La Europa menguante
A falta de utop¨ªas radiantes y de amaneceres que cantan, la Europa de los peque?os pasos est¨¢ al orden del d¨ªa. Con el solsticio de invierno, la libre circulaci¨®n de personas recibi¨® un buen impulso al quedar incluidos siete nuevos pa¨ªses de Europa central y uno mediterr¨¢neo en el Tratado conocido por el nombre de Schengen. Anteayer, 1 de enero, tambi¨¦n la zona euro recibi¨® un suave empuj¨®n con la entrada de Chipre y Malta. Por primera vez un nuevo pa¨ªs de la Europa que fue comunista, Eslovenia, toma el relevo de la presidencia de la Uni¨®n Europea, con un reto de calado en sus manos como es alcanzar el final feliz para la torturada y dif¨ªcil pel¨ªcula de Kosovo: que declare esa independencia a la que tiene derecho sin que nada se rompa, ni la paz ni la marcha de Serbia hacia la integraci¨®n europea.
El horizonte es chato y gris, y se ha desvanecido la quimera de una Europa pol¨ªtica
No hay que utilizar expresiones solemnes ni situar el list¨®n muy alto, pues luego ya se ve qu¨¦ cosechas se recogen. El contraproducente ejemplo de la Constituci¨®n, descarrilada por las consultas francesa y holandesa, muestra el camino que no hay que tomar: la Convenci¨®n que la prepar¨® iba a ser como la Filadelfia de donde sali¨® la Constituci¨®n americana. Nuestros pr¨®ceres, encabezados por Giscard d'Estaing, ya se imaginaban como los iguales de los Founding Fathers (padres fundadores). Tras el fracaso, toda la prosopopeya, bandera e himno, nomenclatura de las leyes y declaraciones de derechos, se fueron por el desag¨¹e.
El horizonte es chato y gris, se ha desvanecido la quimera de una Europa pol¨ªtica, no hay ciudades so?adas en la lontananza, y sin embargo, este a?o de 2008 ofrecer¨¢ momentos cruciales. Los desenga?os ya est¨¢n descontados, de ah¨ª que cualquier avance pueda generar confianza hacia sus instituciones. El primero y m¨¢s indispensable es que los 27 ratifiquen el Tratado de Lisboa. No es una obviedad. S¨®lo Irlanda est¨¢ obligada a hacerlo en refer¨¦ndum y no es ocioso recordar que en 2001 los irlandeses rechazaron el Tratado de Niza, ratificado posteriormente mediante una cl¨¢usula de opting-out para salvaguardar su neutralidad hist¨®rica. Pero es en el vecino Reino Unido donde peor pueden pintar las cosas, con un premier como Gordon Brown, presionado por el euroescepticismo y escasamente motivado por cualquier cosa que llegue del sur del canal.
Si hay ratificaci¨®n antes de fin de a?o, habr¨¢ buenas noticias sobre Europa dentro de 12 meses. La presidencia de la Uni¨®n estar¨¢ en manos de Francia, el pa¨ªs de moda desde que su presidente acapara primeras p¨¢ginas de la prensa en todos sus g¨¦neros, desde el coraz¨®n hasta la filosof¨ªa. Sarkozy quiere liderar de nuevo desde Par¨ªs, ahora que su pa¨ªs ha perdido peso y centralidad en relaci¨®n a Alemania, ha quedado rezagado en competitividad y su lengua ya no cuenta internacionalmente. Y s¨®lo puede paliarlo con activismo e imaginaci¨®n, ingredientes b¨¢sicos para la panoplia de ideas que quiere desplegar este a?o.
De la puesta en marcha del nuevo Tratado destacan dos nombramientos: el del presidente del Consejo Europeo (la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que se re¨²ne cuatro veces al a?o), que puede convertirse en la m¨¢xima figura representativa y protocolaria; y el del Alto Representante para los Asuntos Exteriores y la Seguridad, que ser¨¢ un cargo pol¨ªtico de gran perfil, quiz¨¢s superior al de presidente de la Comisi¨®n. Para el primero, Sarkozy tiene ya candidato, que es Tony Blair. Para el segundo, suenan el italiano Massimo d'Alema, el sueco Carl Bildt y, sobre todo, Javier Solana. El Alto Representante presidir¨¢ el Consejo de Asuntos Exteriores de la UE, ser¨¢ vicepresidente de la Comisi¨®n y tendr¨¢ a su cargo el Servicio Europeo de Asuntos Exteriores, y las delegaciones de la UE en el mundo. En buena parte, el dise?o del puesto se debe a la experiencia expansiva de Solana, por lo que no es extra?o que desde Par¨ªs y desde Berl¨ªn se vea con buenos ojos su candidatura para esta responsabilidad renovada y ampliada. En este nombramiento tambi¨¦n se jugar¨¢ el contenido futuro del cargo: el euroescepticismo apostar¨¢ por un nombre de bajo perfil.
La discreci¨®n ser¨¢ crucial en esta fase. Estos peque?os pasos hay que hacerlos en calcetines, como celebran los ni?os los ritos festivos del cambio de a?o. Aunque parezca menguante, ser¨¢ el momento de crecer. Silenciosamente.
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