La letra peque?a del f¨²tbol
Todo el mundo sabe que el del Bar?a es uno de los museos m¨¢s visitados del mundo, orgullo del mundo azulgrana. Todo el mundo sabe tambi¨¦n que el museo se debe a Pablo Ornaque, un perico con grado de general.
Por supuesto, Ornaque, que m¨¢s que coleccionista es arque¨®logo, ofreci¨® el museo al Espanyol. "Tengo las piezas m¨¢s importantes del mundo del f¨²tbol desde que el mundo invent¨® el f¨²tbol", vino a decir. "Y adem¨¢s, las ofrezco gratis". Nunca se hab¨ªa creado un museo de tal magnitud, y los directivos de Sarri¨¤ -al abrigo entonces de las palmeras m¨¢s antiguas de la ciudad- dispon¨ªan de una oportunidad ¨²nica. Pero no la aprovecharon o no pudieron aprovecharla.
Los peores augurios rondaban el club, y estaba en peligro el propio campo de Sarri¨¤, donde se acumulaban tantas historias heroicas y tantos amagos de infarto. Al final Sarri¨¤ fue vendido (malvendido, pese a los intentos desesperados de una organizaci¨®n guerrillera, Salvem Sarri¨¤, de la que Ornaque y un servidor form¨¢bamos parte) y no hubo espacio f¨ªsico para el museo, ni para los recuerdos, ni para las ilusiones de una grada que tantos y tantos a?os hab¨ªa latido con un solo coraz¨®n.
Josep Llu¨ªs N¨²?ez fue listo. Comprendi¨® que all¨ª ten¨ªa una oportunidad ¨²nica de lograr para el Bar?a uno de sus baluartes sentimentales. Pero aunque los ideales del socio son perpetuos, los contratos no: gran n¨²mero de las piezas hist¨®ricas cedidas por Ornaque volver¨¢n a ¨¦l en julio, y entonces veremos qu¨¦ pasa, aunque Ornaque siempre ha considerado que las piezas nacidas con el pueblo est¨¢n ah¨ª para que las admire el rinc¨®n sentimental del pueblo.
Esta primera lecci¨®n de la letra peque?a del f¨²tbol -que el museo del Bar?a lo crease un perico- deber¨ªa ir seguida de otras, como una elemental convivencia entre las dos directivas. Tradicionalmente, los presidentes de un club eran socios del otro, y casi todos los altos directivos tambi¨¦n. El propio Casaus, con el que tuve un programa de radio, era socio del Espa?ol, aunque a veces se le apagase el puro.
M¨¢s letra peque?a que merece ser conocida y respetada: los fundadores del Espanyol fueron unos estudiantes catalanes que se reun¨ªan en un banco (de los de sentarse) del Paseo de Gr¨¤cia. Luego les falt¨® el dinero y ya no pudieron sentarse en los bancos (los de cobrar y pagar) del Paseo de Gr¨¤cia. Pero el padre del joven Rodr¨ªguez, fundador del club, era el rector de la Universidad y presidente de la Federaci¨®n Gimn¨¢stica Espa?ola, Rafael Rodr¨ªguez M¨¦ndez. La Federaci¨®n Gimn¨¢stica Espa?ola, en 1900, abarcaba todos los deportes, entre ellos uno llamado f¨²tbol, que acababa de nacer, y por tanto dirig¨ªa todas las competiciones espa?olas. Pues bien, Rodr¨ªguez M¨¦ndez, en un escenario hist¨®rico como el Consell de Cent, cre¨® el comit¨¦ provincial de Barcelona, ra¨ªz directa de la Federaci¨®n Catalana, por lo que cualquier intento de ignorar la catalanidad del Espanyol carece de base hist¨®rica. Por cierto, uno de los colaboradores de Rodr¨ªguez era Gualterio Wild, presidente del Barcelona. Y uno de los socios del Espanyol, tambi¨¦n presidente blaugrana, era Ricardo Graells, amigo de Ricardo Zamora. Por cierto, hay cartas cruzadas entre los dos, unas de Graells, en castellano, a las que Zamora contesta en un impecable catal¨¢n.
En fin, que el f¨²tbol no es s¨®lo gritos ni contratos millonarios. Si ley¨¦semos la letra peque?a (y en el museo del Espanyol, que prepara Ornaque, tendremos mucha) m¨¢s de una leyenda y de una imprecaci¨®n se ir¨ªan al diablo. Que al menos aprendamos de la cortes¨ªa de los viejos fundadores: en una asamblea de la Federaci¨®n Gimn¨¢stica Espa?ola de septiembre de 1900 se hace constar que asistieron "respetables y prestigiosas se?oras, que llevaban a la sesi¨®n todos los encantos que la mujer presta a la vida...". Parece que en eso todos los votos fueron favorables.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.