Pierre Klossowski en las esquinas de lo absoluto
Con el comisariado de Serge Fauchereau, el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid ha vuelto a acertar con la exposici¨®n "integral" de Pierre Klossowski (1905- 2001), escritor e intelectual muy apreciado en c¨ªrculos selectos, pero tambi¨¦n destapado como artista, sobre todo, en la etapa final de su larga y fecunda existencia. No resulta f¨¢cil que quien ha sido hijo de un historiador de arte y una pintora, adem¨¢s de hermano mayor de un reputado pintor, Balthus, manifieste sus inclinaciones art¨ªsticas en p¨²blico antes de bien entrada la madurez, pero algunos no podemos olvidar el impacto que nos produjo, en 1970, la publicaci¨®n de La moneda viviente, donde el traductor de Virgilio, el ensayista que continuaba con el fascinante discurso de Bataille o Blanchot, el novelista de corte er¨®tico-jansenista o, en fin, el inteligente apologeta de Nietzsche se nos revelara con una escenificaci¨®n visual -fotogr¨¢fica- de sus perversas obsesiones sexuales, en la que la protagonista era su propia mujer Roberte, criatura m¨ªtica sin sexo o edad definidos. Desde aquella fecha en adelante, se multiplicaron las exposiciones de Klossowski en toda Europa, bien con sus afilados dibujos, bien con sus mise-en-sc¨¨ne fotogr¨¢ficas o con filmes, sucedi¨¦ndose como un torrente inquietante y deslumbrador. Ahora, gracias al excelente trabajo de Fauchereau, justamente titulado como "integral", nos encontramos con la reconstrucci¨®n completa de este personaje, nunca mejor dicho, "perverso y polimorfo", pero no s¨®lo por lo que su vasta y compleja obra tiene de erotoman¨ªa, sino porque se han hecho casar todas las piezas de este ser poli¨¦drico y parad¨®jico, lo cual incluye una genealog¨ªa de c¨®mo esa manifestaci¨®n tard¨ªa de sus inclinaciones art¨ªsticas se fue fraguando desde mucho antes de lo que imagin¨¢bamos o al margen de lo que intu¨ªamos a trav¨¦s de la lectura de sus libros.
Pierre Klossowski
Integral
C¨ªrculo de Bellas Artes
Alcal¨¢, 42. Madrid
Hasta el 12 de enero de 2008
S¨®lo desde el vac¨ªo interior se puede mirar perversamente el mundo y dibujar su infinita estela de espectros
Miembro de una peculiar familia polaca de estirpe aristocr¨¢tica, cuya madre fue, por lo menos, confidente ¨ªntima de Rilke, este trasterrado finalmente ubicado en Francia nos recuerda a esa legi¨®n de polacos a cual m¨¢s peculiar, desde el romancesco escultor Wenceslaw Steinbock de La cousine Bette, de Balzac, al muy real novelista britanizado Joseph Conrad. En cualquier caso, Klossowski, como su hermano Balthus, fueron criaturas de las fervorosas d¨¦cadas de entreguerras del pasado siglo, atronadas por toques de arrebato que encuadraban las formaciones de revolucionarios y m¨ªsticos, muchas veces entremezclados, como, por ejemplo, la ahora tambi¨¦n muy reivindicada Simone Weil. De todas formas, aunque cada uno a su manera, el m¨¦rito de ambos Klossowski fue sobrevivir sin renunciar a nada de lo que hab¨ªa constituido su identidad ¨ªntima, que reun¨ªa en un mismo haz el cielo y el infierno, la racionalidad cartesiana y el deliquio, el placer y el pecado, el refinamiento y la bajeza, lo cl¨¢sico y lo vanguardista.
De todas estas pasiones coci¨¦ndose en la redoma nos dio cumplida cuenta literaria a partir de 1930 Pierre Klossowski, pero restaba esa parte de lo innombrable cuya epifan¨ªa s¨®lo es pl¨¢stica, visual. Es lo que, en la presente exposici¨®n, se nos rescata debidamente contextualizado: sus dibujos de manieristas trazos alargados con un no s¨¦ qu¨¦ de la Escuela de Fontainebleau; sus performances fotogr¨¢ficas o f¨ªlmicas; su caligraf¨ªa de asceta; sus libros, sus documentos... Palabras, trazos o im¨¢genes, todo remite a la celebraci¨®n de la escena original perturbadora, al ¨¦xtasis, a esa jouissance suspendue, que demanda, como no pod¨ªa ser menos, lo imposible: lo hermafrod¨ªtico, la suspensi¨®n de lo identitario, lo incompletable; en suma: lo absoluto. S¨®lo de ese vac¨ªo interior se puede mirar perversamente el mundo y dibujar su infinita estela de espectros. As¨ª que todav¨ªa podemos seguir leyendo a Pierre Klossowski e ir tras la cola de brocado de sus prohibidas gemas figurativas con el mismo enardecido estremecimiento. Es, aunque ya tan lejano, el m¨¢s pr¨®ximo de nuestros pr¨®jimos. -
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