"Todos han hecho de la pol¨ªtica algo feo"
Steve Buscemi (Nueva York, 1957) tiene las ideas claras. La fama le incomoda, el dinero le interesa lo justo y no est¨¢ dispuesto a aceptar cualquier trabajo. Ni como actor ni como cineasta. "S¨®lo me involucro en proyectos que me resultan interesantes. Generalmente, historias de relaciones personales con guiones bien construidos". Y, aunque ha hecho incursiones en el cine comercial (Armaggedon), fundamentalmente ha encontrado lo que busca fuera de la industria, en el c¨ªrculo independiente. Como actor fetiche de Jim Jarmusch o Quentin Tarantino, como inspirador de algunos guiones de los hermanos Coen (Fargo y El gran Lebowski) o como director de dramas cinematogr¨¢ficos (Una ¨²ltima copa). Hoy, este camale¨®n que ha estado detr¨¢s de algunos cap¨ªtulos de la serie de televisi¨®n Los Soprano, regresa a las pantallas de cine espa?olas con Interview, remake de la cinta hom¨®nima del desaparecido Theo van Gogh sobre la verdad, la fama y los medios de comunicaci¨®n, que dirige y protagoniza junto a Sienna Miller.
"Me interesa retratar a gente que siente que no acaba de encajar"
"La industria no profesa a los guionistas el respeto que merecen"
Buscemi fue bombero y c¨®mico teatral antes de saltar al cine
"La fama y la celebridad es lo menos interesante de este negocio"
La historia es b¨¢sicamente la de dos personajes heridos. Katya (Sienna Miller), una caprichosa actriz de ¨¦xito, rostro habitual de la prensa rosa y, como tal, objetivo de los paparazzi, y Pierre Peders (Buscemi), un reportero de guerra amargado, de ¨¦tica dudosa, condenado por sus jefes a hacer lo que m¨¢s odia: entrevistar a los famosos. Se repelen al primer vistazo. No aguantan juntos en su primera cita ni una consumici¨®n. Pero un incidente fortuito propicia un nuevo encuentro y el inicio de una dura batalla verbal y psicol¨®gica entre ambos.
Los dos juegan sucio, ensayan sus golpes m¨¢s bajos, discuten, flirtean y mienten entre whisky y whisky y en medio de un intenso juego de seducci¨®n. Y tambi¨¦n los dos salen mal parados de un duelo que pone en solfa el periodismo y el rigor de la profesi¨®n.
?Es as¨ª como ve Buscemi el oficio? "En ning¨²n momento pens¨¦ en hacer de esta pel¨ªcula una reflexi¨®n sobre la fama o la celebridad. Ni sobre el periodismo, necesario e importante", responde. "Lo que me interesaba es contar qui¨¦nes son ellos, ahondar en sus heridas. Es el cine que me mueve. Pel¨ªculas sobre la gente, con personajes impredecibles que tienen problemas, pero que tratan de sobrevivir, aunque muchas veces no hagan lo correcto. Me interesa retratar a gente que siente que no acaba de encajar en la sociedad, porque hay veces que en cierta manera yo me siento as¨ª".
En efecto, en Interview no hay alardes t¨¦cnicos, ni escenogr¨¢ficos. Ni el presupuesto, de un mill¨®n de d¨®lares (679.000 euros), daba para mucho ni Buscemi estaba por la labor de adornar la historia. Le gusta el cine sin maquillajes, sin artificios. Le gusta contar, simplemente eso.
Interview le permit¨ªa hacerlo y aproximarse al mismo tiempo a un director para ¨¦l desconocido hasta entonces. No tiene empacho en reconocerlo. Hasta su asesinato "nunca hab¨ªa o¨ªdo hablar de Theo van Gogh". Ocurri¨® en 2004. Nadie, ni el propio cineasta holand¨¦s, hab¨ªa dado importancia a las amenazas recibidas tras la emisi¨®n en la peque?a pantalla de su corto Submission. Part 1, realizado junto a la escritora feminista Ayaan Iris Ali. Pero presentar a una mujer semidesnuda habl¨¢ndole a Al¨¢ fue una ofensa que muchos se negaron a pasar por alto. Mohammed Bouyeri, un radical islamista de entonces 26 a?os, le mat¨® a tiros cuando pedaleaba en ?msterdam camino del trabajo. Van Gogh logr¨® entonces el cr¨¦dito internacional que no hab¨ªa tenido en vida, pero se qued¨® sin poder materializar uno de sus sue?os: rodar en Nueva York.
Ya en 2003 ¨¦l y el productor holand¨¦s Gijs van de Westerlaken hab¨ªan iniciado los contactos durante el Festival de Toronto para tratar de hacer la versi¨®n norteamericana de Interview, rodada en cinco noches por 150.000 euros. Y a su muerte, Westerlaken y el estadounidense Bruce Weiss siguieron adelante con el proyecto. Se trataba de encontrar a tres directores dispuestos a volver a llevar al cine 06, Blind Date e Interview. Con el mismo equipo que rod¨® las cintas originales y con la misma t¨¦cnica.
Van Gogh trabajaba con tres c¨¢maras simult¨¢neamente: una enfocaba al actor principal, otra a la actriz y la tercera a ambos. Buscemi acept¨® este envite de buen grado: "Es un sistema que agiliza mucho los rodajes, ideal para tomas largas, y hace que los actores se sientan libres para improvisar. Por lo que he visto, Van Gogh amaba a sus actores y les dejaba hacer".
De esta forma, al cineasta norteamericano le bastaron nueve d¨ªas para concluir el rodaje. ?Ha sido tiempo suficiente para hacer la pel¨ªcula que quer¨ªa? En conversaci¨®n telef¨®nica desde Nueva York dice que s¨ª. Y que, adem¨¢s, la siente suya, aunque sea un remake. "Porque no es una copia exacta de la original", advierte. "Modifiqu¨¦ la historia manteniendo la esencia y la hice m¨ªa".
Buscemi, bombero y actor c¨®mico teatral antes de saltar al cine -particip¨® con sus ex compa?eros en las tareas de rescate del 11-S en Nueva York-, tiene claro que no quiere renunciar ni a actuar ni a dirigir, que las dos carreras son complementarias y le hacen crecer. Sus cuatro largometrajes tras la c¨¢mara no han cambiado, asegura, su forma de preparar ni interpretar sus papeles. "Pero s¨ª me han hecho ser m¨¢s respetuoso con los directores con los que trabajo. Conozco las situaciones que tienen que atravesar, las decisiones que tienen que tomar, las presiones a las que se ven sometidos".
Tambi¨¦n sabe y valora como primordial el trabajo de los guionistas. Por eso rompe una lanza en favor de los huelguistas que mantienen en jaque a Hollywood. "La industria no les profesa el respeto que merecen. Sus reivindicaciones son justas. Es de justicia que se mejoren sus condiciones, que aumenten sus ingresos, independientemente de de d¨®nde venga el dinero".
El cineasta norteamericano, que vive en Nueva York, se ha ganado la consideraci¨®n de icono del cine indie con personajes exc¨¦ntricos, movidos, nerviosos, con halo de perdedores. Y ha demostrado que se puede triunfar alejado de la far¨¢ndula de Hollywood. "Para m¨ª, la fama, la celebridad es lo menos interesante de este negocio", sentencia. Pocas veces la utiliza adem¨¢s para reivindicar posiciones pol¨ªticas y sociales.
Ahora que las estrellas del cine y la televisi¨®n estadounidense se declaran a favor de unos y otros en la campa?a de los partidos hacia las presidenciales, ¨¦l se mantiene al margen y casi esquiva la pregunta sobre su pa¨ªs: "En el pasado me he involucrado, cuando creo que es importante me involucro... Hemos atravesado siete a?os malos y tenemos otro m¨¢s con la administraci¨®n de Bush. Pero conf¨ªo en que haya cambios en 2008 y que sean para bien. De todas formas, siento que los dos grandes partidos -dem¨®cratas y republicanos- han hecho de la pol¨ªtica algo feo. Por eso me mantengo al margen".
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