Rusia, el terror de la historia
Mosc¨² soslaya los cr¨ªmenes y considera a Stalin un modernizador
Por sus barreras psicol¨®gicas, su propia biograf¨ªa y el miedo a desestabilizar la sociedad, los dirigentes rusos no est¨¢n preparados para condenar con todas sus consecuencias al r¨¦gimen de la URSS ni han podido avanzar en el proceso de liberarse de los fantasmas del estalinismo.
La rehabilitaci¨®n de las v¨ªctimas de la represi¨®n pol¨ªtica, comenzada por Nikita Jruschov, continu¨® con Mija¨ªl Gorbachov y se interrumpi¨® de forma abrupta al desmoronarse la URSS. En 1992 entr¨® en vigor una ley que "situ¨® el punto cero de la historia legal de Rusia en octubre de 1917", al haber sido aprobada por un parlamento ruso, en octubre de 1991, pero cuando a¨²n exist¨ªa la legalidad sovi¨¦tica. A tenor de ese documento m¨¢s de 775.000 personas han sido rehabilitadas (datos de octubre de 2006). Sin embargo, el alcance de la rehabilitaci¨®n es limitado, ya que una cosa son los injustamente tratados por la URSS y otra, los que lucharon en contra.
En 1992, una ley situ¨® el punto cero de la historia rusa en octubre de 1917
Durante la Guerra Civil (1918-1921), Rusia estuvo fragmentada en espacios controlados por fuerzas diferentes donde imperaban diferentes leyes. La ley de 1991 tom¨® partido por los "rojos", aunque el poder sovi¨¦tico no se fortaleci¨® en un instante y coexisti¨® con otros espacios legales, se?ala Roginski. En 1922 en Mosc¨² se proces¨® a los l¨ªderes de Socialistas Revolucionarios y 17 personas fueron condenadas a muerte. De ellas, cinco no han sido rehabilitadas hasta hoy ya que lucharon contra los bolcheviques por considerarlos unos delincuentes, explica el presidente de Memorial.
Motivos pol¨ªticos impiden, seg¨²n Roginski, la rehabilitaci¨®n de Nicol¨¢s II y de los oficiales polacos fusilados por el NKVD (precursor del KGB) en 1940 en Kat¨ªn, en las cercan¨ªas de Smolensk. Las autoridades afirman que no se ha probado la existencia de una sentencia legal para fusilar a Nicol¨¢s II y a su familia. El argumento es falaz, porque los tribunales rehabilitan otras v¨ªctimas de la represi¨®n, condenadas por ¨®rganos tan ilegales como el que decidi¨® asesinar a la familia del zar en 1918 en Yekaterinburg. Roginski recuerda haber conocido "a ancianos que se jactaban de haber participado en el fusilamiento del zar para aspirar a una pensi¨®n extraordinaria". Si se rehabilitara al zar y su familia, lo m¨¢ximo a que tendr¨ªan derecho los Rom¨¢nov ser¨ªa a 10.000 rublos por cabeza (cerca de 300 euros), si hubieran perdido propiedades inmobiliarias. se?ala. En Kat¨ªn, las autoridades entorpecen la investigaci¨®n para "no dar un triunfo que incremente el ya caldeado ambiente antiruso". Memorial ha protestado contra la negativa de la fiscal¨ªa a considerar a los muertos de Kat¨ªn como v¨ªctimas del estalinismo.
"La rehabilitaci¨®n del zar, de miembros de gobiernos blancos o de la oficialidad blanca, conducen a una revisi¨®n radical del r¨¦gimen en el que vivimos". "Al declararnos herederos de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en 1991, tomamos sobre nuestros hombros toda la historia de la URSS y comenzamos a contar nuestra historia a partir del golpe de Estado bolchevique, que sigue siendo leg¨ªtimo para nosotros", afirma Roginski.
"En la cabeza del ruso de a pie hay una ant¨ªtesis. Por un lado est¨¢ Lenin, el s¨ªmbolo de los bolcheviques, y por el otro Nicol¨¢s II. Cuando le fusilaron, Nicol¨¢s era un simple ciudadano que hab¨ªa renunciado a ser zar antes de que Lenin volviera de la emigraci¨®n". " Si se rehabilita a Nicol¨¢s II, habr¨¢ que derribar miles de monumentos dedicados a Lenin, cambiar el nombre de avenidas y calles". "No s¨®lo se trata de Lenin. La rehabilitaci¨®n del zar, del movimiento blanco nos lleva a valorar toda nuestra historia como delictiva y a reconocer que nos basamos en una toma violenta del poder". "Las autoridades no est¨¢n preparadas y creen que la sociedad no lo est¨¢ tampoco. Tienen miedo a dar pasos bruscos", afirma el presidente de Memorial.
La mayor¨ªa de los represaliados por el estalinismo fueron condenados por ¨®rganos no constitucionales. En los a?os del Gran Terror (1937-38), las troikas (tribunales formados por el jefe del NKVD, el fiscal y el responsable comunista local) desempe?aron el papel principal y dictaron la mayor¨ªa de las condenas y, junto con las dvoikas (tribunales de dos miembros), condenaron a cerca de 1.200.000 de personas en 14 meses, seg¨²n Roginski.
Roginski subraya las dificultad para rehabilitar a quienes no fueron condenados formalmente por motivos pol¨ªticos. En la segunda guerra mundial "divisiones enteras (del ej¨¦rcito rojo)" fueron juzgadas por "traici¨®n a la patria", aunque su ¨²nico delito fue haber ca¨ªdo prisioneras de los alemanes. A¨²n hoy no pueden acogerse a la rehabilitaci¨®n, pese a que mucho depende de la mentalidad de los fiscales concretos que deciden. En los noventa exist¨ªan en la fiscal¨ªa secciones especiales de rehabilitaci¨®n, que fueron desapareciendo paulatinamente porque el proceso se considera pr¨¢cticamente acabado.
Las dificultades para acceder a los archivos y documentos sobre el terror en Rusia responde al miedo de las autoridades a un debate amplio y serio que pudiera empa?ar la imagen del Estado. "Y la imagen del Estado es la realidad en la que vivimos y el retorno de los valores sovi¨¦ticos", afirma Roginski.
Memorial ha localizado algunos de las fosas comunes de las v¨ªctimas del terror, pero no hay una pol¨ªtica oficial para encontrar los enterramientos. En Rusia hay varios centenares de fosas masivas de los a?os 37 y 38, de las que se conocen unas veinte y de ellas, solo siete est¨¢n reconocidas, afirma Roginski. En oto?o, Putin visit¨® una de esas fosas en B¨²tovo, en la periferia de Mosc¨². Su visita tendr¨ªa un sentido real, si se aprobara un programa estatal que contemple la publicaci¨®n de un libro con los nombres de los represaliados y la b¨²squeda de los enterramientos.
Considerar la hambruna como el resultado de un "genocidio contra el pueblo ucranio" es una "absoluta hipocres¨ªa, porque el hambre que sigui¨® a la colectivizaci¨®n en el territorio de Ucrania, Kazajist¨¢n y Rusia es el resultado de la pol¨ªtica delictiva de Stalin y de la direcci¨®n sovi¨¦tica, que no ten¨ªan un car¨¢cter ¨¦tnico, sino social". "La hambruna fue un delito terrible, pero el objetivo no era exterminar al pueblo ucranio", dice.
Con Putin, Rusia exalta su pasado y "se defiende de forma inadecuada negando su culpa". "El conflicto entre memorias no debe centrarse en la culpa, sino en la responsabilidad y la peor interpretaci¨®n del pasado es la nacionalista", afirma Roginski. Lo dif¨ªcil hoy no son los hechos sino "la compatibilidad de nuestras interpretaciones". "En la guerra de la memoria, lo m¨¢s importante es aprender a tener en cuenta el punto de vista del otro. En el caso de la hambruna, habr¨ªa que escribir que desde el punto de vista de los rusos, fue un crimen cometido por Stalin en la misma medida contra los ucranios, los kazajos y los rusos".
Memorial est¨¢ a favor de publicar los apellidos de los verdugos, pero, "al hablar de qui¨¦n apret¨® el gatillo" Roginski puntualiza que "fue el sistema, porque casi cualquier soldadito pudo hacerlo". "Hay que publicar los nombres de los dirigentes del partido, los fiscales,los jueces, los investigadores del NKVD que durante a?os recurrieron a la violencia de forma injustificada".
Los libros de texto rusos pueden fijar una interpretaci¨®n deformada de Stalin, al magnificar el pasado y "prescindir del problema del precio de la modernizaci¨®n y de la victoria". "Stalin es visto como un gran modernizador, un ejecutivo duro pero eficaz". "Es m¨¢s f¨¢cil enterrar a Lenin en otra parte, que sacar a Stalin de la Plaza Roja, porque el 53% de la poblaci¨®n lo considera el personaje m¨¢s insigne de la historia rusa, despu¨¦s de Pedro I".
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