Ciudadanos musulmanes
Auspiciada por los Ministerios de Interior, Justicia y Asuntos Sociales, Metroscopia acaba de hacer p¨²blica una encuesta sociol¨®gica (La comunidad musulmana de origen inmigrante en Espa?a) en la que, por segundo a?o consecutivo, se nos informa de que la inmensa mayor¨ªa de los ciudadanos musulmanes que viven en nuestro pa¨ªs valoran las libertades, el estado de derecho, est¨¢n en contra de la violencia, y se identifican con la forma de vida espa?ola y el respeto a las diferentes religiones. Es decir son ciudadanos "normales". El 5% que se identifica con el discurso y las actitudes de los grupos integristas (lo cual, aunque nada deseable, no significa que vayan a poner una bomba), es el porcentaje habitual de tendencias radicales que lamentablemente se da en todas las sociedades, tal y como se?al¨® en la presentaci¨®n de este estudio su director y reputado soci¨®logo Juan Jos¨¦ Toharia.
Sometemos a los musulmanes a un humillante escrutinio de su "normalidad"
La encuesta es, por tanto, tranquilizadora y pedag¨®gica. Pero una cuesti¨®n que no puede pasar por alto es ?por qu¨¦ ha sido necesario realizar esta encuesta? El simple hecho de hacerla nos muestra el nivel de preocupaci¨®n o estigmatizaci¨®n que recae sobre las personas con identidad musulmana, en tanto que en absoluto se ha planteado tal requisito con respecto a otros colectivos ciudadanos de otras religiones.
Tener que llevar a cabo una encuesta sociol¨®gica para demostrar que los musulmanes son en t¨¦rminos generales ciudadanos "normales", deber¨ªa hacernos reflexionar hasta qu¨¦ punto inquietante hemos llegado en todo lo relativo al mundo del islam. Y hasta qu¨¦ punto la gran mayor¨ªa de trabajadores musulmanes pac¨ªficos est¨¢n sometidos no s¨®lo a las durezas propias de la inmigraci¨®n, sino tambi¨¦n a una lupa escrutadora que con demasiada frecuencia los se?ala con el dedo por lo que son, no por lo que hacen. Incluso cuando es positivo, como en este caso, no deja de ser otra manera de colocarles en la primera l¨ªnea, porque si se ha encargado dicha encuesta es que era necesario comprobar que no son un atajo de incivilizados, fan¨¢ticos integristas y violentos. Si hay que demostrar que son "normales", es porque podr¨ªa caber la posibilidad de que no lo fueran.
Podr¨ªa incluso considerarse discriminatorio, pero dada la situaci¨®n, la interpretaci¨®n que debe prevalecer es que se trata de una muy necesaria reacci¨®n frente a esa sensibilidad social que evoluciona hacia la islamofobia. Y ante esto se impon¨ªa ofrecer un estudio cient¨ªfico y objetivo que contribuya a cambiar percepciones sociales nocivas y totalizadoras que ven a todo ese colectivo como amenazante, inasimilable y sospechoso. Por ello, la encuesta tiene un doble valor. Uno evidente, la demostraci¨®n emp¨ªrica de "su normalidad" en una b¨²squeda positiva por contener la intolerancia y discriminaci¨®n contra los musulmanes; y otro subliminal y doloroso, que no debe escap¨¢rsenos, como es conmover las conciencias sobre si es justo lo que estamos haciendo con la mayor¨ªa musulmana que vive en nuestras sociedades, al someterla a ese humillante escrutinio para convencer a nuestra sociedad sobre su "normalidad".
Toharia tambi¨¦n se?al¨® el "desencuentro entre lo que ellos piensan de nosotros y nosotros de ellos". Era una referencia a las encuestas sociol¨®gicas en las que los espa?oles, como el resto de los europeos, van recrudeciendo su rechazo contra los musulmanes. De hecho, desde el 2002, y de manera creciente, todas las mediciones sociol¨®gicas, nacionales e internacionales, muestran una actitud negativa hacia los musulmanes y una estrecha vinculaci¨®n entre terrorismo e inmigraci¨®n musulmana. Dado que esos sentimientos se presentan en funci¨®n del patriotismo y la autodefensa ("defenderse del terrorismo"; como si la mayor¨ªa de los musulmanes no tuvieran que hacer lo mismo, cuando son ellos sus v¨ªctimas m¨¢s numerosas) la islamofobia que engendran encuentra legitimaci¨®n y desculpabilizaci¨®n social. De ah¨ª que podamos hablar de una islamofobia inconsciente que no se entiende como discriminaci¨®n sino como protecci¨®n y autodefensa. Ese es el principal problema, que no se admite que exista, para afrontar esta nueva lacra que, seg¨²n los informes de la UE, se refleja en creciente discriminaci¨®n dentro de ¨¢mbitos tan sustanciales como el trabajo, la vivienda y la educaci¨®n.
La normalizaci¨®n ciudadana de una serie importante de personas que son musulmanas, y que no desean dejar de serlo, entra?a asumir un componente humano y una identidad que hoy d¨ªa ya forma parte de la personalidad europea. Lo que no significa que desde esa identidad se dejen de aplicar los principios que el Estado de derecho impone. La primera premisa nunca debe excluir a la segunda. Y como la encuesta que aqu¨ª comentamos muestra, no se piensa que as¨ª deba ser. Por el contrario, emigran porque tambi¨¦n desean vivir mejor en sociedades democr¨¢ticas.
El respeto y la igualdad ante la ley son el mejor modelo de integraci¨®n. Por ello, no perdamos la perspectiva de que, por el contrario, el caldo de cultivo para el odio y la radicalizaci¨®n son la discriminaci¨®n, el rechazo y el desprecio hacia la cultura e identidad de un pueblo.
Gema Mart¨ªn Mu?oz es directora general de Casa ?rabe.
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