Un pa¨ªs atrapado en las garras del terror
El asesinato de Bhutto amenaza con hacer estallar el polvor¨ªn de Pakist¨¢n
El asesinato ayer de Benazir Bhutto confirma los peores pron¨®sticos para Pakist¨¢n. La violencia que acompa?a la vida pol¨ªtica desde la creaci¨®n de ese pa¨ªs hace 60 a?os y a la que el general Pervez Musharraf quiso poner fin con su golpe de Estado de 1999, no ha hecho sino aumentar a resultas de su ambigua relaci¨®n con los extremistas isl¨¢micos y de su empe?o por perpetuarse en el poder. De momento, el atentado cuestiona las elecciones legislativas del pr¨®ximo 8 de enero y amenaza con sumir en el caos a un pa¨ªs dotado de armas nucleares.
La violencia marca la vida del pa¨ªs desde su creaci¨®n, hace 60 a?os
Ha sido el ¨²ltimo de una serie de ataques suicidas que suman 800 muertos
El atentado contra la l¨ªder del Partido del Pueblo de Pakist¨¢n (PPP) se produce cuando ese pa¨ªs apenas acababa de salir a flote de la grave crisis institucional desatada por Musharraf al declarar el estado de emergencia el pasado 3 de noviembre.
Aunque el presidente puso fin a esa situaci¨®n y renunci¨® a su cargo como jefe del Ej¨¦rcito hace dos semanas, antes utiliz¨® los poderes excepcionales para destituir a los miembros del Tribunal Supremo cr¨ªticos con su uso del poder y encarcelar a miles de opositores. Ese proceder llev¨® a Bhutto a romper las negociaciones que manten¨ªa con el general-presidente para llegar a un acuerdo pol¨ªtico y que permitieron su regreso a Pakist¨¢n el pasado octubre despu¨¦s de ocho a?os de autoexilio. Pese al descr¨¦dito de los partidos, los observadores coincid¨ªan en que su grupo ten¨ªa el respaldo suficiente para obtener buenos resultados en las pr¨®ximas elecciones.
Las palabras del principal rival pol¨ªtico de Bhutto resumen con rigor lo que significa su desaparici¨®n de la escena pol¨ªtica. "Es una tragedia para su partido y para nuestro partido", declar¨® al conocer la noticia Nawaz Sharif, el l¨ªder de la Liga Musulmana de Pakist¨¢n-Nawaz. "Es una situaci¨®n muy grave para el pa¨ªs. Tendremos que analizar seriamente la situaci¨®n en los pr¨®ximos d¨ªas", a?adi¨®.
De hecho, el presidente Musharraf convoc¨® de inmediato una reuni¨®n de alto nivel para evaluar si seguir o no adelante con las elecciones. Las protestas de los seguidores de Bhutto que estallaron por todo el pa¨ªs nada m¨¢s conocerse su asesinato hacen temer que la violencia impida celebrar el escrutinio. Sin embargo, ceder a la tentaci¨®n de cancelarlo dar¨ªa un triunfo precisamente a los responsables de la muerte de la l¨ªder PPP, presumiblemente los extremistas isl¨¢micos con los que ella promet¨ªa acabar si su partido lograba controlar el pr¨®ximo Parlamento.
La oposici¨®n de esos radicales a una consulta que deb¨ªa ser el primer paso para la democratizaci¨®n del pa¨ªs no es ning¨²n secreto. Tras el asalto a la Mezquita Roja de Islamabad el pasado julio, en el que murieron un centenar de islamistas violentos, Osama bin Laden declar¨® la guerra santa contra Musharraf y su r¨¦gimen para vengar a aquellos "m¨¢rtires". Hace pocos d¨ªas, la prensa paquistan¨ª recog¨ªa las declaraciones de un portavoz talib¨¢n asegurando que su grupo har¨ªa todo lo posible para impedir las elecciones.
A pesar de que oficialmente Pakist¨¢n es un aliado clave de EE UU en la lucha contra el terrorismo de Al Qaeda y otros grupos islamistas violentos como los talibanes, la pol¨ªtica de apaciguamiento de Musharraf ha alentado su instalaci¨®n en las zonas tribales del noroeste de su pa¨ªs, donde la mayor¨ªa de los analistas sit¨²an a Bin Laden y su camarilla. La excepcionalidad jur¨ªdica y administrativa de esas regiones fronterizas con Afganist¨¢n las han mantenido fuera del control del Gobierno central, lo que ha permitido que los radicales impongan su ley.
Sus siete millones de habitantes viven del contrabando, la pobreza supera el 60% (dos veces la media nacional), el analfabetismo alcanza el 97% entre las mujeres y el 70,5% entre los hombres, y el paro ronda el 80%. S¨®lo un Pakist¨¢n democr¨¢tico podr¨¢ extender su control, y los beneficios de su desarrollo econ¨®mico, a una regi¨®n desde la que se extienden los tent¨¢culos del terrorismo. El asesinato de Bhutto no ha sido una tr¨¢gica excepci¨®n, sino el ¨²ltimo de una serie de ataques suicidas que en el a?o 2007 han dejado cerca de 800 muertos.
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