EE UU: el peligro de una Intifada hispana
La creciente histeria antiinmigrante en Estados Unidos -impulsada por conductores de televisi¨®n irresponsables en b¨²squeda de mayores ratings y por los principales aspirantes republicanos a la presidencia- es peligrosa: podr¨ªa resultar en una "Intifada latina" en un futuro no muy distante.
Al mirar los debates presidenciales, donde los candidatos republicanos compiten por demostrar qui¨¦n es m¨¢s "duro" contra la inmigraci¨®n ilegal y donde hasta los candidatos dem¨®cratas proponen aumentar los muros fronterizos, uno no puede dejar de preguntarse si todo esto no provocar¨¢ una reacci¨®n de parte de los 13 millones de inmigrantes indocumentados que existen en EE UU.
No est¨¢ claro si podr¨ªa ocurrir algo como la Intifada palestina de principios de los noventa, cuando miles de j¨®venes palestinos frustrados tomaron las calles y lanzaron piedras contra las tropas israel¨ªes. O algo como la Intifada francesa de 2005, cuando j¨®venes musulmanes marginados quemaron carros y tiendas en los suburbios de Par¨ªs. Quiz¨¢ sea un fen¨®meno m¨¢s sutil, como una explosi¨®n de violencia de las pandillas juveniles que ya aterrorizan Los ?ngeles y otras ciudades. O un incremento de cr¨ªmenes por parte de j¨®venes marginados, criados en las calles de las grandes ciudades y sin posibilidades de estudiar ni acceder a empleos legales.
Los republicanos predican la imposible expulsi¨®n de millones de inmigrantes
Lo que se est¨¢ creando en Estados Unidos al cerrarle las puertas de la legalizaci¨®n a los indocumentados, es un submundo de personas que no van a irse de este pa¨ªs y que, contrariamente a lo que pregonan los candidatos republicanos Rudy Giuliani, Mitt Romney y Mike Huckabee, no pueden ser deportados, porque nadie sabe siquiera qui¨¦nes son, o d¨®nde est¨¢n. Estos inmigrantes y sus hijos viven sin posibilidades de ascenso social, no importa cu¨¢n duro trabajen para ello.
Pienso sobre todo esto al leer acerca del rechazo del Senado de Estados Unidos del Dream Act, un proyecto de ley que ofrecer¨ªa una v¨ªa hacia la legalizaci¨®n de los hijos menores de inmigrantes indocumentados que hayan sido tra¨ªdos a este pa¨ªs por sus padres a una edad muy temprana y que hayan obtenido un t¨ªtulo universitario o hayan servido en el Ej¨¦rcito. El proyecto hubiera regularizado el estatus de j¨®venes como Juan y Alex G¨®mez, dos hermanos de Miami que nacieron en Colombia, fueron tra¨ªdos a EE UU cuando eran muy peque?os, se graduaron con las mejores calificaciones y ahora luchan por no ser deportados a un pa¨ªs que ni siquiera recuerdan.
Hay unos 1,8 millones de ni?os en Estados Unidos que est¨¢n creciendo como cualquier otro ni?o americano y que frecuentemente s¨®lo hablan ingl¨¦s, pero no tienen documentos legales, seg¨²n el Centro Hispano Pew. Estos j¨®venes tarde o temprano ser¨¢n lanzados a un mercado laboral donde, por ley, no podr¨¢n obtener empleos.
Y muchos de ellos tampoco podr¨¢n acceder a cr¨¦ditos para estudiar en la Universidad por no tener documentos legales, lo que los obligar¨¢ a deambular por las calles en b¨²squeda de subsistir como sea. Si no se les da una v¨ªa hacia la legalizaci¨®n -una esperanza al final del camino, por m¨¢s dif¨ªcil que sea el tr¨¢mite- muchos terminar¨¢n siendo criminales.
M¨¢s a¨²n, el incremento de las redadas de indocumentados en las f¨¢bricas, respaldadas por el Gobierno del presidente Bush, el aumento de las ordenanzas municipales prohibiendo a la gente rentar departamentos a los inmigrantes indocumentados y la creciente xenofobia de los programas de radio y la televisi¨®n por cable dejar¨¢n su marca en estos ni?os inmigrantes.
Un nuevo estudio del Instituto Urbano y el Consejo Nacional de la Raza dice que hay cerca de 5 millones de ni?os con al menos un padre indocumentado. El estudio investig¨® el impacto familiar de las recientes redadas en Colorado, Nebraska y Massachusetts, donde cerca de 900 trabajadores indocumentados fueron arrestados en sus lugares de trabajo, y sus ni?os -la mayor¨ªa de ellos peque?os- fueron repentinamente privados de sus padres o madres. "La combinaci¨®n de miedo, aislamiento y necesidades econ¨®micas est¨¢ produciendo problemas de salud mental tales como depresi¨®n, ansiedad de separaci¨®n, trastorno de estr¨¦s postraum¨¢tico y pensamientos suicidas", dice el estudio.
Mi opini¨®n es que se necesita detener esta histeria xenof¨®bica antes que sea tarde. Y es preciso pensar un poco en el t¨¦rmino de "ilegal" que ya se ha incorporado al l¨¦xico pol¨ªtico del pa¨ªs. El incumplimiento de las reglas inmigratorias no deber¨ªa demonizar a estos inmigrantes con la etiqueta de "ilegales". Uno puede recibir una multa por exceso de velocidad, pero eso no lo hace un ser humano "ilegal", por m¨¢s que el da?o potencial de manejar imprudentemente sea mucho mayor que el que pueden hacer la mayor¨ªa de los inmigrantes indocumentados que trabajan con abnegaci¨®n en este pa¨ªs.
Las pol¨ªticas inmigratorias limitadas a represi¨®n, el etiquetamiento de seres humanos como "ilegales" y la privaci¨®n de cualquier esperanza de legalizaci¨®n y ascenso social a millones de personas -en lugar de procurar una mayor integraci¨®n econ¨®mica con Am¨¦rica Latina para reducir las presiones migratorias- no s¨®lo son pol¨ªticas equivocadas, sino peligrosas.
Los millones de indocumentados en Estados Unidos no se ir¨¢n. S¨®lo se volver¨¢n m¨¢s desesperados y m¨¢s enojados.
Andr¨¦s Oppenheimer es columnista.
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