Un pulso mujer-negro
Hasta cierto l¨ªmite y en los estadios iniciales, puede resultar m¨¢s f¨¢cil presentarse en la pol¨ªtica de Estados Unidos como negro que como mujer. Uno de los grandes errores de S¨¦gol¨¨ne Royal en la campa?a a la Presidencia de la Rep¨²blica Francesa fue insistir en que debido a su condici¨®n de mujer se le exig¨ªa m¨¢s que a un hombre. As¨ª se alien¨® una parte del voto femenino que en Francia, sin embargo, es sociol¨®gicamente de izquierdas (y donde m¨¢s del 60% de las mujeres votan por opciones diferentes de sus parejas).
Hillary Clinton ha tenido buen cuidado en no pisar en exceso este charco en el Partido Dem¨®crata de cara a las primarias que empiezan esta semana con el caucus de Iowa. Se presenta como candidata y punto, con sus defectos y virtudes entre las que los sondeos sit¨²an ser "ambiciosa, dura y decir lo que piensa". Barak Obama s¨ª hace gala de su condici¨®n de negro -o, en lenguaje pol¨ªticamente correcto, de afroamericano- e incluso tiene un discurso que tradicionalmente se habr¨ªa descrito como m¨¢s femenino.
Una mujer (aunque pretenda no parecerlo) y un negro (orgulloso de serlo) aspiran a ser candidatos
En su importante apoyo a Obama, la popular presentadora del show de televisi¨®n que lleva su nombre, Oprah Winfrey, se?al¨® su deseo de que por primera vez un negro llegara a la Casa Blanca. Y en esos m¨ªtines conjuntos, que han batido el r¨¦cord de lleno en Estados Unidos para un acto pol¨ªtico, la mayor¨ªa de los asistentes eran negros. La raza cuenta a¨²n, y tanto, en Estados Unidos, y es a¨²n una barrera para Obama.
Un republicano coment¨® que Bill Clinton "hab¨ªa estado con m¨¢s mujeres negras" que Obama, y tuvo que disculparse. Bill Clinton fue en su d¨ªa calificado de "presidente negro" por el apoyo que recibi¨® de este sector castigado de la poblaci¨®n. Luego, en los golpes sucios contra Barak Hussein Obama, se ha llegado a sugerir que era musulm¨¢n, como un abuelo suyo y su padre, pero ¨¦l y su mujer son cristianos.
Que los dos secretarios de Estado en las Administraciones de Bush, Colin Powell y Condoleezza Rice, hayan sido afroamericanos no quita para que, en todo caso, el voto de este sector de la poblaci¨®n haya sido mayoritariamente prodem¨®crata. Y, previsiblemente, seguir¨¢ si¨¦ndolo. Aunque en las primarias se pueda decantar m¨¢s por Obama.
Si finalmente es candidata a la Casa Blanca, no ya frente a Obama sino a un republicano, Hillary Clinton cuenta con una ventaja. No ya atraer el voto femenino, sino que ¨¦ste en Estados Unidos es mayoritariamente prodem¨®crata, como reflejan las encuestas del centro Pew. Si supera las primarias, Clinton tiene m¨¢s posibilidades de ganar entre las mujeres, pero menos por ser mujer que dem¨®crata (el 41% de las mujeres se declara votante dem¨®crata, frente a un 31% de los hombres). Naturalmente algo cuenta su condici¨®n femenina, pero una mayor¨ªa de los estadounidenses (55%) considera ahora que el sexo o g¨¦nero de un presidente no importan. En Espa?a, seg¨²n recientes encuestas del CIS, el apoyo al PSOE frente al del PP tiene una mayor¨ªa femenina, e Izquierda Unida es un partido de electorado esencialmente masculino.
Desde Indira Gandhi, Golda Meir o Margaret Thatcher a, en nuestros d¨ªas, Cristina de Kirchner, Yulia Timoshenko o a la asesinada Benazir Bhutto, parece como si a las mujeres pol¨ªticas se les exigiera un mayor grado de dureza. Hillary Clinton da esa imagen, lo que quiz¨¢s se hab¨ªa convertido en un cierto lastre. Y por eso, desde unos d¨ªas antes de Iowa y de cara las primarias de New Hampshire, ha empezado a cambiar, a mostrarse m¨¢s humana y a adoptar algunos temas de Obama, especialmente el del cambio.
En esta carrera empiezan a no contar tanto la experiencia, de la que Clinton tiene m¨¢s que Obama, como el car¨¢cter, pues un presidente o presidenta de Estados Unidos se va a tener que enfrentar a diario a imprevistos y con poco tiempo para tomar decisiones sobre muchas cosas. Cuenta la capacidad de adaptaci¨®n. En el caso de Hillary Clinton tiene un factor a?adido entre los electores dem¨®cratas (70%) que no los republicanos (16%): que ven como positivo que su marido Bill regrese a la Casa Blanca, como primer caballero o consorte de la presidenta.
En todo caso, este mes que empieza con Iowa el mi¨¦rcoles hasta el megamartes del 5 de febrero, Estados Unidos y el resto del mundo vivir¨¢ un concurso fascinante en el que por primera vez una mujer (aunque pretenda no parecerlo) y un negro (orgulloso de serlo) aspiran ambos a ser candidatos con muchas posibilidades de entrar en enero de 2009 en la Casa Blanca.
ortega@elpais.es
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