Campanadas en la 'parroquia roja'
La iglesia de Entrev¨ªas despide su 'annus horribilis', marcado por el intento de cierre del arzobispado, y recibe 2008 con el ta?ido de su campana
Falta media hora para el nuevo a?o. Hay que darse prisa. La parroquia de San Carlos Borromeo celebra la entrada de 2008 con campanadas y uvas en la calle. Cierra con una fiesta su a?o horrible, su "particular parto de nueve meses", seg¨²n Javier Baeza, uno de los tres curas del templo dedicado a los excluidos en Entrev¨ªas (Puente de Vallecas).
De abril a noviembre de 2007 convivieron con la amenaza del cierre. La jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica -con el arzobispo de Madrid, Antonio Rouco Varela, al frente- no comulgaba con sus liturgias en ropa de calle y rosquillas en vez de hostias. Tras miles de mensajes de respaldo, recogida de firmas, celebraciones, protestas..., una cena discreta con Rouco en noviembre cerr¨® la brecha. Aquel d¨ªa, cuenta Enrique de Castro, otro de los curas, el cardenal Rouco les dijo que la parroquia pasaba a ser un centro pastoral. En la pr¨¢ctica, es lo mismo: se sigue dando misa.
"Hace m¨¢s falta la revoluci¨®n del abrazo que la del poder"
A De Castro ni siquiera un gran resfriado le puede callar. Ha saltado de la cama para comer las uvas en la parroquia. Es reticente a considerar San Carlos Borromeo como bandera de nada, pero reconoce que 2007 ha proyectado la parroquia m¨¢s all¨¢ de Vallecas. "Ojal¨¢ un obispo nos apoyara alguna vez", reflexiona este hombre partidario del evangelio y que huye de las altas esferas eclesi¨¢sticas. "Son de otro planeta", dice del Vaticano. Y proclama: "Hace m¨¢s falta la revoluci¨®n del abrazo y del achuch¨®n que la del poder".
A su alrededor, unas cincuenta personas: menores marroqu¨ªes, voluntarios, ex presidiarios, vecinos... Todos con vaso de pl¨¢stico, uvas, la sidra lista, y pendientes de una campana que debe marcar la entrada del a?o en una torre sin reloj.
En la primera planta del templo, Fernanda y Tonatiuh sintonizan la radio, su gu¨ªa para tirar de la cuerda. Ella, voluntaria desde 2003, sugiri¨® que San Carlos Borromeo pod¨ªa convertirse en una Puerta del Sol "para celebrar que los curas se quedan". Y le encomendaron ser la campanera. Se lo tom¨® tan en serio que estudi¨® v¨ªdeos de fin de a?o en YouTube. Fernanda desea que en 2008 el mensaje de atenci¨®n a los marginados de Entrev¨ªas "se contagie" por todas partes.
Y tira de la cuerda con precisi¨®n matem¨¢tica. "Las campanadas son cada cinco segundos; los cuartos, cada tres", recita Fernanda. Y llegan la algarab¨ªa y los abrazos y achuchones que tanto gustan a De Castro. Como los de Manolo. "Si no fuera por Javier, todav¨ªa estar¨ªa en la c¨¢rcel", asegura. Cuando estaba preso, el cura le aval¨® para que pudiera disfrutar del tercer grado. Durante tres a?os, Manolo vivi¨® entre la celda y el hogar de Javier, abierto a quien m¨¢s lo necesita. Como la parroquia, con una pintada de colores que reza: "No te quedes junto a la puerta". La hicieron dos grafiteros en medio de la larga lista de apoyos que recibi¨® el templo: el te¨®logo de la liberaci¨®n brasile?o Leonardo Boff, actores, pol¨ªticos, abogados... La iglesia plagada de gente abri¨® telediarios y encontr¨® hueco en diarios extranjeros.
Acaba de entrar 2008 y ya no hay focos ni c¨¢maras en Entrev¨ªas. Baeza dice que la lucha no ha terminado, porque a¨²n hay c¨¢rceles de menores y no se ha solucionado el problema en la Ca?ada Real, donde miles de personas viven en malas condiciones. Javier, Enrique y Pepe (el tercer cura) hablan de esas batallas, las de verdad, como las que a¨²n les quedan por librar.
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