: "recuperar¨¢ la cifra invertida multiplicada por 10, entre otras cosas porque venden algo en lo que creen ciegamente ya que ellos mismos la compraron y as¨ª, adem¨¢s, pueden controlar toda la operaci¨®n de fabricaci¨®n de su best-seller".
La pr¨¢ctica es tan nueva que crea disparidad de criterios al analizar si se va a extender en Espa?a, para¨ªso de las agentes literarias. "Esto juega en parte contra nuestro sector, pero las editoriales no podr¨¢n hacerlo ni con todos los libros ni con todos los autores: no pueden tratarles a todos igual, adem¨¢s de que requerir¨ªa crear unos departamentos que no tienen: no les saldr¨ªa rentable", opina Bruna.
"Firmin re¨²ne esos requisitos con la historia de una librer¨ªa que ha de cerrar por presiones inmobiliarias, un escritor frustrado, una rata que cuanto m¨¢s lee m¨¢s humana e infeliz es y una voz narrativa tan fuerte que se acepta que sea un bicho", se?ala Ram¨ªrez. Una rata muy le¨ªda que ya ha centrado una ponencia en la ¨²ltima convenci¨®n de editores del grupo Planeta.
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