Carta sobre Carla a un amigo
Querido Octavi Mart¨ª: Te escribo para solidarizarme y expulsar demonios contigo, tras tantas complicidades. Fue Manuel Huerga quien me descubri¨® las canciones de Quelqu'un m'a dit, tan c¨¢lidamente susurradas por Carla Bruni, la ya por entonces (2002) ex modelo italiana que ahora iniciaba una prometedora carrera de cantante. Aparec¨ªa ella, en la portada del disco en blanco y negro, estirada en el suelo junto a su guitarra, un pez¨®n apuntando alegr¨ªa y descaro bajo la fina camiseta de algod¨®n. "Je suis le th¨¦, tu es la tasse / Toi la guitarre, et moi la basse, / je suis la pluie, et tu es mes gouttes", cantaba Carla, y se te aparec¨ªa de golpe la sensualidad perezosa de Fran?oise Sagan, el deseo del lujo y de los veraneos eternos. Entrevistaste a Carla alg¨²n tiempo despu¨¦s (EL PA?S, 18-11-03), cuando hab¨ªa superado la cifra de medio mill¨®n de ejemplares vendidos. Las respuestas que te daba estaban llenas de buen criterio, tanto musical como po¨¦tico. Te dec¨ªa que no se sent¨ªa hija de la chanson, con la que los cr¨ªticos sol¨ªan emparentarla, sino de la m¨²sica country, el folk y el jazz, y por ah¨ª se le escapaba la vena piamontesa -naci¨® en Tur¨ªn, en 1968- que nos llevaba hasta Gino Paoli y Paolo Conte, el primero porque prestaba a la voz arrastrada de Carla su imperecedera canci¨®n Il cielo in una stanza ("Quando sei qui con me / questa stanza non ha pi¨´ pareti / ma alberi, alberi infiniti") y el segundo, Paolo Conte, porque es piamont¨¦s, como Carla, y lleva mucho tiempo reivindicando en su m¨²sica los mismos or¨ªgenes transoce¨¢nicos que Carla.
Como estaba previsto, querido Octavi, en alg¨²n lugar de la entrevista Carla nos ten¨ªa que enga?ar, y era cuando te dec¨ªa: "Es absurdo, pero me gustar¨ªa ser escuchada sin que me viesen, sin televisi¨®n, sin imagen, sin sexo, pura comunicaci¨®n sonora. Eso no est¨¢ al alcance de casi nadie. Y luego est¨¢ la vanidad, la tentaci¨®n de la vanidad, que es f¨¢cil negar, pero que sigue ejerciendo su poder de atracci¨®n: me gusta gustar". M¨¢s lo dec¨ªa Carla y m¨¢s nos gustaba que nos gustara, metida en su mundo de pasarela y confort (es hija de un empresario que se estableci¨® en Par¨ªs durante los a?os de plomo, los setenta, por temor a las Brigadas Rojas).
Pero hete aqu¨ª que nuestro cuento de Navidad ten¨ªa un cap¨ªtulo que ignor¨¢bamos y sobre el cual t¨² est¨¢s escribiendo mucho ahora, supongo que para comprender, que es el motivo por el que escribimos a los amigos. Sarkozy y Bruni, novios. De viaje por Egipto. ?Aaaggghhh! ?Sabes d¨®nde se alojan? Claro, lo escribiste el otro d¨ªa: en el Winter Palace de Luxor. Yo pas¨¦ all¨ª una noche. Hab¨ªa ido a cubrir para este diario una Aida delirante, de la que guardo un p¨¢lido recuerdo, mientras que lo conservo muy vivo del dry martini que me tom¨¦ en la terraza de ese hotel, mientras el sol se pon¨ªa tras la espesura del Nilo y encend¨ªa habitaciones sin paredes y con ¨¢rboles infinitos. Pues ah¨ª se encuentra ahora mismo Sarkozy, querido Octavi, el hombre que consigue estar a la vez en Roma, la Camarga o una habitaci¨®n del Winter Palace, nada menos que con Carla. Me siento tan derrotado que ayer me fui al Museo Egipcio de Barcelona, en parte para que no se dijera que esto no es una cr¨®nica, pero sobre todo porque hay veces en que uno necesita hundirse un poco m¨¢s. Y entre las piezas que se exhiben en el museo me extasi¨¦ ante la diosa Neit, una figurilla bell¨ªsima de bronce y oro, de la dinast¨ªa XXVI, que me record¨® a ella, aunque no tanto como la diosa Bastet de la misma dinast¨ªa, una diosa gata de ojos de almendra con un peque?o aro de oro en una oreja que se encuentra unas vitrinas m¨¢s all¨¢.
Por el museo hab¨ªa grupos de ni?os aprendiendo a descifrar jerogl¨ªficos (es una de las actividades del centro por estas fiestas). Yo les miraba y pensaba qu¨¦ jerogl¨ªficos m¨¢s dif¨ªciles plantea la vida. Por ejemplo, que Carla encuentre a Sarkozy "le plus beau du quartier". Me parece incre¨ªble. Que tengas un buen a?o, Octavi, mejor de c¨®mo est¨¢ acabando ¨¦ste.
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